La venezolana Jacqueline Saburido, símbolo de las campañas contra accidentes de auto causados por conductores ebrios, falleció a los 40 años la semana pasada.
La Comisión de Bebidas Alcohólicas de Texas (EU), con la que Saburido colaboró durante años para luchar contra el consumo de alcohol entre los conductores, confirmó su muerte.
"Ella era maravillosa, tenía un gran sentido del humor, una mujer increíble que se convirtió en una inspiración para mí", dijo Terry Pence, director de la División de Seguridad del Tráfico de Texas, a BBC Mundo.
Saburido tenía tan sólo 20 años cuando un accidente le cambió la vida.
Hija única, vivía con su padre en Caracas tras el divorcio de sus progenitores. Le encantaba ir a la playa, bailar y salir con sus amigas.
Quería ayudar a su padre a dirigir su fábrica de aire acondicionado después de terminar sus estudios de ingeniería industrial en la universidad.
Pero primero quería aprender a hablar inglés correctamente.
Así fue como en el año 1999 decidió aprovechar las vacaciones de verano para pasar unos meses en Estados Unidos.
Una trágica noche de fiesta
Eran las cuatro de la mañana y Saburido volvía de una fiesta en el coche de una amiga.
Natalia Bennett conducía el auto, ella estaba en el asiento de copiloto y otras dos amigas estaban en el asiento de atrás.
En la misma carretera conducía Reggie Stephey, de 18 años, quien también estaba volviendo a casa.
El joven había bebido y poco antes de llegar a su casa cruzó la franja que separaba las dos vías y chocó de frente con el auto en el que iba Jacqui.
Bennett y otra de las pasajeras murieron de inmediato.
El auto se incendió, y Saburido sufrió quemaduras de tercer grado en más del 60% de su cuerpo.
Reggie fue declarado culpable de dos cargos de homicidio por intoxicación y condenado a siete años de cárcel en una penitenciaría estatal.
Fue puesto en libertad en 2008, pero la condena de Saburido duraría toda la vida.
Su mensaje para el mundo
Lo único que la joven venezolana recordaba del accidente es el zumbido del helicóptero que la llevó al hospital.
Las quemaduras de tercer grado le dañaron los ojos y la dejaron ciega. También se quedó sin orejas, labios, nariz y párpados, y perdió el uso de sus manos.
Jacqui tuvo que ser sometida a cerca de 120 cirugías.
"Después de su horrible accidente, como parte de las cosas que empezó para su proceso de recuperación, dijo que quería hablar en contra del consumo de alcohol al conducir. No quería que le pasara lo mismo a nadie más", explicó a BBC Mundo Terry Pence, quien trabajó personalmente con Saburido.
"Ella quería ser capaz de contarles a otros los horrores que ella experimentó. Por eso estaba constantemente recordándoles a los demás que no condujeran si bebían", recuerda.
Saburido grabó en 2002 un anuncio de televisión de 30 segundos que pronto se hizo conocido en todo Estados Unidos y otros países del mundo.
"Fue una respuesta enorme al mensaje de Jacqui. Ella recibió miles y miles de cartas de gente de todo el mundo agradeciéndole por sus esfuerzos y su valentía al hablar en contra del conducir en estado de ebriedad", recuerda Pence.
Este es el anuncio de televisión en inglés:
Saburido siguió colaborando con las autoridades de Texas durante los siguientes años en la creación de carteles, videos educativos y ofreciendo conferencias.
Una nueva vida
Después de su accidente concedió docenas de entrevistas en todo el mundo y fue invitada a hablar en el programa de televisión de Oprah Winfrey dos veces.
"Aunque tenga que estar frente a una cámara sin orejas, sin nariz, sin cejas y sin pelo, lo haría mil veces con tal de ayudar a que una sola persona tome la decisión correcta", dijo en una entrevista.
Hace unos años Jacqui decidió mudarse a Guatemala.
Uno de sus primos, José Saburido, contó al portal Statesman de Austin que murió el 20 de abril como consecuencia de un cáncer.
Según Saburido, su último deseo fue ser enterrada en Venezuela junto a la tumba de su madre, quien también murió de cáncer en 2006.
"Fue un gran gusto haber trabajado con ella. Cada vez que tenía que presentarla decía 'Ella es Jacqui, y es una de mis héroes'" Se rompió mi corazón cuando escuché que había fallecido", dice Terry Pence conmovido.
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