Madrid
.- La segunda huelga feminista convocada en España para reclamar los derechos de las mujeres tuvo un impacto desigual, en contraste con las masivas manifestaciones que se llevaron a cabo en numerosas ciudades ibéricas.
Convocada para paralizar el país y visibilizar el trabajo de la mujer y su importancia en el engranaje social, la huelga apoyada por los grandes sindicatos afectó en distintos grados al transporte público, la sanidad y la educación.
Los paros tuvieron frecuencias distintas a lo largo de la jornada, lo que dificultó el monitoreo real de la huelga. Según los organizadores fue un éxito, con más de un 70% de participación; pero las calles españolas no ofrecieron una imagen demasiado distinta a la de un día cualquiera.
En paralelo a una huelga que se antoja más simbólica que efectiva, el movimiento feminista en España volvió a mostrar su pujanza en las marchas que se celebraron en las principales ciudades con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Con más de mil actos convocados en demanda de una sociedad igualitaria, libre de acoso y violencia sexual, Madrid y Barcelona albergaron las concentraciones más multitudinarias.
Más de 350 mil manifestantes según la Delegación del Gobierno ocuparon por completo las principales arterias de la capital española, fundamentalmente mujeres, muchas de ellas ataviadas con camisetas, pañuelos y lazos morados, el color emblemático del movimiento feminista.
"He estado muy oprimida y ahora vuelvo a la vida. El feminismo me ha hecho tomar conciencia y ahora estoy luchando por ello. Tengo una hija y una nieta y quiero que sean feministas a fondo, que luchen por la libertad, para que todos seamos iguales", señala Encarna a EL UNIVERSAL , una mujer de 66 años de edad que acudió a la manifestación de Madrid luciendo orgullosa su playera morada.
"Lo más urgente me parece la violencia de género, la igualdad en la casa y empezar en la base que es la educación. Queda mucho camino por recorrer. Yo no voy a ver la igualdad, ni mis hijos tampoco. Mis nietos, quizás", apunta Sara , una joven madrileña.
"Estoy con las mujeres porque quiero que su trabajo se vea reflejado en la sociedad, porque son gente fuerte. Creo que cada vez somos más los hombres que apoyamos a las mujeres en su lucha", agrega Iván , quien se sumó a la manifestación para respaldar al movimiento feminista.
"¡Basta ya!", "¡Ni un paso atrás!", "Vivas, libres e iguales", "La calle, la noche, también son nuestras", "No estamos solas, faltan las asesinadas", fueron algunas de las consignas más coreadas por las participantes.
La marcha de Madrid tuvo como lema de cabecera "Somos imparables ¡feministas siempre!" y contó con la presencia de varias ministras del Gobierno socialista de Pedro Sánchez.
Las manifestaciones transcurrieron en un ambiente festivo, animadas casi siempre a ritmo de silbato y tamboradas, entre banderas multicolores del feminismo, los sindicatos y enseñas que reivindicaban la extinta república española.
El manifiesto del 8 de marzo difundido en España por las organizaciones feministas abogó por la defensa de los derechos de todas las mujeres, la igualdad efectiva y el fin de la violencia machista, además de acabar con la brecha salarial y reivindicar la dignidad del trabajo doméstico.
No obstante, y a pesar de su trascendencia, el movimiento feminista sigue dividiendo a los grandes partidos españoles. Mientras la izquierda y las formaciones nacionalistas vascas y catalanas apuestan por reivindicar a ultranza la igualdad de género, la derecha española considera que el movimiento feminista en España es sectario y está politizado por la izquierda.
Los conservadores Partido Popular y Ciudadanos lamentaron la guerra de sexos que desde su perspectiva promueven algunos colectivos feministas y no se sumaron a la huelga, aunque sí apoyaron la celebración del Día Internacional de la Mujer.
agv