Oakland, California.— “Lo que me sucedió es un milagro, definitivamente sí; es un milagro, especialmente en este tiempo, cuando todo el proceso migratorio [de Estados Unidos] es mucho más complicado”, aseguró María Mendoza, enfermera especializada en oncología, quien fue deportada a México en agosto de 2017 por su estatus de migrante indocumentada y había tratado volver de muchas maneras para estar de nuevo con sus cuatro hijos en Oakland, California.

Su abogado, Camiel Becker, consiguió que el hospital donde trabajaba la patrocinara a través de una Visa H1B para profesionistas especializados.

“Cuando recibí la aprobación de la petición que mi empleador hizo, me llené de una gran alegría. Haber salido beneficiada en la lotería de visas [que Estados Unidos hace anualmente]... no podía creerlo”, comentó Mendoza llena de emoción a EL UNIVERSAL.

Ella llegó a territorio estadounidense en 1994 con su esposo, Eusebio, y su hija mayor, Vianney, quien entonces tenía meses de nacida y ahora es beneficiaria del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), lo que le permitió permanecer en el país.

María fue acusada de tres cargos distintos cuando fue deportada, lo que le impedía volver a EU en los siguientes 10 años, pero gracias a su especialidad profesional tuvo la posibilidad de regresar.

“Esa era mi gran esperanza de poder regresar y estar con mis hijos; parecía de verdad muy difícil y creo que lo es, pero Dios es grande”, aseguró.

Indicó que su mayor preocupación eran sus hijos, que se quedaron a cargo de Vianney, porque tanto ella como su esposo fueron deportados.

“Mis hijos se habían quedado solos y a cargo de su hermana mayor que ya tiene 24 años, pero convertirse en la mamá de sus hermanos de la noche a la mañana es algo muy difícil, no estaban acostumbrados a estar sin nosotros”, señaló.

“Yo me hice cargo, pero no es justo, yo también soy su hija, también es mi mamá”, dijo Vianney tras recibir a su mamá en el aeropuerto de San Francisco, California.

A partir de ahora, María podrá llevar una vida normal, “incluso mejor que la que tenía antes, porque hoy está viviendo legalmente en este país”, destacó el abogado Becker.

“Pudimos conseguir que le perdonaran los tres castigos porque se trata de una visa temporal, pero vamos a encontrar una estrategia para logar que María se quede los 10 años que necesitan pasar antes de que pueda pedir su residencia legal”, aseguró.

Explicó que, en el caso de María, el gobierno federal de Estados Unidos sólo autorizó su regreso al país, pero su historial no desaparece, así que una vez concluida la visa temporal, ella deberá dejar el territorio de nuevo, a menos de que consiga otro permiso.

Las congresistas Barbara Lee y Dianne Feinstein abogaron por el caso de María Mendoza, después de revisar su historial y convencerse de que se trataba de una mujer trabajadora, dedicada a su familia y con mucho para aportar a su comunidad.

“En cuanto colgué el teléfono de la llamada de la embajada de Estados Unidos [en México], avisándome que me darían la visa, le llamé a mis hijos para decirles que su mamá ya iba a poder regresar con ellos”, relató.

Antes de volver a EU, fue a dar gracias a la Virgen de Guadalupe. “Yo soy muy católica y soy muy creyente de la Virgen de Guadalupe. Yo creo mucho en Dios y tenía que ir a agradecerle a la Virgen por el milagro que había sucedido”.

Y si esa llamada fue emocionante, la llegada al aeropuerto para encontrarse con sus hijos fue todavía más emotiva: “Primero abracé a la mayor, que no había visto para nada desde que me fui porque ella no puede salir de Estados Unidos”, recordó María.

“Nos abrazamos, nos besamos y no creíamos que eso estuviera realmente sucediendo”, dijo.

Previamente María había pasado por inmigración, donde la sometieron a doble revisión y tuvo que esperar un poco antes de llegar con sus hijos, quienes estaban en un área privada, junto con el abogado.

Tras el encuentro ofrecieron una conferencia de prensa y luego, finalmente, pudo llegar a su casa para estar a solas con su familia. “Empecé poniéndome al día con mis hijos, cenando con ellos, viendo a mis mascotas”, describió.

Ayer, martes 18 de diciembre, fue el día en que ella retomó su trabajo como enfermera en Estados Unidos.

“Tengo que ponerme al día con todo lo que he perdido durante casi un año y medio, porque yo trabajo en una unidad que es un paso antes de terapia intensiva. Todo tiene que estar al día para que se le dé buen servicio a los pacientes”, comentó la enfermera.

Ahora, el reto es lograr que Eusebio, su esposo, regrese también.

Él “podría ser solicitado por María a través de la visa que recibió, pero no tendría permiso de trabajo, sólo de permanencia legal”, explicó el abogado Becker.

“Vamos a esperar un poco a que se regularice mi vida otra vez aquí, con mis hijos, y de ahí vamos a ver con un abogado qué podemos hacer para traer a mi esposo”, señaló María, quien aseguró que pasará una de las mejores navidades, después de vivir la amarga experiencia de la deportación y creyendo que su familia quedaría dividida para siempre.

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