San José. – Detenido hoy hace 300 días en El Chipote —cárcel de Managua que desde el siglo XX ganó fama de ser una cámara de torturas—y víctima de la represión en Nicaragua, al abogado nicaragüense Róger Abel Reyes Barrera, de 37 años, se le olvidaron los nombres de sus hijas—Isabella, de 5, y Samantha, de 3—por las secuelas mentales ante los castigos sufridos como prisionero político.

Por eso su esposa, la nicaragüense María Fernanda Guevara Zúñiga, de 30, teme que Róger muera de tristeza como uno más de 180 mujeres y hombres nicaragüenses que se convirtieron en presos de conciencia por la implacable oleada de arrestos de opositores que el cuestionado régimen del presidente de Nicaragua , Daniel Ortega, y su esposa, Rosario Murillo, inició en 2018 y arreció hace un año.

“A nuestros familiares los están matando”, advirtió María Fernanda a EL UNIVERSAL.

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“Róger estuvo más de 160 días en celda de castigo. Fueron tantos días que llegó a tener sicosis transitoria. Su salud mental desmejoró totalmente por estar en una celda de dos metros por dos metros y con las luces encendidas 24 horas. Una vez que lo visité había perdido la memoria parcial. No podía recordar si había comido y lavado los dientes”, describió.

“Lo peor es que ese día él me decía: ‘Mirá Fer: yo sé que tengo hijas, pero no me puedo recordar cuántas’. En cierto momento fugaz, él recordó el nombre de una de nuestras hijas (Isabella). Y le tuve que decir: ‘Ok, sí, y tenemos una segunda hija que se llama Samantha’. Sabe que tiene hijas, sin recordar cuántas ni su nombre”, explicó.

Tras recordar que, “en el circo de juicio” que se realizó este año contra su marido, un juez ordenó suministrar atención sicológica a esposo, María Fernanda narró que sigue sin obtener esa asistencia.

“A mi esposo me lo van a matar de tristeza. Róger me dijo: ‘Mirá Fer: aquí estoy en una tristeza tan profunda de no recordar a mis hijas. Yo me siento horrible de saber que tengo hijas, pero no puedo recordarme como son’. Aunque tiene derecho de visitas de sus hijas, en los 300 días de preso nunca las ha visto. Ni siquiera puedo pasarle una foto de ellas dos”, denunció.

Róger fue condenado en 2022 a ocho años de presidio por traición a la patria. El 21 de agosto de 2021 fue capturado por ser abogado defensor del también reo político nicaragüense Félix Maradiaga, excandidato a la presidencia de Nicaragua.

Maradiaga fue detenido en junio de 2021 por “incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos y pedir intervenciones militares” y por “organizarse con financiamiento de potencias extranjeras para ejecutar actos de terrorismo y desestabilización”. El resto de detenidos enfrenta sentencias de prisión por acusaciones similares.

“Mi esposo está sumido en una depresión por estar lejos de sus hijas. Él es inocente: no ha hecho absolutamente nada más que querer una Nicaragua bonita, hermosa, en la que se pueda pensar distinto (al oficialismo). A mi esposo le ha ‘llovido’ ahí adentro”, aseveró.

La crisis en Nicaragua se agravó en 2018 con mortales choques callejeros entre policías y paramilitares con opositores, que exigieron democracia y libertad y acusaron a la dupla gobernante de represión y de dictadura dinástica.

La pareja rechazó los cargos y contestó que su gobierno sufrió un intento terrorista de golpe de Estado de los opositores con apoyo de Estados Unidos.

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Historias de miedo

Un año después de que Ortega y Murillo ejecutaron en el segundo semestre de 2021 una batida de detención de opositores, los testimonios surgidos de las cárceles nicaragüenses revelaron que, hacinados y sin atención médica, los presos políticos sufren torturas, enfermedades crónicas, aislamiento, alimentación inadecuada y otros tratos crueles.

Los detenidos—precandidatos presidenciales y dirigentes opositores, periodistas, empresarios, sindicalistas, activistas y estudiantes—fueron condenados en 2022 a fuertes penas de prisión.

El Departamento de Estado de EU canceló el lunes anterior las visas a 93 funcionarios de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial—controlados por Ortega y Murillo—por dañar la democracia. Los gobernantes dominan la fuerza militar y policial.

“Los jueces y fiscales alineados con el régimen comparten la complicidad en los esfuerzos del régimen Ortega-Murillo para socavar la democracia a través de su participación en los juicios y condenas” a los opositores, alegó.

“Muchos de ellos sufren la falta de alimentos adecuados, atención médica apropiada e incluso de luz solar. Un preso político ha muerto, y otros permanecen en régimen de aislamiento”, puntualizó.

Washington aplicó sanciones económicas, políticas y consulares al régimen y a gran número de sus jerarcas desde 2018, por violar los derechos humanos, atentar contra la democracia y la libertad y fomentar la corrupción.

En un artículo en El19, medio digital oficialista de Nicaragua, el nicaragüense Edwin Sánchez, analista político progubernamental, acusó que a su país “se le acosa, acusa, sanciona y bloquea económicamente por desmontar los planes siniestros” que Washington “auspició para atacar la paz, la estabilidad, el desarrollo y la democracia” en esa nación desde 2018.

“¿Por qué la barbarie armada y fascista de tres largos meses en 2018, financiada contra Nicaragua, es encubierta (…) con la cínica narrativa de ¿’manifestaciones cívicas’?”, planteó.

Ortega asumió en 2007 y se reeligió en 2011, 2016 (ya con Murillo en la vicepresidencia) y 2021 para otros quinquenios consecutivos, por lo que gobernaría al menos hasta 2027. El dúo se reeligió el 7 de noviembre anterior en comicios calificados como farsa, con los candidatos opositores en prisión.

Al tildarlos este año como “hijos de perra”, el gobierno nicaragüense rechazó que sean prisioneros políticos.

“Nuestros familiares presos resisten en El Chipote”, relató María Fernanda, al mostrar a esa cárcel como “enorme cámara de torturas” y compartir una frase de su marido: “Róger me dijo: ‘Fer: aquí uno no vale ni un peso, uno no vale nada en este lugar’. Es cierto”.

El abogado nicaragüense Róger Abel Reyes Barrera cumple hoy 300 días de arresto en El Chipote, una cárcel de Nicaragua a la que se describe como “cámara de torturas". (Cortesía)

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