Bruselas.— Los cárteles mexicanos están intensificando sus actividades en suelo comunitario con la intención de diversificar sus negocios clandestinos más allá del trasiego de cocaína, revela un informe elaborado conjuntamente por la Europol y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
El reporte sostiene que los narcos mexicanos están operando en la Unión Europea (UE) a través de representantes y enlaces independientes que facilitan la cooperación con organizaciones delictivas locales. Clasificado en su versión pública como Cocaine Insights 1, el estudio financiado por la Unión Europea examina la evolución del negocio de la cocaína y el proceso que condujo al fin de los oligopolios para dar paso a la era de la ley de la selva, así como sus implicaciones en el tráfico de América Latina a Europa.
El documento describe a los cárteles mexicanos como “organizaciones criminales multinacionales muy activas en el mercado global de drogas”.
Señala que estas “sofisticadas organizaciones” suelen estar involucradas en cuatro áreas específicas: tráfico de drogas, desde el suministro de precursores hasta la producción, el almacenamiento, el transporte y la distribución; servicios públicos de seguridad, incluyendo el alquiler de sicarios; servicios de asistencia legal para facilitar procedimientos judiciales, y operaciones financieras.
“En la Unión Europea, estas organizaciones utilizan representantes o intermediarios independientes para cooperar con las organizaciones de tráfico de drogas (...) Si bien las organizaciones criminales mexicanas antes sólo estaban involucradas marginalmente en Europa en el tráfico de drogas, incluyendo la cocaína, recientemente han intensificado sus actividades en el continente [particularmente en la producción local de metanfetamina de cristal]”.
Todo indica que los narcos mexicanos pretenden cortarle eslabones a la cadena de suministro, quieren hacer a un lado a los intermediarios y encargarse ellos mismos de orquestar los envíos de América Latina hacia Europa, en donde bandas locales europeas se encargarían de la distribución y venta. El documento cita el caso del Cártel de Sinaloa, que intentó crear un puente de suministro entre Colombia y Catania, la segunda ciudad más poblada en la isla de Sicilia.
“El cártel tenía como fin desarrollar una nueva ruta para el envío de grandes cargamentos en aviones desde Colombia a pequeños aeropuertos de Italia”, señala.
De acuerdo con el reporte, además hay indicios de la reciente incursión de cárteles mexicanos en el cultivo y producción de coca en suelo colombiano: “Probablemente han podido llegar tan profundo en la cadena de suministro de la cocaína por la (...) ventaja que ofrece su larga historia de colaboración con los traficantes colombianos, el conocimiento íntimo del comercio ilícito de cocaína y el lenguaje común”.
Otro fenómeno nuevo es la desaparición de la barrera de la identidad nacional, es decir, hay una cooperación cada vez mayor entre las distintas organizaciones de tráfico de drogas con sede en Europa: “Es factible que el dinámico mercado global de la cocaína continúe generando tales patrones de colaboración en la adquisición y tráfico en el futuro”, indica el reporte. Quedan preguntas por esclarecer. No se sabe el alcance de la presencia de las redes criminales latinoamericanas en Europa ni la función exacta que desempeñan para mantener los flujos. Tampoco se conoce quiénes son los principales interlocutores europeos con presencia en Sudamérica, a fin de adquirir grandes cargamentos.
Lee también: CJNG amplía sus tentáculos: llega a Hawái y tiene presencia en 23 estados mexicanos, dice la DEA