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La mayoría de los líderes provinciales del partido del presidente Robert Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), pidieron ayer su dimisión y aseguraron que es demasiado mayor y está incapacitado para seguir al frente del país.
Según informó la televisión nacional ZBC, bajo el control de los militares desde que el martes pasado se levantaran contra el gobierno, ocho de los 10 Comités Coordinadores Provinciales (PCC) del ZANU-PF dieron la espalda a Mugabe, quien tiene 93 años y lleva 37 en el poder.
Los líderes provinciales del partido llamaron a una reunión especial del Comité Central del partido, el órgano encargado de tomar las decisiones, a celebrarse en un plazo de 48 horas para discutir la actual situación política. Al llamado se sumaron también los veteranos de guerra.
Según el diario The Herald, autoridades del ZANU-PF pidieron que Grace, la esposa de Mugabe cuyas ambiciones políticas desataron la crisis, renuncie al partido. Un miembro de alto rango del ZANU-PF dejó claro que la agrupación quiere que deje el poder. “Si se pone terco, acordaremos que sea despedido el domingo”, dijo la fuente. “Cuando eso esté hecho, habrá un juicio político el martes”, agregó.
Mugabe apareció en público el viernes por primera vez desde el inicio de la crisis, al abrir una ceremonia de graduación de la Universidad Abierta de Zimbabue. El único líder que Zimbabue conoce desde su independencia de Reino Unido en 1980 insiste en que todavía es el legítimo presidente del país.
El ejército ha tratado con cuidado a Mugabe, quien la semana pasada destituyó a su vicepresidente, Emmerson Mnangagwa. El Herald sostuvo que el ZANU-PF quiere que Mnangagwa vuelva a estar en funciones ya que su salida se dio “sin el respaldo del comité central”.
Muchos zimbabuenses sospechan que el plan del ejército es entregarle el poder a Mnangagwa. En caso de que sea cierto, los militares esperarían hasta que quien fuera confidente de Mugabe por décadas recupere su puesto como vicepresidente antes de acordar la renuncia del líder. Según la Constitución de Zimbabue, en caso de dimisión, fallecimiento o impedimento del presidente para ejercer sus funciones su sucesor es el vicepresidente hasta que haya nuevas elecciones.
Por lo pronto, Mnangagwa regresó ya al país. Tras su destitución, el 6 de noviembre, se había exiliado, aunque no por ello dejó de criticar a Mugabe y a su esposa, acusándolos de creerse “semidioses”.
Mugabe tiene poco respaldo popular en la capital, un semillero de apoyo para la oposición que ha aprovechado la ira y la frustración por su manejo de la economía, que se derrumbó en 2000 tras una serie de tomas de granjas que eran propiedad de miembros de la minoría blanca. El desempleo roza ya el 90%.