El régimen de sigue en el poder tras las presidenciales, se rodea de leales, mientras que la oposición no da marcha atrás, resiste, se muestra unida, con el apoyo internacional y el descontento generalizado de la población; sin embargo, si el gobierno se sigue afianzando y con la represión es poco probable que haya un cambio en el corto plazo. Por otro lado, el seguir pidiendo las actas con los resultados de la jornada, postura de México, es un despropósito mayúsculo, dicen especialistas.

Una asistente a una manifestación convocada por la oposición en Caracas. Foto: Pedro Rances Mattey | AFP
Una asistente a una manifestación convocada por la oposición en Caracas. Foto: Pedro Rances Mattey | AFP

Crisis en Venezuela: México indiferente

Por: Solange Márquez / Analista Internacional / X: solange_

A un mes de las elecciones más disputadas en , la crisis no ha hecho más que agudizarse, mientras las noticias sobre el tema se desvanecen de los medios. El desinterés y hartazgo internacional parecen ganar terreno ante lo que se ha vuelto un asunto incómodo para muchos.

En este contexto, los pronunciamientos en contra del fraude electoral y contra los abusos del autócrata Nicolás Maduro son cada vez más tibios y escasos. En el caso de México, el gobierno encabezado por el presidente López Obrador, ha sostenido una postura pasiva, optando de facto, por la indiferencia ante las violaciones a los derechos humanos de los venezolanos, las detenciones arbitrarias y la represión contra los opositores.

Lee también:

El gobierno mexicano se ha limitado a solicitar que el Consejo Electoral cumpla con su obligación legal de mostrar las actas electorales. Sin embargo, seguir exigiendo la publicidad de las actas electorales, días después de que el Tribunal Supremo de Justicia convalidara el triunfo de Maduro sin pruebas, es un absurdo desproporcionado. Igualmente fuera de lugar resulta la propuesta de repetir las elecciones, impulsada junto con Colombia y Brasil, y rechazada por organismos como Human Rights Watch e incluso por la misma oposición venezolana. Esperar que esas mismas autoridades electorales, afines a la dictadura, organicen nuevos comicios es un despropósito mayúsculo.

La indiferencia de México ante la crisis venezolana no solo contradice nuestra tradición diplomática, sino que también amenaza con tener graves consecuencias a largo plazo. Recordemos que en 2017, el entonces gobierno de Enrique Peña Nieto adoptó una postura más firme, condenando abiertamente las violaciones a derechos humanos en Venezuela y apoyando distintas sanciones internacionales.

El cambio de enfoque no sólo debilita la posición de México como defensor de la democracia en la región, sino que también podría exacerbar la crisis humanitaria y migratoria que amenaza con desestabilizar aún más la región. Esta pasividad diplomática, que ha sido el modo de operar del presidente actual, no ha hecho sino socavar la influencia de México en asuntos latinoamericanos y comprometer nuestra capacidad para abordar futuros desafíos regionales.

Es poco probable que México cambie su postura. En la retórica del gobierno actual y del entrante, parece ser más conveniente mantener un silencio cómplice ante los abusos del régimen chavista que denunciarlos. Esta indiferencia no sólo daña la credibilidad de México en el escenario internacional, sino que también traiciona los principios democráticos que deberían guiar nuestra política exterior.

Lee también:

Se anticipa una mayor salida de venezolanos

Por: Eunice Rendón / especialista en temas migratorios / @EuniceRendon

La situación crítica por la que pasa Venezuela no sólo tiene un impacto en las dinámicas sociales y políticas locales, sino que influye en los flujos migratorios que se desplazan hacia otros países, mismos que han llegado a cifras históricas en los últimos años. Desde 2014 han salido aproximadamente 7.7 millones de personas de Venezuela en el mundo, lo que corresponde al 27% de la población actual de ese país. El principal factor de empuje migratorio ha sido el contexto social y económico, así como la persecución política.
En los próximos meses, se espera un aumento en los flujos de movilidad humana desde ese país ante los cuestionados resultados de las elecciones venezolanas. Igualmente, la entrada de un nuevo gobierno en Estados Unidos es un factor que genera incertidumbre e incita a un mayor número de personas a intentar llegar a dicho país antes del cambio de gobierno.
Dado que el tema migratorio se encuentra en el centro del debate en las elecciones de Estados Unidos, la presión sobre México para frenar las llegadas de migrantes a la frontera sur de ese país se ha incrementado. Esta situación ha resultado en la presencia de más campamentos y población flotante en distintos puntos del país, incluida la Ciudad de México. La ausencia de una relación diplomática entre Venezuela y Estados Unidos imposibilita las deportaciones, por lo que miles de venezolanos han sido retornados a México en los últimos años. La posición de México es cada vez más compleja, entre una Venezuela convulsa y Estados Unidos que cada vez dificulta más las llegadas a su territorio.

La vertiente internacional de la crisis política en Venezuela

Por: Ricardo Smith / internacionalista y asociado Comexi

Aún no llega el desenlace de la crisis política en Venezuela a más de un mes de las elecciones presidenciales. El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó la victoria de Nicolás Maduro sin haber publicado las actas de las mesas de votación para sustentar este resultado.  Por el contrario, la coalición opositora logró documentar el voto de los venezolanos a través de una operación ciudadana de conteo de votos y publicación de más de 23 mil actas. En respuesta, el régimen de Maduro ha buscado desacreditar a los líderes opositores Edmundo González y María Corina Machado y hay múltiples denuncias de persecución, violaciones a quienes se manifiestan pacíficamente en las calles.

La presión internacional hasta ahora ha sido insuficiente para promover una apertura democrática en Venezuela. Países como EU, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay han reconocido el triunfo de Edmundo González. Brasil, México y Colombia  han evitado hacer referencia a un posible fraude electoral y promueven la propuesta de repetir las elecciones. El gran reto será ofrecer incentivos a funcionarios del gobierno de Maduro y miembros del Ejército para establecer un proceso transparente de diálogo para negociar un camino hacia una transición democrática, sin que ello abra la puerta para legitimar al régimen de Maduro y disipar el impulso político que ha ganado la oposición.

Lee también:

La tragedia continúa en Venezuela

Por: Yu Chen Cheng / asociado PJCOMEXI / X @Chenne_tw

La oposición en Venezuela se ha pronunciado que el 80% de las actas recogidas muestran a Edmundo González como el ganador en la contienda por la presidencia de dicho país, reclamando al Consejo Nacional Electoral sobre los resultados presentados recientemente que declara a Nicolás Maduro como el ganador.

Hasta el momento, Maduro espera que todo siga igual en Venezuela, donde la oposición se refugie ante la presión militar y judicial y que la comunidad internacional pierda el interés sobre las anomalías que han suscitado en ese país previo, durante y post elecciones.

Curiosamente, a diferencia de las ocasiones anteriores, el chavismo ha perdido fuerza y ha reaccionado a la defensiva. Mientras tanto, como distracción, Maduro ha creado un enemigo público y se ha visto envuelto en discusiones contra Elon Musk, hasta el punto de restringir a la plataforma X asegurando que el magnate tiene pactos satánicos y que el imperio yankee quiere imponer sobre la democracia venezolana.

Aunque el futuro sea incierto, existe la posibilidad que Maduro buscará la forma de acrecentar el autoritarismo para mantenerse en el poder. Al mismo tiempo, será importante ver cómo será la reacción de la comunidad internacional para presionar a los altos mandos que gobiernan actualmente.

Lamentablemente, América Latina sigue viviendo una crisis política y democrática, con casos como Maduro y Ortega, mientras que los más afectados son los ciudadanos que siguen buscando a través de la migración nuevas oportunidades.

Mientras la crisis se agrava, líderes de la región como Gustavo Petro y Lula Da Silva jugarán un papel importante para buscar el diálogo entre Maduro y la oposición, aunque son pocas las posibilidades de que se encuentre un punto medio en las negociaciones.

En esta orden de ideas, posiblemente la única solución sea la voz de los venezolanos, quienes pueden y deben buscar un camino dentro de la oscuridad.

Lee también:

Venezuela: ¿Rumbo a la Estabilidad o Crisis Prolongada?

Por: Yussef Farid Núñez / analista de riesgos políticos y política internacional / Asociado Comexi.

En medio de las discusiones sobre la legitimidad de las elecciones venezolanas, el presidente Nicolás Maduro intenta consolidar su autoproclamada victoria al normalizar el fraude electoral y efectuar nuevos nombramientos en su gabinete. El 27 de agosto, Maduro anunció cambios en su administración, priorizando la lealtad a su persona sobre la capacidad técnica. Con estos nombramientos, busca continuar con su gobierno como si no hubiera ocurrido ninguna controversia.

Mientras tanto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha denunciado un aumento de la represión en Venezuela. Observadores internacionales destacan el uso indiscriminado de la fuerza, que ha causado al menos 23 muertos, numerosos heridos, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y censura de las libertades. Se reporta que más de 1,600 personas, incluidos 100 menores de edad, han sido afectadas. Estados Unidos, Paraguay y Costa Rica han expresado su preocupación por la situación, mientras que Brasil, Colombia y México han recomendado repetir las elecciones, confiar en el Tribunal Supremo de Venezuela para resolver los resultados y conceder una amnistía general.

En respuesta, Human Rights Watch (HRW) ha señalado que repetir las elecciones podría ser injusto dado el contexto de represión y obstáculos que enfrentaron votantes y candidatos. Además, advierte que el Tribunal Supremo carece de independencia y que una amnistía general podría violar el derecho internacional y perjudicar los derechos de las víctimas de abusos por parte del gobierno de Maduro.

La crisis humanitaria y política en Venezuela parece persistir en la misma trayectoria que en años anteriores. Aunque la situación ha sido una prioridad para la región latinoamericana, no ha captado la misma atención de la comunidad internacional. Mientras Maduro continúe normalizando la situación y afianzando su gobierno, no se prevén señales de una intervención significativa en el futuro cercano de Venezuela.

Lee también:

Las elecciones presidenciales en Venezuela: ¿Qué cambió para la oposición?

Por: Belén Elizabeth Licona Romero / maestra en Relaciones Internacionales y Derecho Internacional

Las elecciones presidenciales de Venezuela del pasado 28 de julio marcaron un punto de inflexión para la oposición venezolana. Esta ha mostrado una nueva cohesión en su estrategia electoral, logrando consolidar una plataforma común y a un candidato único. Este enfoque unificado contrasta con los esfuerzos pasados, donde las divisiones internas debilitaron la capacidad de presentar un frente común.

De igual manera, el contexto internacional ha cambiado. La presión de actores externos, como Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos, ha aumentado, exigiendo reformas democráticas y elecciones libres y justas. Las sanciones económicas y diplomáticas han buscado generar mayor presión sobre el régimen de Maduro para que permita un proceso electoral más transparente.

Además, la crisis económica, social y humanitaria que atraviesa Venezuela ha generado un desgaste significativo en el apoyo popular al gobierno. La hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, y la emigración masiva han exacerbado el descontento popular. Este deterioro de las condiciones de vida ha llevado a que un número creciente de venezolanos consideren un cambio de liderazgo como una salida a la crisis.

La participación ciudadana ha sido un factor crucial en las elecciones de 2024. En el pasado, era notable la baja tasa de participación. Sin embargo, la actual crisis económica y social ha despertado un nuevo sentido de urgencia entre los venezolanos que buscan un cambio tangible.

Mientras que el camino hacia unas elecciones libres y justas en Venezuela sigue siendo complejo, los cambios recientes ofrecen a la oposición una oportunidad para desafiar al régimen de Maduro. La unidad interna, el apoyo internacional y el descontento generalizado ofrecen un terreno más favorable para que la oposición pueda desempeñar un papel determinante en el futuro político de dicho país. Sin embargo, solo el tiempo dirá si estos factores serán suficientes para propiciar un cambio democrático en Venezuela.

Lee también:

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios