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Bruselas.— Para desmantelar a la organización responsable de la matanza de nueve personas de la familia LeBarón en los límites entre Sonora y Chihuahua, México requiere emplear tácticas de contrainsurgencia, afirma la agencia estadounidense de inteligencia Stratfor.
“Los grupos criminales que operan en las montañas de esa región están profundamente arraigados y se necesitará de un significativo esfuerzo de contrainsurgencia para erradicarlos”, sostiene.
Señala que esta conclusión es resultado de la cooperación de diversos expertos en seguridad del corporativo y está dirigida a profesionales y organizaciones responsables para anticipar, identificar, medir y mitigar amenazas emergentes. En el documento prevé que el violento incidente resulte en una presión adicional sobre las autoridades mexicanas por parte del gobierno de EU.
Scott Stewart, experto en seguridad y terrorismo en Stratfor, detalla en un análisis que la estrategia de contrainsurgencia debe tener un enfoque holístico, que vaya más allá de los medios militares, al considerar que lo único que diferencia a los cárteles de la droga de los grupos terroristas, como el Estado Islámico (EI), es el objetivo final.
“Mientras que el grupo yihadista quiere controlar el territorio por poder político, los cárteles desean hacerlo con fines de lucro”, dice.
Afirma que las condiciones geográficas, por ejemplo, terrenos de difícil acceso, montañas y desiertos son un factor clave para la proliferación de la insurgencia criminal, pero es aún más importante el componente humano, porque ninguna organización puede prosperar sin contar con el apoyo de la población local, que acorralada por la ley de “plata o plomo”, brinda refugio, fuerza laboral y apoyo material y logístico.
De ahí el fracaso de la estrategia mexicana contra las drogas, debido a que, incluyendo al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el enfoque ha sido la creación de instituciones y tratar de reformar a las “corruptas fuerzas policiacas”, en vez de atender los problemas subyacentes que facilitan la insurgencia criminal.
“Para tener éxito, una campaña de contrainsurgencia debe debilitar a las fuerzas insurgentes mientras se construye la legitimidad del gobierno. El enfoque antiterrorista de México contra los cárteles ha debilitado a muchos de los grupos, causando el colapso de varios, pero ha hecho poco para detener la corrupción o mejorar la legitimidad de su gobierno”, indica.
“Esto ha permitido que los delincuentes aprovechen el vacío de autoridad y de gobierno”, detalla en su análisis Stewart, exagente especial del Departamento de Estado estadounidense.
Sostiene que hasta que la autoridad federal progrese sobre el terreno en materia de gobernabilidad, corrupción, impunidad y confianza ciudadana, los cárteles “continuarán prosperando”.
También propone tomar en consideración las lecciones históricas en la lucha contra la insurgencia, en Afganistán, Irak y Siria. “Los locales ven a las fuerzas que conducen la contrainsurgencia como foráneos. Para las comunidades insulares en las montañas mexicanas, las tropas federales son casi tan extranjeras como las tropas estadounidenses en Afganistán (...) En esencia, la contrainsurgencia es realmente más un arte que una ciencia, lo que significa que requiere mucha previsión, paciencia y comprensión cultural”.
Reitera que el enfoque requiere utilizar todas las herramientas a disposición de los gobiernos nacionales, estatales y locales.