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Al grito de "motín policial", agentes de las principales ciudades bolivianas se declararon este viernes en rebeldía en protesta contra el gobierno del presidente Evo Morales que volvió a denunciar un intento de golpe de Estado.
El primer amotinamiento se reportó en la ciudad de Cochabamba y luego se fueron sumando unidades policiales de Sucre, Santa Cruz y también Oruro, donde los agentes incluso tomaron la gobernación.
En La Paz, sin embargo, se produjeron repliegues policiales en diferentes unidades, pero no se declaró de manera abierta el amotinamiento.
En Potosí, varios policías hablaron frente a los manifestantes declarando que no saldrán más a reprimir a la población.
En todas las nueve capitales departamentales numerosos grupos de manifestantes contrarios a Morales se concentraron en los comandos policiales pidiendo a los agentes que se sumen al motín.
La rebelión policial viene a profundizar la grave crisis política que atraviesa el país desde las elecciones presidenciales del 20 de octubre en las que fue declarado ganador Morales en medio de fuertes reclamos de fraude de la oposición.
El ministro boliviano de Defensa, Javier Zavaleta, declaró a los medios en La Paz que el presidente Morales, que constitucionalmente es el capitán general de las Fuerzas Armadas, dio orden para que los militares no salgan a las calles.
Al menos tres personas han muerto en los enfrentamientos entre partidarios de Morales y sus detractores, que exigen la renuncia del presidente y convocatoria de nuevas elecciones.
El presidente este viernes volvió a decir que no piensa en renunciar porque cuenta con la legitimidad de haber ganado las elecciones e insistió en llamar a sus partidarios a "defender el proceso de cambio".
"Nuestra democracia está en riesgo por el golpe de Estado que han puesto en marcha grupos violentos que atentan contra el orden constitucional", escribió el mandatario en Twitter.
Morales también ha defendido la auditoría de las elecciones que estos días realiza una delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) como la manera de determinar si efectivamente hubo fraude en el recuento.
"Recuperar la democracia"
En Oruro, un grupo de policías coreados por una multitud de personas tomó "de manera pacífica" la sede de la gobernación.
Allí, un uniformado con el rostro oculto le dijo a los medios que la acción era "para recuperar la democracia".
En el caso de Sucre, la capital constitucional de Bolivia, la sargento Cecilia Calani dijo a la prensa que la acción tenía como objetivo defender la "ética como institución".
"A nosotros no pueden comprarnos, nuestra unidad no tiene precio", dijo Calani.
Una multitud gritaba "policía amigo, el pueblo está contigo" en el exterior del cuartel de la policía, reportó la Agencia EFE.
Calani hizo un llamado a través de la televisión a los "hermanos" del ejército a no reprimir el amotinamiento además de que pidió al presidente Morales que abra un diálogo con la oposición y los movimientos cívicos.
En la ciudad de Santa Cruz, el bastión de la oposición, algunas unidades de la policía también se declararon en rebeldía.
Horas antes, en Cochabamba policías de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) tomaron la comisaría y desde la azotea cantaban el himno y ondeaban banderas bolivianas.
Análisis Boris Miranda, BBC Mundo
Los amotinamientos policiales en Bolivia producidos en los últimos 20 años se dieron para agudizar las diferentes crisis políticas que atravesó el país en ese tiempo.
El año 2000, en plena "Guerra del Agua", el Palacio de Gobierno de Bolivia quedó desprotegido tras un repliegue y motín policial, lo que llevó al presidente Hugo Bánzer a decretar estado de sitio.
Tal vez la más dramática de estas acciones estalló pocos años después, en febrero de 2003, cuando la sublevación desencadenó una balacera entre los amotinados y los militares que acudieron a intentar frenar su acción insurrecta.
Ese episodio fue el germen de la prematura caída del presidente boliviano de ese entonces, Gonzalo Sánchez de Lozada, apenas unos meses más tarde.
Sin embargo, aquellas no fueron las únicas oportunidades en las que la institución que en Bolivia es conocida como "verde olivo" agravaron la inestabilidad política y Evo Morales lo sabe muy bien.
En 2012, el actual mandatario tuvo que soportar una acción de desacato policial que alcanzó a todo el país dejando a varias de las principales ciudades de bolivianas al límite de la desprotección.
En esa oportunidad, como en anteriores amotinamientos y amagues de desobediencia, Morales y a sus ministros tuvieron que multiplicar esfuerzos para evitar perder el control del país.
Desde que la crisis actual que atraviesa Bolivia comenzó, la posibilidad de un motín de las fuerzas de seguridad fue creciendo.
Los policías fueron los más cuestionados y atacados por los manifestantes detractores de Evo Morales debido a la represión instruida durante todos estos días.
Al mismo tiempo, oficiales en retiro y esposas de soldados en actividad denunciaron las precarias condiciones en las que se encuentran los agentes "verde olivo" en comparación con los privilegios que gozan los militares.
Y aunque el amotinamiento no es visto como una medida sorpresiva, sí es una acción que agudiza la grave crisis que vive Bolivia y puede marcar su todavía impredecible desenlace.
Un delegado policial, con el rostro cubierto, dijo: "No es esto un grupo, es toda la guarnición de Cochabamba, estamos en repudio de este gobierno que no nos ha hecho caso en 14 años", reportó EFE.
Según el comandante general Yuri Calderón, lo sucedido en Cochabamba es un "tema aislado" que responde a la remoción de Raúl Grandy como jefe de la policía.
La prensa boliviana reportó que en otras localidades, entre ellas Potosí, también había intentos de sublevaciones en la Policía Boliviana.
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