San José.— En una labor de más de año y medio financiada por una célula del Cártel de Sinaloa aliada a un mafioso de Serbia, seis obreros mexicanos, venezolanos y colombianos construyeron un túnel de 180 metros de longitud con el que se pretendía acceder al restaurante del penal de Castro Castro, en Lima, para intentar la fuga de al menos un narco mexicano, reveló la Policía Nacional de Perú (PNP).
El coronel Víctor Revoredo, jefe de la Brigada Especial contra la Criminalidad Extranjera de la PNP, confirmó que esa unidad policial penetró a la organización delincuencial y comprobó que el operativo fue planificado por el Cártel de Sinaloa, uno de los más importantes de México. De acuerdo con medios peruanos, tuvo un costo de más de medio millón de dólares.
El plan inicial fue que la huida sería del mexicano (no identificado) y de un serbio, identificado como Zoran Jaksic, sentenciado en 2019 por narcotráfico en Perú a 25 años de cárcel y socio del Cártel de Sinaloa, puntualizó. Jaksic es considerado mano derecha del llamado Grupo América, una organización global de narcotraficantes. Por el traslado del serbio —de quien ya se sospechaba podría huir— a otro penitenciario —el de Piedras Gordas—, el paso fue temporalmente clausurado con sacos de cal por la red criminal “para en su momento reactivar esto” y, según datos de inteligencia, conseguir el retorno a esa cárcel “y junto con otros internos efectuar una fuga masiva”, aseveró el coronel. El comandante general de la PNP, general de policía César Cervantes, recorrió el trillo artesanal y explicó a la prensa que fue construido desde una casa ubicada en las inmediaciones del centro penitenciario Miguel Castro Castro, en la localidad de San Juan de Lurigancho, en el oeste de Lima.
Un parte de la PNP obtenido por EL UNIVERSAL detalló que en un operativo efectuado el lunes a las 16:00 horas “se verificó la existencia del túnel” en el interior de una vivienda y que, con unos 10 metros de profundidad, la vía conduce a la prisión. Con un metro 50 centímetros de alto y un metro de ancho, dispone de “suelo afirmado, con instalaciones eléctricas, ventilación y agua, hallándose en el trayecto compartimentos de almacén y descanso, herramientas e indumentaria de construcción”, añadió.
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El general recordó dos casos con respecto a túneles. Por un lado, la fuga en julio de 1990 por uno de 250 metros en ese mismo penal de Víctor Polay Campos, líder terrorista peruano, y de 47 militantes del ahora disuelto Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Polay fue recapturado en junio de 1992 en Lima y purga 35 años de prisión. “Tenemos una humilde experiencia de que ya ha habido una fuga del Castro Castro, (que fue) el caso de Polay Campos, el delincuente terrorista, y también internacionalmente un narcotraficante, El Chapo, de México”, narró.
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La vivienda fue alquilada por un colombiano que, con entre cuatro y seis personas, trabajó año y medio en el túnel. Ninguna fuente oficial de Perú confirmó los reportes extraoficiales que circularon en Lima acerca de que el pasadizo fue diseñado por un mexicano. Perú es una de las bases clave del suministro de cocaína a los cárteles mexicanos del narcotráfico internacional.