El Cairo.— El islamista Mohamed Mursi, primer ministro electo democráticamente en Egipto en 2012 y perteneciente a los Hermanos Musulmanes, murió ayer durante una audiencia en el tribunal en El Cairo, a seis años de su destitución.
El exmandatario de 67 años se encontraba en una sesión de juicio en su contra por el cargo de espionaje, aunque también era acusado de actos de terrorismo, en uno de los tantos procesos judiciales abiertos en su contra, cuando se desplomó.
“El tribunal le acordó el derecho de hablar durante cinco minutos. Cayó al suelo en el banquillo de los acusados y fue llevado rápidamente al hospital”, donde murió, se informó en un comunicado de la fiscalía egipcia. “Llegó al hospital exactamente a las 16:50 [hora local] y no tenía heridas visibles en el cuerpo”, agregó el fiscal Nabil Sadeq.
La familia de Mursi había dicho previamente que su salud se había deteriorado en prisión y que rara vez se les permitía visitarlo. Una fuente médica dijo que Mursi murió de un paro cardíaco.
La salud de Mursi se había deteriorado con el paso de los años en su detención, la mayor parte de los cuales los pasó recluido en la prisión de Borg al-Arab, ubicada en el paraje desértico al oeste de la ciudad mediterránea de Alejandría. Mursi cumplía una sentencia de 20 años de cárcel por una condena relacionada con la muerte de manifestantes durante las protestas de 2012 .
Desde esa prisión era trasladado a la capital en avión para comparecer en los juicios abiertos contra él, y sólo en esas ocasiones se le pudo ver en los últimos años, siempre detrás de las rejas de la jaula de los acusados.