Si el abuso sexual ya es de por sí el infierno para una mujer, imaginen si no hay nadie que escuche su voz de auxilio. Eso le pasó a la hija de María Alexandra Peña Sánchez, en Colombia , quien no aguantó más su dolor y le hizo caso de dar a conocer en medios el ultraje del que había sido víctima. “Cansados de una investigación estancada, mi nena me dijo que llamara a un periodista. Así de inteligente es”.
Esta madre cabeza de familia cuenta cómo su hija de 26 años fue víctima de un ultraje infame mientras estuvo hospitalizada en la clínica Fray Bartolomé de las Casas, en la capital colombiana. “Ella es sorda, tiene un retardo mental muy leve y además sufre de epilepsia. Pero es una niña muy clara, que estudia en un colegio especializado y que ha salido adelante”.
Debido a su condición, la joven ha tenido episodios de depresión y de ansiedad. “Para el 21 de diciembre ella entró en una crisis. Lloraba mucho y manifestaba mucha tristeza. Entonces como familia pensamos que lo mejor era que estuviera en manos de expertos”.
El día 28 del mismo mes, la joven quedó hospitalizada en la clínica Fray Bartolomé de las Casas, ubicada en la avenida Suba No. 106-47, en Bogotá . “A ella la comenzó a tratar un médico y luego otro quedó a cargo de su tratamiento. Ese segundo fue el que la abusó”.
La paciente quedó hospitalizada durante 20 días, supuestamente, tiempo durante el cual tratarían sus crisis para que saliera renovada. “Había visitas del lunes a viernes de 2 a 5 de la tarde. Yo siempre iba a verla”, explica la madre. La joven tenía marcada su salida el 14 de enero, pero María se contagió de Covid-19 y pudo recogerla hasta el 23. En ese lapso, la abuela de la joven la visitaba. “Hacíamos videollamadas con ayuda de las trabajadoras sociales”, cuenta Alexandra.
Esta madre de familia recuerda que cuando se recuperó y fue a sacar a su hija del hospitalización le entregaron una ropa mojada con un olor nauseabundo y que eso la sorprendió mucho de la clínica. “Inmediatamente me llegó un pensamiento: a mi niña me la estaban maltratando. Además, más adelante me di cuenta que a partir del 21 de enero los registros de su atención eran inexistentes o los habían borrado”.
Ya en casa la joven se negaba a tomar una ducha, manifestaba que tenía mucho miedo de entrar al baño. Lloraba y su comportamiento no era el habitual, menos después de un tratamiento que, supuestamente, la ayudaría. “El 26 de enero a las cinco de la mañana mi hijita me confesó, a través de su lenguaje de señas, que el médico que la trataba la había violado”.
El médico tratante, cuenta la víctima, entró a su habitación y la comenzó a tocar. “Pero como mi hija es grande, ella se intentó defender, resistirse a lo que ese tipo le quería hacer”, contó Alexandra.
Ante la reacción de la joven, dice que el médico la golpeó en la nariz, la cabeza, le dio puños en la espalda y en su cadera. “Por eso mi hija sentía tanto dolor en su cuerpo”.
Luego, el galeno la metió a la fuerza al baño, le metió un trapo untado de algún líquido en la boca y la ultrajó. “Ese tipo es un salvaje. No me puedo imaginar el dolor que sintió mi hija, sin poderse defender”.
Al día siguiente ella trataba como podía de contarles todo a las enfermeras pero, como el hospital carece de intérpretes, la tacharon de rebelde, la sujetaron y la sedaron para que dejara que gritar y llorar, cuenta su mamá.
Al tercer día del abuso la madre de la víctima pudo ir a la clínica. “Apenas lo supe todo me fui a poner la denuncia por abuso sexual ante la Fiscalía general de la Nación con el corazón destrozado. Eso fue en Paloquemao. Yo le mostré a mi hija el nombre del médico, que estaba escrito en una fórmula, y ella me dijo que sí era él. Le mostré fotos y lo identificó. Todo eso se lo dije a las autoridades”.
Alexandra recordó que ese mismo médico, el agresor, había tratado a su hija cuando tenía ocho años y que incluso, en una ocasión en la que le pidió que ayudara a su hija ante las crisis la había tratado de forma displicente. “Eso quiere decir que mi hija sabe muy bien quién es él. Nunca me imaginé que fuera a violar a mi hija”.
Esta madre de familia cree que el médico pensó que la joven estaba en estado de abandono. “Seguro como tuve Covid y no pude ir el día que le dieron salida el tipo pensó que no tenía familia y ahí se aprovechó. También abusan mucho cuando ven que uno de madre soltera”.
A la víctima ya le practicaron los exámenes de Medicina Legal y en efecto, hay rasgos físicos, que demuestran que fue abusada. No había pruebas de fluidos porque ya habían pasado cuatro días. “Pero es que ese tipo bañó a mi hija para borrar todas las pruebas”.
Solo hasta hoy, que el caso se dio a conocer ante la opinión pública, la investigación se comenzó a mover. “Es tan triste que ni siquiera me han dado una copia de la denuncia, ni de los exámenes de Medicina Legal. Yo como mamá ni siquiera he tenido derecho a eso. Yo necesito demandar también al Distrito por su negligencia a la hora de contratar personal, por la falta de vigilancia y control y de humanidad para tratar a los pacientes”.
La joven ha tenido crisis de tristeza y depresión peores desde que fue abusada. “Ella solo recuerda y recuerda lo que le pasó y yo solo intento calmarla todos los días. Lo peor es que en vez de que sacaran a este tipo del hospital lo trasladaron al hospital Simón Bolívar”.
Madre e hija se enteraron de esto porque, como afiliadas de Capital Salud, fueron por ayuda profesional a este último hospital. “Allá, mientras atendían a mi hija el 28 de marzo, luego de una convulsión, nos encontramos con el médico abusador. Casi nos desmayamos. Comencé a decir lo que ese tipo le había hecho a mi hija, que ya había una denuncia en la Fiscalía. Mi hija del susto se quitó el suero. Yo le trataba de decir al personal que si lo que querían es que me quedara con el violador de mi hija y hacían caso omiso”.
Luego en vez de registrar su denuncia les dieron salida con la observación de que había sido voluntaria. “Yo estoy segura de que ese tipo ha abusado de más mujeres. Alcaldesa Claudia López, le pido que me ayude a que se haga justicia”.
La Subred Integrada de Servicios de Salud Norte ESE rechazó cualquier forma de violencia y vulneración de los derechos de los pacientes y manifestó su disposición para que se realicen las investigaciones pertinentes por parte de las autoridades competentes. "Una vez conocido el presunto hecho se activaron los protocolos de atención que se tienen previsto para este tipo de situaciones. De la misma forma, la Subred notificó el caso a la Secretaría Distrital de la Mujer para que la acudiente pudiera ejercer su derecho a la denuncia".
Según la entidad, se brindó apoyo permanente y de carácter interdisciplinario tanto al paciente como a su familia. Asimismo, se informó y se prestó asesoría a la acudiente del paciente frente a los canales de denuncia como la Fiscalía general de la Nación y la Línea Púrpura.
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agv