Madrid.- La expresión de que la música es una medicina para el alma, adquiere un significado especial en los hospitales, cuando los enfermos tienen la oportunidad única de disfrutar en vivo de los artistas que, movidos por la solidaridad, interpretan canciones y tocan sus instrumentos para todos y cada uno de ellos.
Cuando estas actuaciones musicales se producen en fechas navideñas, su simbolismo se agranda por las muchas evocaciones de la época, entre ellas la de disfrutar las fiestas en casa y en familia, algo que los enfermos están impedidos de hacer.
Los voluntarios de la agrupación Músicos por la Salud acuden desde 2015 a hospitales y otros centros para humanizar la experiencia sociosanitaria, amenizar la estancia de los pacientes y aportarles momentos de respiro y alivio, convencidos como están de que la música mejora el bienestar físico y mental.
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“Cuando cantamos en residencias de mayores, las rancheras, las copas y los pasodobles son los más típicos. Si estamos en hospitales elegimos canciones alegres porque es lo que más gusta, ya que bastante mal lo están pasando en el hospital como para interpretar canciones tristes. Siempre desde luego con un mensaje positivo y de alegría”, señala a EL UNIVERSAL Elena Macías quien, acompañada de su guitarra, busca animar a los enfermos para que desconecten por un rato de su realidad.
Tras el arribo de la pandemia a principios de 2020, la labor de Músicos por la Salud se ha vuelto más necesaria que nunca, ya que algunas medidas restrictivas siguen vigentes y las visitas de los familiares todavía no se han normalizado, por lo que los enfermos echan más en falta estar acompañados. Mayores, discapacitados, niños, enfermos en UCI (Unidades de Cuidados Intensivos), pacientes oncológicos e ingresados de media y larga estancia, son los perfiles del público al que atiende la agrupación sin fines de lucro. Por las restricciones, el 80% de los conciertos se hacen online.
Son muchas las experiencias positivas de Elena en su periplo solidario por los hospitales, pero la cantante recuerda una especialmente entrañable, aunque tuviera un triste desenlace.
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“Javi era un chico de 17 años que estaba ingresado en la UCI, porque le habían trasplantado el corazón. Yo siempre pregunto qué canción quieren escuchar. Y Javi no me pidió una canción para él, sino para su madre. Me dijo que le gustaba mucho Alejandro Sanz y su madre me pidió `Corazón partío´. Empecé a cantarla y su madre también comenzó a cantársela a él, a pleno pulmón. Cuando acabé, le prometí a Javi que regresaría a la semana siguiente para cantarle algunas de las canciones que me había pedido. Pero por desgracia, no superó la operación. Siempre digo que ese nexo de unión que se creó entre madre e hijo fue a través de la música”, agrega la artista que participa en las acciones de voluntariado desde hace tres años, realizando entre cinco y siete actuaciones a la semana.
Desde la llegada del Covid-19 en 2020, Elena lleva siempre cubrebocas cuando actúa en los hospitales, al igual que el resto de sus compañeros. Si la situación lo requiere, utiliza también el equipo de protección especial (EPI).
“Es muy difícil acostumbrarse a la mascarilla, porque cuesta respirar, pero llega un momento que te acostumbras. Sabes que es algo puntual, mientras que los enfermos tienen que estar permanentemente con la mascarilla durante todo el día. Sólo por verles las caras de ilusión, merece la pena el esfuerzo de llevar la mascarilla o el EPI que corresponda en cada sitio”, subraya.
“Hay una aceptación increíble, incluso en las UCI. Siempre te agradecen mucho el concierto, porque les recuerda algún momento especial y al final es un viaje a la parte más bonita de tu vida. La música nos acompaña siempre, y ahí es donde te das cuenta, en los momentos trágicos, más duros”, relata la cantante.
Músicos por la Salud creó expresamente en 2020 la iniciativa #LaCancionMasImportante, para apoyar a pacientes y al personal sanitario en su lucha contra el Covid-19. Lo hicieron mediante conciertos que, durante el confinamiento, los músicos grababan en sus casas para expresar su agradecimiento a viva voz.
“Al principio hacíamos conciertos al uso, con el músico tocando y el público sentado. Pero la gente se distraía. En una ocasión llevamos a una cantante que recorría la sala, hablando con todo el mundo y preguntando qué canción querían escuchar. Todos participaban y a partir de entonces cambiamos el modelo y buscamos microconciertos de proximidad y participativos”, asegura por su parte Guillermo Giner, presidente y fundador de Músicos por la Salud.
“El músico ideal es un cantante que se autoacompañe con un instrumento, porque tiene capacidad de improvisación y de atender cualquier petición, además de arrastrar a las personas para que todos canten, que es lo que perseguimos”, indica.
“Lo que hacemos normalmente son microconciertos, actuaciones de poca duración y a corta distancia. En dos horas visitamos cuatro servicios, de unos 30 minutos cada uno. Por lo general, cuidados intensivos, oncología, hemodiálisis y salud mental. Vamos donde el hospital dice que más falta hacemos”, concluye el presidente de Músicos por la Salud.
La asociación cuenta con más de mil 500 músicos adheridos y ha beneficiado a más de 400 mil personas desde su fundación. Algunos artistas reconocidos internacionalmente también han participado en las campañas solidarias de Músicos por la Salud, entre ellos Pablo Alborán, Amaral, Jorge Drexler, Sole Jiménez, Ismael Serrano y Alex Ubago.
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