Mundo

México y Europa, en momentos bajos

La carta al rey de España exigiéndole disculpas por la Conquista y la posición hermética del gobierno mexicano ante el Viejo Continente han marcado el primer semestre de López Obrador, enfocado en asuntos nacionales

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, en Palacio Nacional en enero pasado. Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL
02/06/2019 |23:30Luis Méndez / Corresponsal |
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

Madrid

La política exterior de México hacia Europa ha menguado significativamente desde la llegada al poder del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En los últimos seis meses, las relaciones con Europa han estado marcadas por el escaso interés del Jefe del Ejecutivo mexicano, quien ha orientado la mayor parte de sus energías a encarar las problemáticas que afectan directamente al país en detrimento de otras realidades internacionales.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

A pesar de las fuertes inversiones de las grandes empresas europeas y de la negociación de un nuevo tratado de cooperación integral entre México y Bruselas, que se halla en fase de revisión jurídica, López Obrador ha mantenido en el primer semestre de su administración un perfil hermético en sus relaciones con el Viejo Continente.

Antes de asumir la presidencia, López Obrador mostró cierto interés por el Vaticano y por sus pares de Reino Unido (James Corbyn) y Francia (Jean-Luc Melenchon).

Del secretario de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard, cabría esperar una actitud más europeísta, pero la autonomía de la Cancillería mexicana se halla restringida por el sello personalista que el Presidente está imprimiendo a su mandato, lo que explica que el país no se haya hecho visible aún en las instituciones europeas.

La relación con Europa no sólo atraviesa por momentos bajos, sino que en algunos aspectos ha empeorado, como sucedió en marzo pasado cuando trascendió la carta que López Obrador envió al rey de España Felipe VI, exigiéndole que su nación se disculpara por los agravios en la Conquista.

Un gesto que fue calificado por los expertos de enorme falta de tacto diplomático, y que provocó la enérgica respuesta del gobierno de Madrid, el cual tachó de improcedente la demanda del político mexicano tras considerar que no se podían juzgar los hechos del pasado con los parámetros actuales.

El incidente generó también malestar en el presidente Pedro Sánchez, quien en entrevista con EL UNIVERSAL lamentó que López Obrador hubiera hecho pública la carta al rey, saltándose el protocolo.

El desencuentro fue algo inédito en la historia de las relaciones entre México y España que, con pasadas administraciones, se venían fortaleciendo de manera constante desde la reanudación de la actividad diplomática entre los dos países en 1977.

El jefe del Ejecutivo no se retractó e insistió en que el monarca español debía ofrecer disculpas por la Conquista, luego de negar que desde la Presidencia se hubiera publicitado la carta confidencial, pero España se resistió a ofrecer perdón.

Con su reclamo, López Obrador generó una disputa innecesaria y opacó el gesto de buena voluntad que tuvo semanas antes con la visita a México de Sánchez, el primer mandatario extranjero en ser recibido durante su administración.

México también marcó distancias con Europa a propósito de la crisis en Venezuela. Mientras el bloque europeo reconocía al opositor Juan Guaidó como mandatario encargado, después de que el presidente Nicolás Maduro rechazara la celebración de elecciones democráticas, López Obrador reivindicaba la neutralidad de México y apostaba por el diálogo entre las partes, alineándose con la minoría latinoamericana.

El presidente del gobierno español trató en vano durante su visita a México el pasado enero de convencer a López Obrador para que se incorporara a la posición europea respecto a Venezuela, lo que ilustra la falta de sintonía entre el mandatario mexicano y Bruselas sobre el modo de abordar ciertos acontecimientos internacionales.

De este modo, la política de no interferencia aplicada por el gobierno dificulta que México pueda actuar de manera sincronizada con Europa en algunos foros internacionales, ello distancia a las dos partes en escenarios relevantes.

López Obrador parece estar enfrascado en la solución de los graves problemas que enfrenta México, mientras Europa se mantiene a la expectativa y observa con inquietud la suspensión de grandes proyectos de infraestructura que ya estaban previamente acordados, lo que crea incertidumbre jurídica y tiene un efecto negativo en los planes de inversión de las multinacionales europeas.

El alejamiento de Bruselas por parte de Andrés Manuel López Obrador puede provocar que las relaciones políticas y comerciales entre México y Europa avancen a un ritmo mucho más lento del que se ha registrado hasta ahora.

Te recomendamos