"Me despertaba llorando por la mañana porque mis brazos se estaban muriendo". Así relató una mujer a The New York Times las consecuencias de su consumo de " tranq", la nueva droga que circula en Estados Unidos y preocupa a las autoridades por sus terribles efectos.
En 2021 el mundo quedó impresionado al ver la magnitud del problema de consumo de drogas que atraviesan Filadelfia y otras regiones de ese país, tras la viralización de un video en el cual se observan a varias personas visiblemente deterioradas por los narcóticos, principalmente, por el fentanilo .
"El fentanilo es la amenaza de drogas más letal que nuestra nación jamás haya enfrentado (…) está en todas partes. Desde las grandes áreas metropolitanas hasta la América rural, ninguna comunidad está a salvo de este veneno", expresó la directora de la Administración de Control de Drogas, Anne Milgram , en la página de la DEA Fentanyl Awareness.
Ahora hay una nueva alerta entre las autoridades estadounidenses, pues detectaron la comercialización de una droga mucho más tóxica, que combina fentanilo con xilacina, un sedante aprobado únicamente para uso veterinario en Estados Unidos.
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La sustancia conocida como tranq, tranq dope o zombie drug, se comercializó por primera vez en Filadelfia, pero con el tiempo se ha estado expandiendo por todo el territorio, causando una alerta en California, en donde en los últimos meses ya se registraron cuatro muertes por su consumo.
"La xilacina, reportada como adulterante en un número creciente de mezclas de drogas ilícitas, también ha sido detectado en un número creciente de fuertes por sobredosis", se lee en el reporte de la DEA 'The Growing Threat of Xylazine and its Mixture with Illicit Drugs' (La creciente amenaza de la Xilacina y su mezcla con drogas ilícitas), publicado en octubre de 2022.
De acuerdo con el documento, han detectado la combinación de este tranquilizante con fentanilo, cocaína, heroína y otras drogas, lo que resulta en una mezcla letal, para la que los profesionales de la salud no tienen un antídoto que permita revertir una sobredosis.
Los traficantes emplean la xilacina porque, según la DEA, no es una sustancia controlada por la ley, por lo que se vende legítimamente en internet y farmacéuticas veterinarias y, además, sus efectos son más duraderos.
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"A este bajo precio, su uso como adulterante puede aumentar las ganancias de los traficantes de drogas ilícitas, ya que sus efectos psicoactivos les permiten reducir la cantidad de fentanilo o heroína utilizada en una mezcla", explica la DEA.
El reporte explica que el tranq provoca somnolencia excesiva, hipertensión, taquicardia, depresión respiratoria y, generalmente, los consumidores desarrollan heridas en carne viva en los tejidos blandos , que se convierten en costras de carne muerta, que parecen quemaduras.
Imágenes sensibles
"Pueden conducir a tejido necrótico, que pueden resultar en amputación a tasas más altas que las que se inyectan otras drogas sin xilacina", menciona el reporte de la DEA.
Este efecto es similar al que se ha observado en otra droga que se consume en Rusia y en Ucrania: krokodil. Se trata de un opioide cuyo agente principal es la desomorfina. Se produce a partir del analgésico codeína, que se utiliza para aliviar el dolor y fácilmente accesible. La codeína se sintetiza con gasolina, yodo o solvente, entre otros. Se inyecta por vía intravenosa y las personas que la consumen desarrollan lesiones cutáneas que dejan la piel con aspecto similar al de un cocodrilo -de ahí el nombre-, con tono verdoso y escamoso. Finalmente, el tejido va necrosando y desprendiéndose, quedando los huesos expuestos.
Un artículo de The New York Times registra el testimonio de Tracey McCann, una mujer que sufrió graves lesiones en sus brazos por el tranq, luego de que la piel de las zonas en la que se inyectaba comenzara a volverse costrosa, tuviera mal olor y supurara.
"Me despertaba llorando por la mañana porque mis brazos se estaban muriendo", contó la mujer al medio estadounidense. McCann, de 39 años, es habitante de Kensington, el barrio de Filadelfia más afectado por la problemática de las drogas. En la pandemia, fue desalojada de su vivienda y empezó a vivir en las calles, donde se agudizó su adicción.
La mujer le relató a The New York Times que, aunque vivió cosas horribles y vio personas con las heridas provocadas por el tranq cubiertas de pulgas y gusanos, no podía alejarse de esa droga.
Hasta que un día, el dolor fue tan insoportable que acudió a una clínica, donde le trataron las heridas y le enseñaron a cambiarse los vendajes. Allí conoció a más personas lesionadas por el tranq y tomó la decisión de rehabilitarse.
Ante la situación, la DEA advierte que el tranq "parece estar siguiendo el mismo camino que el fentanilo", lo que lo convierte en una nueva amenaza.
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