Por un modelo de país plasmado en la Constitución

Deborah Van Berkel, educadora y activista social venezolana y coordinadora de Ideas para la , agrupación no estatal de Venezuela de monitoreo y análisis político).

Quienes piensan que el próximo 28 de julio en Venezuela se darán unas elecciones en las que se confrontan fuerzas políticas de izquierda y de derecha, en un proceso competitivo y democrático, no están entendiendo lo que acontece en el país o responden a otros intereses. Lo que está en juego es la oportunidad de generar un cambio político que permita una transición a la democracia. El movimiento de cambio en Venezuela ha tomado fuerza desde todos los sectores y desde el país profundo.

Lo que aspira el pueblo venezolano es a poder retomar el modelo de país plasmado en la Constitución de Venezuela (de 1999), con respeto a los derechos humanos y a la posibilidad del reencuentro y la.

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Todas las encuestas serias dan una amplia ventaja a Edmundo González Urrutia, candidato presidencial de la (opositora) Plataforma Unitaria Democrática (PUD), figura de consenso de una alianza que agrupa a partidos de todo el espectro político frente al presidente venezolano, Nicolás Maduro, del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Perderlo todo, menos el poder

José Meléndez. Corresponsal

El comandante guerrillero comunista nicaragüense Tomás Borge (1930-2012), uno de los fundadores en 1961 de la entonces clandestina e insurgente guerrilla comunista, socialista o izquierdista de Nicaragua y ahora gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), heredó un famoso y lapidario consejo a sus aliados revolucionarios ideológicos de Venezuela, Cuba y otros países de América Latina y el Caribe.

Borge recomendó a los comunistas y revolucionarios nicaragüenses, cubanos, venezolanos que “podemos perder todo”, menos el poder, para construir la “dictadura de la democracia”. “Lo único que no podemos perder es el poder”, proclamó.

Borge, comandante de la guerrilla que en 1979 derrocó por las armas a la dinastía dictatorial derechista de la familia Somoza que gobernó desde 1934, pareció describir el escenario al que el régimen gobernante en Venezuela desde 1999 (autodeclarado socialista) se enfrentará en los comicios presidenciales venezolanos del próximo domingo.

Pero ese día, en las urnas y a diferencia de aceptar perder todo menos lo único —el poder— que jamás se podría perder, los revolucionarios venezolanos quedarán ante la realidad de que podrían perder el timón principal de Venezuela —la Presidencia— por el eventual voto masivo a favor de la oposición venezolana.

¿Eso es perder todo menos el poder, como profetizó Borge? Si la oposición gana la silla en el Palacio de Miraflores, sede del Poder Ejecutivo, se topará con la realidad de que el régimen venezolano todavía controlará la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, el Distrito Capital, 20 de 23 gobernaciones, 220 de 335 municipios y todos los hilos militares, policiales, paramilitares y parapoliciales. Así es la realidad del mapa político de Venezuela.

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La oportunidad para Venezuela

Yu Chen Cheng asociado PJCOMEXI. X @Chenne_tw

Las elecciones del 28 de julio en Venezuela son cruciales para el futuro del país y de la región. Nicolás Maduro, en el poder desde 2013, busca consolidar su control frente a una oposición fragmentada y debilitada donde pocos buscan el bien común y el bienestar de nuestros hermanos venezolanos.

A pesar de los esfuerzos y el llamado de Caprile para tener una oposición unida, es poca la posibilidad de que exista una cohesión como lo sucedido en Reino Unido. La nación está sumida en una crisis económica, social y política sin precedentes, marcada por hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, por ende, una emigración masiva.

Cabe destacar que la crisis venezolana impacta significativamente en América Latina. Países como Colombia, Perú, Brasil y hasta México han sido destino para millones de migrantes venezolanos, generando controversia, debate, tensiones políticas, sociales y económicas.

En efecto, México ha adoptado una postura ambigua frente a la crisis venezolana a pesar del continuo apoyo humanitario. Aunque nuestro país ha participado en diálogos para buscar una solución pacífica, pero realmente sin una postura clara frente a lo que sucede en el país sudamericano.

En esta orden de ideas, para México y América Latina, estas elecciones tienen implicaciones trascendentales. La llegada de migrantes venezolanos pone presión sobre los sistemas de salud, educación y empleo en toda la región. La situación en Venezuela puede influir en los movimientos políticos en América Latina. El auge de gobiernos populistas y autoritarios en la región podría verse fortalecido o debilitado dependiendo del desenlace electoral.

Posiblemente para la presidenta electa de México, la Dra. Sheinbaum, el gran reto no solo será hacia el norte, sino que será también hacia el sur.

Las elecciones abren una salida a la crisis en Venezuela

Por Ricardo Smith Nieves. Analista Político y asociado COMEXI

Venezuela acude a las urnas este domingo en medio de la mayor crisis humanitaria del continente. 7 de cada 10 venezolanos no cuenta con el ingreso suficiente para alimentarse adecuadamente. La provisión de servicios públicos básicos, como agua y luz, es intermitente a lo largo del país. El sistema de salud ha colapsado y 26% de las niñas, niños y jóvenes no tienen los medios para asistir a la escuela. Por ello, no es sorprendente que al menos 7.7 millones de venezolanos hayan tomado la difícil decisión de abandonar su país.

La caída en los precios internacionales del petróleo y el ascenso al poder de Nicolás Maduro en 2014 inauguraron una década de hiperinflación y colapso económico. De acuerdo con la narrativa oficial, las sanciones comerciales y financieras impuestas por Estados Unidos en contra del gobierno y el sector petrolero de Venezuela causaron la catástrofe económica y humanitaria actual. En realidad, durante casi 15 años, el chavismo construyó un sistema político severamente restrictivo con el sector privado y basado en la expansión excesiva del sector público, sostenida temporalmente por las rentas petroleras. El mal manejo económico del gobierno de Maduro ha profundizado la precariedad en la que viven las y los venezolanos.

El posible triunfo de la Plataforma Unitaria Democrática en las elecciones presidenciales abre la puerta a mejores condiciones de vida y a la restauración del Estado de Derecho en Venezuela. En gran medida, el régimen actual se sostiene gracias a las redes de complicidad con grupos armados y del crimen organizado que le permiten extraer rentas de la minería y el tráfico de sustancias ilícitas.

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¡Vuelve a la patria, Venezuela!

Andrea Navarro de la Rosa, Internacionalista. X:  Andie_nr

Hoy en día, el problema de la migración es un desafío internacional y regionalmente compartido. Particularmente, los migrantes latinoamericanos suelen dejar sus lugares de origen como respuesta a la constante incertidumbre, miedo y carencias a las que se deben enfrentan todos los días. Un escenario que, con cada cambio de gobierno, mantiene sumidos a las sociedades del centro y sur de América en un constante bucle de violencia y crisis económicas.

Y aunque este fenómeno no es propio de un territorio en particular, tal es el caso del éxodo de Haití o de El Salvador, en países donde por años se abusó de las ganancias de un único recurso de valor por encima de la diversificación de actividad económica nacional, como ha sido el caso de Venezuela, hoy en día la ciudadanía -capacitada o no- busca, a como dé lugar, asentarse en un lugar que le dé la oportunidad de tener lo mínimo necesario para una buena calidad de vida.

Si bien, a 11 años de que Nicolás Maduro se ha mantenido en el poder, Venezuela pasó de tener la peor inflación y devaluación del continente a una ligera recuperación económica, lo cierto es que el flujo migratorio no ha dejado de impactar a los países vecinos como Perú y Colombia, pero también a otros en los que su anhelo por el antiguo “sueño americano” se ve truncado por restricciones fronterizas cada vez más severas, como México.

De acuerdo con datos del Instituto Mexicano de Migración, en los últimos 5 años el éxodo venezolano ha crecido a pasos agigantados, situación que ha preocupado a las autoridades mexicanas por desatar una situación humanitaria y económicamente incontenible. Es así como el pasado mes de marzo, en el marco de la VIII Cumbre de la CELAC, la canciller Alicia Bárcena firmó un acuerdo bilateral con el gobierno de Venezuela para sumarse a uno de los proyectos más ambiciosos que busca retornar a cerca de 53 mil ciudadanos venezolanos refugiados en nuestro país, llamado “Vuelta a la Patria”.

Es a través de este Acuerdo que México busca, más allá de brindar apoyos de manutención temporales para los ciudadanos dispuestos a volver a su país, resolver la crisis migratoria de Venezuela y cumplir con un histórico compromiso con el derecho internacional a través de un principio que es pilar en la Política Exterior mexicana: la Cooperación para el Desarrollo.

En pocos días, Venezuela podría tener un posible cambio de gobierno y de partido y esto representaría un camino -hasta cierto punto- alentador para el retorno de los venezolanos que siguen en la búsqueda de una nación en la que sus principales derechos y garantías les sean plenamente respetados.


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