San José. – Los resultados de la segunda y decisiva ronda de los comicios presidenciales colombianos entre el izquierdista y el centroderechista Rodolfo Hernández surgirán con rapidez al final de la tarde y el principio de la noche del próximo 19 de junio y los cárteles mexicanos tendrán claridad sobre el futuro del multimillonario negocio internacional del narcotráfico desde Colombia como el más importante productor mundial de cocaína.

Como ganadores, en su orden, de la primera vuelta que se realizó el domingo anterior, Petro y Hernández quedaron en el foco de atención hemisférica porque alguno sucederá, a partir del próximo 7 agosto, al actual presidente, Iván Duque, y gobernará por cuatro años: cualquier movimiento de Colombia sobre el narcotráfico repercutirá mundialmente.

Para inquietud de Estados Unidos, mayor consumidor global de estupefacientes, principal financista del combate al narcotráfico en Colombia, promotor de la guerra universal contra sustancias ilícitas y narcotraficantes y reacio a despenalizar las drogas, Hernández planteó legalizarlas y rechazó la fumigación aérea de cultivos ilícitos con glifosato, poderoso herbicida al que se culpa de provocar cáncer.

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Para nerviosismo de Washington, Petro repudió al glifosato, sugirió negociar con los narcotraficantes y abogó por cambiar el paradigma de guerra contra las drogas por “regulación” y transitar de una economía ilegal “de la cocaína” a una de trabajo y producción de alimentos con la que el productor rural “no será judicializado, fumigado o desplazado”.

“La estrategia de Hernández es equivocada por oponerse al glifosato”, afirmó el abogado, socioeconomista y analista político colombiano Rafael Nieto, viceministro del Interior y de Justicia de 2003 y 2004, en el primero de los dos gobiernos de Álvaro Uribe, presidente de Colombia de 2002 a 2010.

“Pero la de Petro es el acabose total: es el fracaso rotundo de cualquier esfuerzo del Estado contra el narcotráfico y es arrodillar al Estado frente a los narcotraficantes”, explicó Nieto a EL UNIVERSAL.

“Petro pretende abandonar cualquier esfuerzo de la Fuerza Pública (policías y militares) contra el narcotráfico y ha dicho públicamente que pretende negociar con los narcotraficantes. Lo dijo claramente: propone una jurisdicción especial para los grupos de narcotráfico”, dijo.

Petro propuso el pasado 25 de enero iniciar “un diálogo judicial, que no político, para desmantelar pacíficamente el narcotráfico. ¿Se puede? Una política de sometimiento colectivo a la justicia de desmantelamiento del narcotráfico. Podemos pasar la página de la violencia y el dolor en la historia y empezar a escribir una página blanca de democracia y paz”.

“Sin aspersión aérea con glifosato ninguna estrategia contra el narcotráfico en Colombia será efectiva. Si no resolvemos el problema del narcotráfico en Colombia tampoco resolveremos los problemas del conflicto armado y de la violencia por la correlación de grupos armados ilegales con el deterioro de la seguridad ciudadana”, subrayó Nieto.

Un fallo constitucional de Colombia ordenó en 2015 al gobierno colombiano, por riesgo a la salud, dejar de usar ese químico para erradicar plantaciones de hoja de coca, materia prima de la cocaína.

En el diálogo desde 2012 en Cuba entre el gobierno colombiano y la ahora disuelta guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que en 2016 puso fin a 52 años de guerra con la firma de la paz, la insurgencia prometió salirse del narcotráfico. Las FARC pidieron en 2013 en Cuba al gobierno suspender la fumigación aérea con glifosato, lo que se concretó entre ese año y 2014.

Nieto señaló que “sin duda” mientras EU se rasca la cabeza con alarma por el futuro de la guerra al narcotráfico con Petro o con Hernández, los cárteles mexicanos, que están en Colombia y controlan la siembra de hoja de coca y el resto de la narcoactividad, se frotan las manos porque con ambos se descarta el glifosato.

A los cárteles mexicanos, las disidencias de las FARC por renegar del proceso de paz, las reincidencias de las FARC que lo aceptaron y luego se salieron y los demás grupos armados ilegales colombianos “les gusta” la actitud de Hernández sobre el químico.

“Eso les ayuda, pero lo que les parece una maravilla es la idea de Petro. Por eso, han dicho: ‘¡Qué maravilla la propuesta de Petro!’. Si gana Hernández quedarían mejor a como están hoy, con Petro estarían en el paraíso. Sin duda, el principal problema de Colombia es el narcotráfico”, relató.

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Dos visiones

El colombiano John Marulanda, coronel en reserva activa del Ejército de Colombia y presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares de Colombia en Retiro, anticipó a este diario que “si gana Petro veremos una conciliación entre el Estado y gran número de narcotraficantes ya condenados en las cárceles o inmersos en el narcotráfico global”.

“Eso sería muy grave para Colombia. Nos puede llevar a insospechados terrenos de violencia colectiva, en especial en la frontera con Venezuela (oriente), en la costa sobre el litoral del Océano Pacífico y en la frontera con Ecuador (sur)”, que son puntos conflictivos de la narcoactividad, añadió.

Si triunfa Hernández, Marulanda recordó que hay un factor crucial de encono: las FARC secuestraron por 135 días al padre de Hernández en fecha sin precisar, mientras que el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra guerrilla comunista que también se alzó en armas en 1964 y participa en el narcotráfico, secuestró y asesinó a Juliana, su única hija, en 2004.

“Con el rencor que Hernández le guarda al ELN y a las FARC, que le secuestraron a su padre y a su hija y la mataron, no ahorrará esfuerzos para que las fuerzas militares y policiales se empeñen a fondo a combatir este flagelo del narcotráfico”, pronosticó Marulanda.

Rumbo a segunda vuelta, Petro y Hernández deberán mostrar sus cartas en la lucha antinarco... bajo la mirada inquieta y nerviosa de EU, principal socio económico y político de Colombia.

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