San José. – La decisión del gobierno mexicano de demandar por la vía civil en Estados Unidos a fabricantes estadounidenses de a las que culpó de presunta negligencia ante la crisis de inseguridad y muerte en México, abrió un debate sobre la supuesta responsabilidad de los productores mexicanos de balas frente a los mortales escenarios de inseguridad que azotan a y el Caribe.

Si las escopetas, ametralladoras, pistolas, carabinas, fusiles, subfusiles, revólveres o ametralladoras son inservibles sin municiones, las balas tampoco sirven para nada sin armas de fuego, por lo que la polémica está planteada. ¿Hay una culpa compartida entre productores de armas, de un lado, y de municiones, del otro, por su aporte al creciente deterioro de la ?

México planteó el 4 de agosto pasado una demanda civil en EU contra cinco empresas estadounidenses manufactureras de armas de fuego a las que culpó de presunta negligencia y responsabilidad frente a la mortal y sangrienta crisis mexicana violencia e inseguridad que recrudeció en el siglo XXI.

“La munición mexicana, sin control, contribuye para la implementación de una política de muerte y violencia en América Latina y el Caribe”, dijo el brasileño Antonio Rangel, experto y consultor internacional de foros como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de gobiernos en control mundial de armas y balas.

“La exportación de munición mexicana para América Latina para cualquiera, principalmente para el crimen organizado de nuestros países, sí debería llevar a la penalización por causar tanta muerte y sufrimiento en nuestros países, y por armar al brazo de la criminalidad en la región”, explicó Rangel a EL UNIVERSAL.

“La ‘duplicidad’ de los gobiernos mexicanos continúa intocable. Discurso avanzado de control de armas y municiones a nivel internacional”, mientras los productores privados de México “se tornaron en uno de los más importantes vendedores de municiones para el narcotráfico latinoamericano”, afirmó.

“No fue por acaso (que) la ONU constató que los lucros en la venta de municiones son casi el doble que la venta de armas de fuego. Sin control, vendiendo principalmente para el narcotráfico, las ganancias son estratosféricas, y corrompen las autoridades públicas encargadas de la fiscalización”, agregó.

Tras ser instructor de armas de fuego en el Regimiento de la Escuela de Infantería del Ejército de Brasil , Rangel fue consultor de Viva Rio, centro brasileño no estatal de investigación para control mundial de armas y demás pertrechos, y de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD)en Austria.

Autor del libro ¿Armas para qué?, colaboró con los gobiernos de Estados Unidos y de 14 países de América Latina y África en políticas sobre armas y municiones y se unió a la (no estatal) Red internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (IANSA por sus siglas en inglés), con oficina de enlace en la ONU en Nueva York. A inicios del siglo XXI representó al gobierno de Brasil en conferencias de armamentos, accesorios y partes.

Al recordar que, en sus labores internacionales, en 2005 viajó a Paraguay, narró a este diario que, en una visita a armerías paraguayas, se sorprendió con que “no había prácticamente armas y municiones brasileñas para venta”.

“Los comerciantes nos contestaban: ‘Se tornaron muy caras. Pero tenemos munición mexicana, por buen precio ’. De hecho, lo que no faltaba era munición mexicana para venta para cualquiera, incluso para el crimen organizado brasileño”, narró.

Contrabando

El Estudio Mundial sobre Tráfico de Armas de Fuego, que ONUDD difundió en julio de 2020, reveló que 75% (unos 130 mil) de los homicidios (173 mil) que ocurrieron en América en 2017 fueron cometidos con armas de fuego.

“En materia de lo que representa o impacta la violencia homicida en el continente, las muertes por arma de fuego ocupan el primer lugar en la mayoría de los países, si no en todos”, confirmó la comunicadora social guatemalteca Liduvina Hernández, directora ejecutiva de la (no estatal) Asociación para el Estudio y Promoción de la Seguridad en Democracia, de Guatemala.

“De manera que tanto el arma en sí misma como la munición hacen el conjunto que lleva a esta circunstancia lamentable”, explicó Hernández a este periódico.

“La responsabilidad es compartida entre fabricantes de armas y fabricantes de municiones. No se trata de discutir qué va primero, si el huevo o la gallina, porque sin armas de fuego industriales se ve que se han construido armas artesanales”, describió.

A criterio de la costarricense Ana Yanci Espinoza, investigadora de la (no estatal) Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, de Costa Rica, “la responsabilidad es compartida” por productores de las armas y de las cargas.

“Hay un enfoque fuerte en el tema de las armas y una renuncia a mencionar las municiones. Y ahí está ahora el gran negocio del tráfico de armas . Las (cifras de) cantidades de armas que se encuentran y decomisan son bastante ‘recatadas’ y las de municiones (son) crecientes”, relató Espinoza a este medio.

“Ahí reside el negocio: venta del insumo (bala) que se gasta. Fácil rasgarse las vestiduras y son parte del problema”, alegó.

Datos oficiales mostraron que México, EU, Rusia, China, República Checa y Brasil son algunos de los principales vendedores de proyectiles en América Latina y el Caribe, en un negocio en el que compiten España, Taiwán, Corea del Sur, Israel y Bélgica, entre otros proveedores que se disputan un apetecido mercado hemisférico .

El ejemplo de Guatemala, una de las naciones más violentas de América, exhibió la presencia mexicana. El (no estatal) Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible de Guatemala reveló el viernes pasado que, en 2019, ese país importó 12 millones 472 mil 500 balas de México y 14 millones 996 mil 550 de EU.

Solo superados por los estadounidenses, los exportadores mexicanos fueron los segundos principales clientes en 2019 de los importadores guatemaltecos.

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