San José. – Sin soltar su grito de batalla—“¡Viva la libertad, carajo!”—y bendecido por Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el presidente de Argentina, el ultraderechista Javier Milei, avanzó en los primeros 43 de sus mil 461 días de gobierno con un plan de ajuste económico de choque que, a largo plazo y con resultado incierto, solo tendrá… o un perdedor o un ganador y sin protagonista intermedio: los casi 46 millones de argentinos.
Sujeto al desenlace de un paquete de reformas legislativas—“ley ómnibus”—que anunció el 12 de diciembre anterior, con solo 48 horas de haberse instalado en la Casa Rosada (sede de la Presidencia), y que remitió el 27 al Congreso (Senado y Cámara de Diputados), Milei apostó fuerte por aplicar un programa estricto, radical u ortodoxo, con la alerta de que, de lo contrario, el saldo seguro sería solo uno: derrota para todos los argentinos, sin puntos medios.
Con ínfulas de faraónico o mesiánico, inamovible e inconmovible, Milei lanzó sus fichas sin aparentemente afán de negociarlas al reafirmarse convencido de que son los únicos caminos para Argentina y de que las rutas son aplicarlas, luego aplicarlas y después aplicarlas.
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“Todo es imposición”, afirmó el politólogo argentino Mario Riorda, presidente de la (no estatal) Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales y director de la maestría en Comunicación Política de la (no estatal) Universidad Austral, de Argentina.
“No hay modo de debatir (con Milei) desde la superioridad moral” del presidente o “la no argumentación”, dijo Riorda en un mensaje que envió a EL UNIVERSAL.
Al evaluar un discurso del gobernante del miércoles pasado en el Foro Mundial de Davos, Suiza, para defender sus políticas, Riorda reiteró que Milei enfatizó en su “superioridad moral. Su definición de la política económica es desde una sentencia: lo justo y moralmente superior”, con una “argumentación falaz y pre científica” en la que el mandatario insistió en que “la evidencia empírica es incuestionable”.
“En su visión, el mundo tiene un ‘marco teórico equivocado’. Desde (su ‘dato’) 1800, todo el mundo occidental se equivocó menos él y sus ‘teóricos’ libertarios. Se equivocaron todas las ideologías políticas, todos los medios, todas las universidades, toda la multilateralidad internacional”, subrayó.
Tras destacar que en Milei hay “primitivismo”, alegó que también hay “negacionismo” con la “negación” de la política, del Estado, del cambio climático o del feminismo, por calificarlos como “supuestos conflictos sociales nocivos”.
“Nunca fue (Milei) tan enfático en defender al gran empresariado: ‘Empresario como benefactor social’. (…) Gran empresario como ‘héroe’. Mantuvo una postura explícita en defensa de los monopolios. Definió al Estado como un actor coaccionador por su rol distributivo (distorsionador según él)”, aseveró.
“Se acaba, en su idea, cualquier decisión solidaria y pública. El Estado al servicio de la competencia humana. Negar la ciencia, negar la diversidad, negar instancias de organización de lo público, es un Estado irracional de falta de acuerdos de convivencia”, advirtió.
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Precipicio social
Luego de que el 19 de noviembre de 2023 ganó la segunda ronda de los comicios presidenciales de Argentina, y de quedó segundo el 22 de octubre de ese año en la primera, Milei asumió el 10 de diciembre para suceder al izquierdista Alberto Fernández y gobernar por 48 meses.
Postulado por su partido La Libertad Avanza, el extrovertido político llegó al poder al cumplirse 40 años del retorno de la democracia por vía electoral y del final de la dictadura militar, que gobernó de 1976 a 1983.
Aunque venció al izquierdista Sergio Massa, candidato presidencial apoyado por Fernández, Milei tampoco logró mayoría de senadores ni diputados.
Por eso, sus proyectos de “shock” económico deberán cruzar un trayecto… sin imposiciones desde la Casa Rosada y con los amagos de más y más protestas callejeras de millones de personas golpeadas por una inflación interanual que oficialmente cerró en 2023 en 211,4% y en 94,8% en 2022 y que, según un torbellino de pronósticos independientes, podría llegar al 222% en 2024.
Entre las correntadas de previsiones de los múltiples actores privados y públicos, internos y externos, del contexto de Argentina, el Producto Interno Bruto (PIB) pasaría de una contracción del 3.5% en 2023 a una del entorno del 2% en 2024 y subiría 1,5% en 2025, para una economía que creció 10% en 2021 y cayó en 2022 a 5.2%, de acuerdo con los registros oficiales.
El esquema que el equipo de Milei difundió el 12 de diciembre, recién sentado el liberal, libertario, anarquista y populista a la silla presidencial, estableció una devaluación de más del 104% al pasar de 391 pesos argentinos por dólar a 800 y llegar el 17 de este mes a unos 838.
La receta también recortó los contratos estatales de empleo, eliminó la publicidad gubernamental, redujo el número de ministerios de 18 a 9 y las secretarías de 106 a 54, canceló la inversión nueva en obras públicas y revisó las que están en ejecución, disminuyó los subsidios estatales a transporte y energía, rebajó los montos de transferencias a las provincias (estados) y modificó el sistema de importación de bienes, entre otras medidas.
Para reforzar esas acciones preliminares, el presidente remitió el 27 al Congreso el paquete o propuesta de “ley ómnibus”, así bautizado por llevar gran cantidad de factores a bordo y oficialmente denominado “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, con planteamientos de reformas económicas, tributarias o impositivas, electorales, energéticas y penales.
Luego de pedir debatir el plan “a la luz de la dramática situación económica y social en la que está sumido nuestro país”, Milei y su gabinete señalaron como firmantes del voluminoso documento—más de 180 páginas y 664 artículos—las consideraciones iniciales y generales del panorama interno y externo del país y los
“Argentina está inmersa en una grave y profunda crisis económica, financiera, fiscal, social, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria, energética, sanitaria y social sin precedentes, que afecta a todos los órdenes de la sociedad y al funcionamiento mismo del Estado”, explicaron.
“Los niveles de pobreza e indigencia que afectan a amplios sectores de la población argentina, 45% y 10% respectivamente, han alcanzado registros históricos que son no solo económica y socialmente perjudiciales sino, sobre todo, moralmente inadmisibles”, puntualizaron.
El proyecto buscará modificar “cientos de leyes vigentes”, reportó el periódico La Nación, uno de los principales de Argentina.
Turbio calendario
Sin tiempo para luna de miel, curva de aprendizaje o tiempo de acomodo al sillón de mando, Milei comprendió que el almanaque siempre será uno de sus rivales.
“Un mes es muy poco para evaluar a cualquier gobierno. Pero en el caso de la Argentina de Milei, el período ha sido tan intenso que parece un año”, enfatizó el analista e investigador independiente brasileño Leonardo Coutinho, presidente de Inbrain Consultants, consultora privada de Washington.
“El primer acontecimiento significativo fue su discurso de investidura. Posiblemente por primera vez en la historia, los argentinos fueron tratados como adultos por un presidente. Milei les dijo con una franqueza sin precedentes que el país no tiene dinero para nada. Y mucho menos para pagar el populismo que ha marcado a generaciones de dirigentes”, recordó.
A consultas de este diario, citó que Milei “presentó medidas radicales que, fríamente, son remedios eficaces para los graves problemas de Argentina. Pero la cuestión central es ésta. Si bien los remedios son buenos, ¿son los mejores o las dosis son las adecuadas?”.
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“Milei aplica remedios aparentemente correctos, pero en sobredosis. Cuando eso ocurre, la medicina puede convertirse en veneno. Este es el riesgo para el éxito de Milei y la inestabilidad en Argentina. Milei está sólo al principio y tendrá mucho tiempo para adaptarse a esta terapia de choque”, describió.
“Si no lo hace”, prosiguió, “está haciendo una apuesta arriesgada que podría salirle cara”.
Al aludir a la izquierdista Cristina Fernández viuda de Kirchner, presidenta de 2007 a 2015 y vicepresidenta de 2019 a 2023 con Fernández, previó que “es mucho más probable que salga mal ante la acción desestabilizadora del kirchnerismo y sus piqueteros y la acción formal de la oposición, que sabrá capitalizar el descontento popular”.
“Milei fue elegido para poner la casa en orden y salvar la alicaída economía argentina. Pero está tomando un camino muy extremo que, si no se ajusta urgentemente, podría representar otro coste de oportunidad para el país sudamericano”, sugirió, con una perspectiva desde Washington.
Por ahora, ya Milei consiguió el respaldo del FMI, un jugador del exterior que fundamental en la economía argentina. En un aval a los “fuertes esfuerzos políticos” de Milei, el Fondo acordó el 11 de este mes con emisarios del gobierno argentino entregarle 4 mil 700 millones de dólares a Argentina para enfrentar los próximos vencimientos de deuda.
Al reprochar incumplimientos del gobierno de Fernández para honrar compromisos financieros previos al 10 de diciembre, el FMI ratificó que acompañará “los fuertes esfuerzos políticos de las nuevas autoridades para restaurar la estabilidad macroeconómica”.
Con lealtad incondicional a EU e Israel, Milei transitó confiado por ahora de que se ganó los guiños de apoyo de la Casa Blanca y sin dejar de proclamar: “¡Viva la libertad, carajo!”.