Decenas de ciudades a lo largo y ancho de Estados Unidos vivieron un fin de semana de protestas, saqueos y toques de queda.
Por sexto día consecutivo, este domingo miles de personas volvieron a salir a las calles para manifestarse por la muerte de George Floyd, un afroestadounidense de 46 años, bajo custodia policial el lunes pasado.
Casi 50 ciudades se sumaron a las protestas y en más de una decena de estados las autoridades impusieron toques de queda.
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La mayoría de las protestas comenzaron de forma pacífica, y varias se mantuvieron así.
Pero en una gran cantidad de casos, los manifestantes se enfrentaron con la policía, incendiaron automóviles, destrozaron propiedades o saquearon tiendas, lo que llevó a activar la Guardia Nacional en 15 estados y Washington D.C.
Algún han visto un paralelismo con unos disturbios ocurridos en Inglaterra en 2011, cuando una protesta pacífica por un hombre que la policía mató a tiros se convirtió en cuatro días de disturbios, con saqueos generalizados y edificios incendiados.
Pero ¿cómo se propagan las protestas y por qué algunas se vuelven violentas?
En BBC Mundo te contamos algunas claves para entenderlo.
1. Las protestas se extienden cuando hay una identidad compartida
Incidentes como la muerte de Floyd pueden "convertirse en un desencadenante, porque simboliza una experiencia más amplia, entre un número mucho mayor de personas, sobre la relación entre la policía y la comunidad negra", dice el profesor Clifford Stott, experto en comportamiento de multitudes y vigilancia del orden público en la Universidad de Keele.
Las confrontaciones son particularmente probables cuando hay desigualdades estructurales, agrega.
Stott estudió ampliamente los disturbios de Inglaterra en 2011 y descubrió que se extendieron porque los manifestantes en diferentes ciudades se identificaron entre sí, ya fuera por su origen étnico o porque compartían una aversión por la policía.
Esto significaba que, mientras la policía parecía estar abrumada, los manifestantes en diferentes distritos se sentían facultados para movilizarse.
2. La forma en la que responde la policía es importante
Las protestas violentas son menos probables cuando la policía tiene una buena relación con la comunidad local, pero la forma en que reaccionan a las manifestaciones en el día de la acción también es importante, dicen los expertos.
"Los disturbios son producto de interacciones, en gran medida relacionadas con la naturaleza de la forma en que la policía trata a las multitudes", considera Stott.
Por ejemplo, agrega, aunque haya una gran multitud de manifestantes, las tensiones pueden comenzar con solo unas pocas personas que se enfrenten a la policía.
Sin embargo, "la policía a menudo reacciona ante la multitud como un todo", y si la gente siente que el uso de la fuerza policial contra ellos no está justificado. Esto aumenta su mentalidad de "nosotros contra ellos".
Ese último elemento "puede cambiar la forma en que las personas se sienten sobre la violencia y la confrontación; por ejemplo, pueden comenzar a sentir que la violencia es legítima dadas las circunstancias".
Darnell Hunt, decano de ciencias sociales en la Universidad de California en Los Ángeles, cree que la policía en Estados Unidos "aumentó su agresividad" durante el fin de semana.
"Desplegar la Guardia Nacional, usar balas de goma, gases lacrimógenos y gas pimienta, estas son una variedad de tácticas policiales que pueden exacerbar una situación ya tensa".
Es un patrón que también se ha visto en otras protestas en todo el mundo.
Por ejemplo, en 2019, Hong Kong vio siete meses de protestas antigubernamentales, que comenzaron como pacíficas y terminaron siendo cada vez más violentas.
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Los expertos destacan una serie de tácticas policiales que fueron vistas como mano dura -incluido el lanzamiento de grandes cantidades de gas lacrimógeno a los jóvenes manifestantes-, como lo que galvanizó a los manifestantes y los hizo más conflictivos.
Stott argumenta que las fuerzas policiales que han invertido en capacitación de reducción de la escalada tienen más probabilidades de evitar la violencia en las protestas.
Y pone de ejemplo las protestas que se mantuvieron pacíficas durante el fin de semana, como las de Camden, Nueva Jersey o Coral Gables, en Florida, donde los oficiales se unieron a los residentes en una marcha contra el racismo.
3. Depende de lo que está en juego
La psicología moral puede ayudar a explicar por qué algunas protestas se vuelven violentas, dice Marloon Moojiman, profesor asistente de comportamiento organizacional en la Universidad de Rice.
El sentido de moralidad de una persona es fundamental para la forma en la que se ve a sí misma, por lo que "cuando vemos algo inmoral nos crea sentimientos fuertes, porque sentimos que nuestra comprensión de la moralidad debe ser protegida".
"Esto puede anular otras preocupaciones que las personas tienen sobre el mantenimiento de la paz", porque "si crees que el sistema está roto, querrás hacer algo realmente drástico para demostrar que eso no es aceptable".
Esto puede aplicarse a un amplio gama de creencias: por ejemplo, en un caso extremo, alguien que cree que el aborto es un ultraje moral puede decir que está bien bombardear una clínica en la que se lleva a cabo la interrupción del embarazo, considera.
La investigación sugiere que las redes sociales también podrían hacer que las personas sean más susceptibles a respaldar la violencia, si creen que sus amigos tienen los mismos puntos de vista morales que ellos, agrega.
4. El saqueo y el vandalismo son más complicados de lo que parecen
En EE.UU. cientos de empresas han resultado dañadas y ha habido un saqueo generalizado en Los Ángeles y Minneapolis durante el fin de semana.
Sin embargo, Stott advierte que si bien es fácil suponer que los disturbios y las multitudes son "irracionales y caóticos", nada de eso es cierto. "Es altamente estructurado y significativo para las personas que participan en ellos".
"Hasta cierto punto, el saqueo es una expresión de poder", dice.
En esa línea, "los ciudadanos negros pueden haberse sentido sin poder en relación con la policía, pero en el contexto de un disturbio, los manifestantes se vuelven momentáneamente más poderosos que la policía".
El estudio de disturbios anteriores muestra que con frecuencia los lugares que son saqueados suelen tener que ver con grandes empresas, y que el pillaje "a menudo se relaciona con la sensación de desigualdad en las economías capitalistas", dice.
Hunt estudió los disturbios de Los Ángeles en 1992, que se desencadenaron después de que cuatro policías blancos fueron absueltos por la golpiza a Rodney King, episodio que fue grabado.
El académico cree que hay "una larga historia de focalización o selectividad" en vandalismo y saqueo.
"En los levantamientos de Los Ángeles, a menudo se veían pintadas con aerosol en negocios pequeños para que los manifestantes los eludieran".
Sin embargo, tanto Stott como Hunt advierten que el saqueo es complicado, especialmente porque en ella participan actores con diferentes motivaciones, incluidas personas en situación de pobreza y delincuentes organizados.
5. Las protestas son eventos importantes para muchas personas
La idea de que las protestas violentas son eventos específicos y significativos para los participantes también puede explicar por qué el saqueo ocurre en algunas manifestaciones, pero no en otras.
En Hong Kong, por ejemplo, los manifestantes rompieron escaparates, lanzaron bombas de gasolina a la policía y desfiguraron el emblema nacional, pero no hubo saqueos.
Lawrence Ho, especialista en gestión policial y de orden público en la Universidad de Educación de Hong Kong, cree que esto se debe a que esas protestas fueron provocadas por acontecimientos políticos, en lugar de a la discriminación y desigualdad social.
"El vandalismo fue dirigido a tiendas que se considera que tienen una fuerte conexión con China continental. Fue un intento deliberado de transmitir un mensaje", considera.
Y entonces ¿cómo se puede prevenir la violencia?
Los expertos en orden público dicen que para la policía es clave ser considerada un ente legítimo.
"Una buena actuación policial trata de evitar la mentalidad del "nosotros" y "ellos", y también la sensación de que la policía puede actuar de manera que la gente considere ilegítima", dice Stott.
Ho también cree que la negociación es la mejor manera para eludirlo.
Pero "una de las cosas más difíciles hoy en día es que muchas protestas no tienen un líder. Si no puedes encontrar al líder, no puedes negociar con ellos", matiza.
En términos más generales, agrega, los políticos pueden mejorar las cosas o empeorarlas en función de su enfoque sobre el diálogo.
Sin embargo, los disturbios pueden ser un síntoma de la existencia de tensiones profundas y problemas complicados que no tienen una solución fácil.
Hunt dice que los disturbios de Estados Unidos de esta semana son los más graves desde 1968, después de que Martin Luther King fue asesinado.
"No se puede pensar en la brutalidad policial y el perfil de ciertas comunidades sin tener en cuenta las desigualdades que existen en la sociedad y alimentar esas preocupaciones", dice.
"El caso de George Floyd no fue la causa, fue más la gota que colmó el vaso", subraya.
"La causa subyacente es la supremacía blanca, el racismo y cuestiones que Estados Unidos no ha tratado profundamente".
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