San José. – Con toda su baraja ya al descubierto y en orfandad política parlamentaria, el economista ultraderechista argentino Javier Gerardo Milei Lucich empezará a jugarse hoy una histórica partida como el presidente de Argentina por los próximos cuatro años con las vestimentas de liberal, libertario, anarquista y populista para despojar al Estado de uno de los países más ricos de América de su pesado ropaje de elevados costos financieros.
Conocida la plataforma con la que, el pasado 19 de noviembre, ganó la segunda ronda electoral presidencial de Argentina como aspirante del opositor partido La Libertad Avanza y derrotó al izquierdista Sergio Massa, de la oficialista Unión por el Cambio, con el nuevo gobernante de la tercera economía de América Latina y el Caribe tampoco habría sorpresas.
Los naipes básicos de Milei ya fueron desplegados sobre la mesa y nadie podrá asombrarse de que, desde hoy mismo y sin dejar resquicios de dudas, trabajará por jugar hacia su gigantesca meta de adelgazar el tamaño del Estado y adoptar decisiones de golpe contundente que podrían provocar malestar y desasosiego social y pugnas políticas.
En unión sentimental libre y sin hijos, de 53 años, Milei recibirá un país con un deteriorado legado social y de creciente pobreza, que azota a cerca del 40%—más de 18 millones 400 mil argentinos—de los aproximadamente 46 millones de habitantes, en cifras actualizadas. La pobreza golpeó a unos 16 millones 700 mil argentinos a junio de 2022, según cifras oficiales.
Reacio a suministrar los detalles de la ruta de Milei, el ministro designado de Economía de Argentina, Luis Caputo, se disculpó el martes pasado en declaraciones a medios de prensa en Buenos y adujo que “nada de lo que es el programa puedo preanunciar”.
Al plantear que se realizó “un esfuerzo enorme” para definir las medidas que se comenzarán a adoptar, recalcó en que “(todos sabemos) la herencia que estamos recibiendo, como dice el presidente, la peor de la historia, pero estamos entusiasmados y vamos a dejar la vida para que salga bien”.
Antes, durante y después de la segunda vuelta de los comicios, y de la primera del 22 de octubre anterior, Milei llegó a todas las tribunas políticas y mediáticas y blandió un plan de choque con el que atacará al Estado para quitarle la gordura y desvestirlo de los excesos que repetidamente repudió en campaña.
A grandes rasgos, Milei desenfundó sus armas cruciales: el choque económico para reducir el aparato del Estado, recortar el gasto público, bajar el déficit de las finanzas públicas, dolarizar la economía y cerrar 11 ministerios y el Banco Central, entre otras acciones para enfrentar el profundo descontento popular por la miseria, la acelerada inflación, la incesante devaluación, el masivo desempleo y el estancamiento económico.
Con una población económicamente activa de unos 21 millones 400 mil argentinos, el desempleó fue del 6.5% en 2022, reportó la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que integra el sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Moody’s, agencia de Estados Unidos calificadora de riesgos económicos, previó en noviembre de este año, antes de la segunda vuelta, que la inflación de Argentina aumentaría hasta 275% en 2024, frente al cierre previsto del 150% en 2023, sujeto a variaciones, y de 94.8% en 2022.
Los fallos gubernamentales para “frenar los desequilibrios” conducirán a “un entorno económico cada vez más insostenible”, advirtió, al puntualizar que el Producto Interno Bruto (PIB) mostrará este año una contracción del 3.5% y de 2.5% en 2024, con un “tibio crecimiento” de 1,5% en 2025. La economía creció 10% en 2021, pero cayó en 2022 a 5.2%, según datos oficiales.
Al día siguiente de la victoria de Milei, Moody’s estableció que como presidente enfrentará “desafíos extremos con resultados altamente inciertos” y visualizó que “un Congreso dividido y las presiones sociales también influirán en la capacidad del presidente (…) para implementar políticas correctivas”.
Pelea en el Congreso
El macro—paquete que Milei propuso a los 35 millones 912 mil 841 electores argentinos dependerá, sin embargo, de intensas negociaciones en el Senado, de 72 integrantes, y en la Cámara de Diputados, de 257.
Una parte de la conformación de ambas instancias fue renovada en las votaciones del 22 de octubre de este año. Cada dos años, el Senado se renueva por tercios y la Cámara por mitades.
En octubre, fueron elegidos 130 de los 257 para el periodo 2023—2027 y 24 de los 72 en para 2023—2029.
Con La Libertad Avanza, Milei quedó con siete senadores y 39 diputados y deberá arrimarse a Juntos por el Cambio, el partido de derecha hasta hoy opositor con el que se alió para vencer en noviembre.
Juntos por el Cambio consolidó al expresidente Mauricio Macri (2015—2019) como elemento crucial para que Milei progresar con sus proyectos en las dos cámaras. En esa sintonía, Milei entregó dos ministerios vitales a Macri: Seguridad, con las fuerzas policiales, a Patricia Bullrich, y Defensa, con las fuerzas militares, a Luis Petri.
Bullrich, como aspirante presidencial, y Petri, como el vicepresidencial, formaron la papeleta de Juntos por el Cambio en octubre. Derrotados al quedar de terceros, se aliaron a Milei y desempeñarán puestos centrales en el gobierno, con lo que Macri empezó a pasar sus facturas políticas al extrovertido nuevo presidente a cambio de votos en el Congreso.
Juntos por el Cambio tendrá 24 de los 72 senadores, mientras que la hasta hoy oficialista Unión por la Patria contará con 33 y los restantes ocho son de cuatro partidos minoritarios que serán esenciales para negociar. En diputados, Juntos por el Cambio tendrá 93 de 257, con 1o8 de Unión por la Patria y 39 de Milei.
Los restantes escaños son de seis partidos minoritarios, cuyos votos—como en el Senado—tendrán estratégico valor político.
En un vaticinio de que Milei enfrentará vientos en contra en el Congreso, la expresidenta izquierdista Cristina Fernández viuda de Kirchner, hasta hoy presidenta del Senado y vicepresidenta de Argentina, movilizó fichas para bloquear negociaciones para designar a nuevas autoridades senatoriales.
Guillermo Francos, como ministro del Interior, Luis Caputo (Economía), Guillermo Ferraro (Infraestructura), Diana Mondino (Relaciones Exteriores), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Sandra Pettovello (Capital Humano) y Santiago Bausili, como presidente del Banco Central, completan el equipo de batalla de Milei.
Sin cargo, Karina Milei, hermana del presidente, gestora de su imagen, la figura detrás del fenómeno, tendrá también un rol clave en el gobierno, sin descartar posibles enfrentamientos con el gabinete.
Lee también: Zelensky viaja hacia Argentina en la víspera de la asunción de Milei
Péndulo político
El también izquierdista Alberto Fernández concluirá hoy su cuatrienio como presidente de Argentina, tras una conflictiva labor con la expresidenta como vicepresidenta y jerarca del Senado.
Milei gobernará hasta el 10 de diciembre de 2027, en lo que se prevé—sin descartar sorpresas—que sería una ruptura con los modelos tradicionales políticos que se implantaron en Argentina en 1983 y que corrieron por izquierda, derecha y centroderecha y, por primera vez, tender a la ultraderecha.
La situación marcará el futuro inmediato de una nación con una democracia joven y que hoy apenas llegará a cuatro décadas de edad. Una dictadura militar derechista se instaló el 24 de marzo de 1976 en Argentina con un golpe de Estado y, con una implacable represión anticomunista y otros enemigos con apoyo de Washington, gobernó hasta el 10 de diciembre de 1983.
Los militares derrocaron en 1976 a la presidenta derechista María Estela Martínez viuda de Perón e interrumpieron la gestión que inició en 1974 a la muerte de su esposo, el general Juan Domingo Perón (1895—1974), caudillo y expresidente.
Perón gobernó Argentina de 1946 a 1955, cuando fue derrocado y enviado al exilio en el exterior hasta que el 17 de noviembre de 1972 retornó a su país y, con pactos y componendas, avanzó para ganar la presidencia en 1973 y ejercerla hasta que murió en 1974.
Sacados los militares del poder ante la presión interna y externa en su contra por sus atrocidades y por vía de las urnas, Argentina comenzó el retorno a la democracia hace 40 años con el presidente centroizquierdista Raúl Alfonsín (1927—2009). En cuatro décadas de un abanico ideológico, Milei será el décimo mandatario de 10 administraciones y dos interinas, con dos por encargo de máximo cuatro días.
Electos en las urnas, Alfonsín gobernó de 1983 a 1989, Carlos Menem (1930—2021) de 1989 a 1999, Fernando de la Rúa (1937—2019) de 1999 a 2001, Néstor Kirchner (1950—2010) de 2003 a 2007, Cristina Fernández de 2007 a 2015, Macri de 2015 a 2019 y Fernández de 2019 a 2023. Los presidentes interinos por designación del Congreso fueron Eduardo Duhalde, del 2 de enero de 2002 al 25 de mayo de 2003, y Adolfo Rodríguez, del 23 al 30 de diciembre de 2001.
Como presidentes, respectivamente, del Senado y de la Cámara de Diputados, sin llegar a presidentes de Argentina, les recayó el ejercicio del Poder Ejecutivo a Ramón Puerta, del 21 al 23 de diciembre en 2001, y Eduardo Camaño, del 30 de diciembre de 2001 al 2 de enero de 2002.
Ascendido al estrellato político argentino, Milei entró a un club exclusivo.
El libro “Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?”, de Siglo XXI Editores, de Buenos Aires, entró este mes a las librerías argentinas como un desafío en busca del por qué Milei se convirtió en el nuevo inquilino de la Casa Rosada, sede de la Presidencia de Argentina.
En 17 líneas para presentar el libro en su página digital, la editorial narró que Milei posicionó a la derecha porque “logró hablar el lenguaje de vastos sectores sociales” que quedaron “a la intemperie” por el coronavirus, de 2020 a 2022, la inflación y el olvido “descarnado de la clase política” y lucharon por progresar ante “la ausencia” del Estado.
A la “política democrática”, alertó, le urge “entender” a la derecha, sus demandas, experiencias y sensibilidades, “si no quiere aislarse de la sociedad”.