Nueva York.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo ayer que la segunda mujer que acusó de agresión sexual a su candidato a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, no tiene credibilidad porque estaba “borracha” y desestimó sus señalamientos denunciando injerencias de los demócratas.
“La segunda acusadora no tiene nada. Ella piensa que podría haber sido él, tal vez no”, dijo Trump a los periodistas en Nueva York. “Ella ha admitido que estaba borracha. Ella admite que tiene un lapsus [mental]”, agregó.
Deborah Ramirez, una compañera de universidad de Kavanaugh, lo acusó de haberse exhibido en una fiesta en la década de 1980 y de haberla obligado a tocarle los genitales.
Esta acusación salió a la luz después de que la académica Christine Blasey Ford denunciara otra supuesta agresión sexual un poco antes, cuando Kavanaugh estaba en preparatoria.
Pese a las acusaciones, el presidente Trump ha mantenido el apoyo a su candidato. Para el magnate estadounidense, colocar a un juez conservador en un cargo vitalicio en la alta corte sellaría su objetivo de poner en minoría a los jueces progresistas o moderados durante muchos años en el tribunal.
Esta jurisdicción dirime cuestiones fundamentales de la sociedad estadounidense, como el derecho al aborto, a portar armas de fuego y los derechos de las minorías.
Las acusaciones contra Kavanaugh, desconocidas hace tan sólo dos semanas, han incrementado la presión de la minoría demócrata en el Senado, que pide que la audiencia prevista para el jueves sea pospuesta para que el FBI pueda investigar ambos casos.
Ayer, la vocera presidencial, Sarah Sanders, dijo a la cadena ABC que la Casa Blanca estaría abierta a sumar a la segunda denunciante en la audiencia que se realizará mañana ante la Comisión Judicial del Senado y en la que comparecerá Ford. La Comisión Judicial anunció que él viernes, un día después de la audiencia, votará la confirmación de Kavanaugh en una sesión plenaria, en una cámara en la que los republicanos tienen una mayoría de 51-49.