México y Estados Unidos encaran sus próximas campañas presidenciales en un contexto de relaciones bilaterales delicadas, definidas por el tráfico migratorio indocumentado, el tráfico de opioides y el combate al narcotráfico. La atención fronteriza es más prominente en la narrativa electoral estadounidense que en la mexicana, donde el control migratorio es fundamental para el presidente Biden y exmandatario Trump; y, en México se enfatiza el nearshoring y la protección de la diáspora mexicana en EU. Mientras que México está en camino de elegir por primera vez a una presidenta, el panorama electoral en EU no está tan definido, lo que puede intensificar narrativas populistas. Sin embargo, la posibilidad de que Trump regrese a la Casa Blanca es real.

Ambas candidatas ven esta perspectiva como un riesgo político y un desafío para sus administraciones, anticipando que Trump utilice la ratificación del T-MEC en 2026 y la imposición de aranceles como herramientas de negociación para defender los intereses estadounidenses. Ambos países enfrentan desafíos democráticos, donde existe el riesgo de que los resultados electorales no sean reconocidos, con instituciones bajo ataque que socavan la división de poderes. Independientemente de los resultados electorales, fortalecer los lazos fronterizos y abordar preocupaciones previas a la ratificación del T-MEC en 2026 es crucial para mantener la estabilidad económica regional y cooperación bilateral.

Yussef Farid Núñez. Asociado PJCOMEXI.

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