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Indiana.— Pete Buttigieg, un alcalde de Indiana poco conocido y abiertamente homosexual, anunció oficialmente ayer su postulación a la candidatura demócrata a la presidencia, asumiéndose como el representante de una generación más joven lista para reestructurar a Estados Unidos.
“Reconozco la audacia de hacer esto como un alcalde millennial del centro-norte del país. Es más que ser sólo un poco intrépido, a los 37 años, aspirar al puesto más importante en el territorio”, afirmó mientras vítores de: “¡Pete, Pete, Pete!”, resonaban entre la audiencia reunida en lo que fue una planta de autos Studebaker.
Había más gente que plazas disponibles y parte de los asistentes se quedaron en el exterior bajo la lluvia esperando a ver el discurso en una pantalla gigante.
Buttigieg fue elegido alcalde cuando tenía 29 años. Nació y creció en South Bend, estudió en Oxford y se graduó en historia en la Universidad de Harvard. El año pasado se casó con Chasten Glezman, un docente.
El alcalde de South Bend, receptor de una beca Rhodes y veterano de la guerra de Afganistán, que desde enero sopesa postularse a la Casa Blanca, es ahora uno de los más de 12 rivales que aspiran a reemplazar al presidente Donald Trump.
“Las fuerzas de cambio en nuestro país son tectónicas en la actualidad”, aseveró. “Fuerzas que ayudan a explicar qué hizo que esta presidencia actual fuera posible. Es por eso que, en este tiempo, no se trata sólo de ganar una elección, sino de ganar una época”, precisó.
Buttigieg regresará esta semana a Iowa y Nueva Hampshire, donde se llevan a cabo las primeras contiendas de nominaciones en la nación, para hacer campaña como un candidato en forma que ahora será tomado más en serio.
Durante los últimos meses, Buttigieg ha aparecido con frecuencia en noticieros y en programas de comentarios a nivel nacional, y desarrolló un número elevado de seguidores en las redes sociales con su mensaje de que el país necesita “una nueva generación de líderes”.
Las cifras del alcalde de South Bend en las encuestas ascendió. Algunos sondeos lo ponen detrás solamente del senador Bernie Sanders, quien aspiró a la nominación del partido en 2016, y del exvicepresidente Joe Biden, quien aún no ha dicho si se postulará o no.
La campaña de Buttigieg ha recabado más de 7 millones de dólares en el primer trimestre del año, un total superado ampliamente por los 18 millones de Sanders —quien encabeza a los aspirantes en dinero recaudado—, pero más que los senadores Elizabeth Warren, Amy Klobuchar y Cory Booker.
“En estos momentos es bastante divertido”, le dijo Buttigieg a The Associated Press el mes pasado mientras visitaba Carolina del Sur, donde fue recibido por un mayor número de gente de la que se preveía.
Enfrenta el reto de hallar una forma de mantener el impulso a largo plazo y evitar convertirse en un candidato que sólo brilla un mes. Se ha incrementado el escrutinio de su labor en South Bend, así como sus críticas al vicepresidente Mike Pence, quien era gobernador de Indiana cuando Buttigieg se encontraba en su primer periodo como alcalde.
Acciones en campaña. La candidata presidencial demócrata Kamala Harris publicó 15 años de declaraciones de impuestos, incluidas las de 2018, donde la senadora de California reporta que ella y su esposo recibieron un impuesto federal de aproximadamente 700 mil dólares sobre un ingreso conjunto bruto ajustado a casi 1.9 millones de dólares el año pasado.
Los documentos publicados ayer brindan la imagen más completa de sus finanzas mientras Harris busca una candidatura a la Casa Blanca.
La senadora reportó un ingreso de casi 157 mil dólares el año pasado de su trabajo como legisladora, así como aproximadamente 320 mil en ingresos netos como escritora; un libro que ella escribió se publicó a principios de este año. Su esposo Doug Emhoff ganó alrededor de 1.5 millones trabajando como abogado.
Harris es la más reciente candidata demócrata a la presidencia que da a conocer sus impuestos. Ella y su esposo informan que donan una pequeña parte de sus ingresos a causas benéficas.