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Bruselas.— México es un claro testimonio de cómo el aumento del poder del narco puede terminar por arrebatarle al Estado el control sobre territorios, sostiene el Servicio de Investigación del Parlamento Europeo en un informe en el que examina la situación actual de la paz y seguridad a nivel global.
“Países han perdido o cedido el control de territorios tácitamente a grupos delictivos organizados”, sostiene el documento. Pone como ejemplo a México, que describe como un país económicamente desarrollado, miembro de la OCDE y una democracia electoral establecida, con varios cambios en el poder desde 2002, pero que al mismo tiempo sufre de violencia perpetrada por grupos delictivos organizados, corrupción gubernamental, abusos de derechos humanos por parte de actores estatales y no estatales, “impunidad desenfrenada” y un “severo déficit” de Estado de derecho que limita derechos políticos y libertades civiles.
“El Estado se ha visto tan debilitado por la violencia de los cárteles de la droga y por su propia incapacidad para responder con respecto al Estado de derecho y los derechos humanos, que los cárteles de la droga han ejercido control sobre ciertas comunidades locales”, detalla.
Afirma que la inseguridad causada por actividades delictivas puede ser en ciertas sociedades casi tan perjudicial para el bienestar individual, el desarrollo humano y la cohesión social como los conflictos armados. Sostiene que la tasa de homicidio con relación a la actividad del crimen organizado llega a ser a niveles de guerras civiles.
De acuerdo con el Banco Mundial y la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito, la tasa de homicidio en México pasó de 7.9 asesinatos por 100 mil habitantes en 2007 a 24.8 en 2017. Afganistán, una nación sumida en permanente guerra civil, registra un índice de 3.4 asesinatos por 100 mil habitantes en 2009 y 7.1 en 2017.
La información aparece en la tercera edición del denominado Peace and Security Outlook 2020 publicado por el Servicio de Investigación del Parlamento Europeo y encabezado por la analista Elena Lazarou. El documento analiza la contribución de la Unión Europea a la promoción de la paz y proporciona un panorama global de la situación actual en áreas concretas como conflictos violentos, proliferación de armas de destrucción masiva, seguridad energética, cambio climático, ciberataques, desinformación y terrorismo.
El documento concluye que el ambiente de la seguridad se ha deteriorado durante la última década. Advierte que la crisis provocada por la aparición del Covid-19 está profundizando los problemas existentes, al tiempo que supone un desafío adicional a las tensiones geopolíticas. “La crisis del coronavirus ha acelerado tendencias preexistentes, que mostraban un entorno geopolítico más competitivo, caracterizado por rivalidades entre grandes potencias y el debilitamiento de las garantías multilaterales de seguridad”.
El estudio retoma, entre otros, documentos estratégicos de instituciones oficiales de Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Rusia y China, y concluye con un plan de acción para la UE frente a las perspectivas de futuro. “La necesidad de luchar contra la pandemia y sus consecuencias a nivel mundial es una razón clara para apoyar el multilateralismo”. La acción global contra la pandemia, indica, debe coordinarse con otras iniciativas internacionales.