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Austin, Texas.— Estados Unidos dio ayer el último adiós a la ex primera dama Barbara Bush, fallecida el pasado 17 de abril a los 92 años, en un solemne funeral realizado en Houston, Texas, en el que familiares, amigos y representantes de la política estadounidense recordaron “una vida dedicada a los demás”.
En la Iglesia Episcopal de St. Martin, lugar al que ella y el ex presidente George H.W. Bush (1989-1993) acudían con regularidad, estuvieron junto a la familia Bush al completo, la primera dama Melania Trump, el ex presidente Barack Obama (2009-2017) y su esposa, Michelle, y el ex mandatario Bill Clinton (1993-2001) y su esposa, Hillary Clinton, entre otras personalidades.
Unas mil 500 personas participaron en el servicio televisado.
El actual jefe de Estado de EU, Donald Trump, quien se enfrentó con la familia Bush durante su campaña de 2016, declinó estar presente en el acto para evitar “interrupciones” relacionadas con el “incremento de la seguridad” que su presencia requiere, y para “respetar a su familia y amigos en un momento de intimidad”, según explicó en un comunicado la Casa Blanca.
"En camino a la Casa Blanca del sur —su residencia Mar-a-Lago en Florida— para ver el servicio fúnebre de Barbara Bush. La Primera Dama Melania ha llegado a Houston para presentar nuestros respetos. Será un hermoso día”, publicó horas antes Trump en su cuenta de Twitter.
Uno de los hijos de Barbara, el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, agradeció en nombre de la familia el apoyo y “las miles de condolencias recibidas” desde todos los sectores de la sociedad.
“Nuestra madre fue la profesora más importante de nuestra vida, siempre nos decía con su carácter amable pero firme: siéntense, hagan sus deberes, no se quejen, sean honestos, no engañen y amen a Dios con toda su alma”, dijo.
Luego provocó sonrisas con una alusión a la famosa lengua mordaz de Bush: “Ella llamaba su estilo una dictadura benevolente pero, honestamente, no era tan benevolente”.
El segundo hijo de la ex primera dama recordó que su madre llenó sus vidas “con felicidad y enseñanzas”, tal y como hacía con el resto de personas porque “fue bella hasta el último día de su vida”.
Emocionado, Jeb Bush acabó su discurso con una frase llena de sentimientos, en la que también quiso acordarse de su hermana fallecida en 1953, con sólo tres años de edad, enferma de leucemia.
“Mamá nos volveremos a ver contigo, con Robin y con todos los hijos de Dios. Te quiero”, concluyó con voz entrecortada.
Jenna Bush Hager, una de las nietas de la ex primera dama e hija del ex presidente George W. Bush fue una de las más emocionadas, y no cesó de llorar junto a sus primas durante su lectura.
Al margen de las lecturas de sus nietas, uno de los momentos más destacados fue el discurso del historiador presidencial Jon Meacham, quien descargó un poco la tensión del momento relatando divertidas anécdotas que le sucedieron en conversaciones con la ex primera dama. Meacham ensalzó también la historia de amor entre Barbara y George H.W. Bush, quienes estuvieron juntos durante más de 70 años.
El funeral concluyó con una homilía del reverendo Russell Levenson, a la que prosiguió una versión del Himno de la Alegría para despedir al féretro de la ex primera dama, que abandonó el templo escoltado por su familia con el patriarca George H.W. Bush al frente, ayudado por su primogénito, el también ex presidente George W. Bush (2001-2009), ya que se encuentra en silla de ruedas a sus 93 años. La comitiva se trasladó hasta la Biblioteca Bush en College Station, Texas, donde descansarán los restos de Barbara Bush.