San José. – Rebosante de felicidad y decidido a exhibir una imagen de una tierra en paz, libre y democrática, el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, protagonizó un video en el que desfiló por la alfombra roja de su palacio de gobierno, anunció que El Salvador albergará la próxima edición de Miss Universo y proclamó que es el país “más seguro” de América Latina.
Pero la realidad de esa nación mostró que, de julio de 1975, cuando El Salvador acogió el vigésimo cuarto concurso de Miss Universo, a finales de 2023, cuando recibirá el septuagésimo segundo, la vida de las salvadoreñas nunca estuvo cerca del encanto de las pasarelas y del lujo de los torneos de belleza y siempre quedó marcada por la violencia en su contra.
Por la guerra civil, de 1980 a 1992, y por la criminalidad de los últimos 30 años, las salvadoreñas vivieron en las trincheras y en el pánico y el dolor del conflicto bélico o en las cárceles, los cementerios clandestinos, los hospitales y las corrientes humanas de la migración obligada e irregular a México y Estados Unidos.
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“Que El Salvador tenga al año más de 100 niñas de 9 y 10 años que deben parir producto de violaciones no puede significar que las mujeres estén seguras”, denunció la abogada salvadoreña Silvia Juárez, de la (no estatal) Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz, de San Salvador.
“Llamar a un certamen de belleza evidencia a un Estado indolente ante la inseguridad y la desigualdad (femenina). En El Salvador no se garantizan condiciones básicas de igualdad y seguridad a las mujeres y permanece inalterada la fuente de victimización, como la violencia sexual”, dijo Juárez a EL UNIVERSAL.
“Un verdadero homenaje” a las mujeres sería que “tengan posibilidad de reconocerse desde su diversidad, de ejercer derechos y libertades plenas y de sentirse seguras. Ninguna se cumple en El Salvador”, adujo.
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Al advertir que “vender” una idea de El Salvador “seguro para las mujeres” requiere sofocar “amenazas y riesgos altísimos de violencia sexual y física”, indicó que la seguridad “es más que solo hablar de reducción de homicidios y acoger certámenes de belleza”.
“Implica que las mujeres puedan ejercer derechos y libertades sin afectar su sobrevivencia, patrimonio, sus medios de vida o su dignidad”, recalcó.
El sábado anterior, al cierre de Miss Universo 2022 en Estados Unidos, Bukele informó con un glamoroso video desde la capital salvadoreña que El Salvador será sede de la de 2023 y proclamó que es el país “más seguro” de América Latina.
Los problemas de las salvadoreñas “tienden a ocultarse con el espejismo del concurso”, argumentó, por su parte, la filósofa salvadoreña Morena Herrera, presidenta de la (no estatal) Asociación de Ciudadanos por la Despenalización del Aborto, de San Salvador.
“Van a proyectar otra cosa, pero no la realidad de la mayoría de las mujeres en El Salvador”, anticipó Herrera a este diario.
Bukele aprovecharía la exposición global de la competencia como ventana promocional para difundir su retrato salvadoreño: la tierra con la mayor seguridad para hombres y mujeres y el alegato de que El Salvador, uno de los países más violentos de América en 45 años, disminuyó los homicidios en 2022.
Después de que, a partir de mayo de 2021 y tildado de autoritario, se apropió de los poderes Legislativo, Judicial y Electoral, Bukele arremetió el 27 de marzo de 2022. Con el mando del Ejecutivo y del poder militar y policial al asumir su quinquenio en 2019, Bukele decretó estado de emergencia ese día para atacar a las pandillas y luego limitó la libertad de prensa.
Más de 60 mil hombres y mujeres fueron detenidos desde marzo de 2022 en lo que organizaciones de derechos humanos denunciaron como arrestos arbitrarios.
Bukele alegó que solo le preocupan “los derechos humanos de la gente honrada”. Sin embargo, el Comité contra la Tortura de la Organización de Naciones Unidas pidió en noviembre de 2022 a Bukele prevenir las detenciones arbitrarias e indagar los actos de tortura.
El anuncio de Bukele sobre Miss Universo remitió a 1975. Al amparo del más importante concurso internacional de belleza, El Salvador transmitió hace casi 48 años una imagen de país feliz, en paz, libre y democrático.
La realidad de hambre, miseria, represión, violaciones a los derechos humanos, injusticia social, dictadura militar y tristeza quedó oculta en la seducción de la competencia. Solo 11 días después de que, el 19 de julio de ese año, se realizó ceremonia final, el régimen militar masacró a universitarios y trabajadores en las calles capitalinas e inauguró la práctica estatal de la detención—desaparición forzada.
La verdad irrumpió, la fascinación de Miss Universo quedó atrás y, menos de cinco años después, El Salvador se hundió en una guerra que dejó de 75 mil a 80 mil muertos y desaparecidos.
Radiografía femenina
El destello de Miss Universo en 2023 tampoco esconderá un dato oficial: 7 mil 841 mujeres fueron asesinadas de 1999 a 2022 en El Salvador.
El aborto está totalmente penalizado en El Salvador desde 1998, sin importar si peligra la salud de la madre, el feto sea inviable por malformaciones incompatibles con su vida o el embarazo fuera por incesto o violación. Bukele rechazó reformar la ley.
En un contexto de suicidios y prácticas clandestinas para interrumpir el embarazo, 196 mujeres fueron condenadas a penas de hasta 50 años de cárcel por homicidio agravado por abortos espontáneos, precisó la Asociación.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) informó que El Salvador, con unos 6 millones 500 mil habitantes, registró tres millones de salvadoreños en inseguridad alimentaria moderada o grave de 2019 a 2021. En la población adulta femenina fue de 49.4% contra 39% en la adulta masculina en ese periodo.
Niñas, adolescentes y adultas “siguen enfrentando violencia por razón de su género”, narró un reporte de la (no estatal) Red Feminista Frente a la Violencia Contra las Mujeres (RED-FEM) sobre la crisis de El Salvador en 2022.
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