En la esquina rosarina de Pellegrini y Ayacucho hay dolor. A metros de la puerta del Instituto Politécnico la gente se acerca con velas para homenajear a los ex alumnos de esta escuela, víctimas de un atentado terrorista en Nueva York.
Norma Daneo está aquí por dos razones: una es recordar a los que fallecieron, pero la otra, quizá la más importante, es para agradecer que su primo, Ariel Benvenuto, está vivo.
Él es uno de los sobrevivientes de la tragedia y, para Norma , un milagro. "Mi primo volvió a nacer", dijo ante los periodistas congregados en la puerta del politécnico.
"Quiero dar gracias a Dios por haberlo iluminado. El estaba en el última fila, vio a sus compañeros caer y se salvó. Él vio cuando venía el camión a todo velocidad", contó Norma, que, además de prima de Ariel, es su madrina.
Asimismo, mostró su indignación sobre lo que pasa en el mundo con estos atentados: "No sé cómo se pueden parar estas cosas. Es increíble que la humanidad quiera matarse unos a otros, no hay respeto por la vida", dijo y agregó sobre los terroristas: "Si quieren, que se maten ellos solos".
Como Norma, decenas de personas se congregaron en esta esquina de Rosario para conmemorar a los ex estudiantes de este colegio que ayer fallecieron en un ataque terrorista llevado a cabo por un lobo solitario en una de las zonas más céntricas de Manhattan, Nueva York.
Las caras parecen indicar que todavía cuesta creer que en verdad pasó. Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Hernán Ferruchi, Ariel Erlij ya son están.
Ni ellos, ni los tres sobrevivientes del atentado, Juan Pablo Trevisán, Iván Brajkovic y Ariel Benvenuto, podían siquiera sospechar lo que les iba a pasar cuando el fin de semana comenzaron un viaje entre amigos para celebrar que hacía ya 30 años habían terminado la escuela secundaria.
Al viaje lo planearon durante meses. Lo disfrutaron como adolescentes. Y ayer, en medio de la aventura, decidieron pasear en bicicleta a la vera del río Hudson. Fue allí, en la ciclovía, donde se produjo la masacre: un hombre de 29 años, nacido en Uzbekistan y quien vivía en Estados Unidos desde 2010, atropelló a un grupo de personas con una camioneta alquilada y asesinó a ocho de ellos.
De esos ocho, cinco eran argentinos: los rosarinos Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Hernán Ferruchi y Ariel Erlij. Las velas son por ellos.
lsm