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Hoy me reuniré con el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Causabon, para dar nuevo impulso a las relaciones entre Brasil y México. Mi visita a México, ya en los primeros meses del gobierno del presidente Lula —y la primera de un canciller brasileño desde 2016— es una señal adicional del retorno de Brasil a la región, así como fue el regreso a la CELAC, implementado en los primeros días de la nueva administración.
Tendré el agrado de copresidir la V Comisión Binacional Brasil-México, mecanismo que permite a los gobiernos explorar oportunidades para profundizar todas las vertientes de las relaciones entre los dos países. En particular, me complace realizar esta visita en el centenario de la apertura de la embajada residente de Brasil en México. Son nuevos tiempos para una larga amistad.
Brasil y México son las dos economías más grandes de América Latina y somos, cada uno, el octavo más importante socio comercial del otro. Somos economías que se complementan: en 2022, el intercambio comercial entre nuestros países superó los 12 mil millones de dólares, una cifra récord. Ya en el primer trimestre de este año hubo un aumento de 38% en comparación con el mismo periodo de 2022. Sin embargo, hay espacio para crecer mucho más. El Acuerdo de Complementación Económica No. 53 entre Brasil y México cubre sólo 13% del universo arancelario. Es hora de volver a la mesa de negociación para ampliarlo.
En la Comisión Binacional, también discutiremos cómo ampliar el intercambio entre estudiantes de enseñanza superior de Brasil y México. Esta es una iniciativa que transciende la formación académica, forjando lazos que perduran en el tiempo y fortaleciendo el entendimiento mutuo entre nuestros pueblos. Brasil y México son potencias culturales. Trabajaremos para dar más visibilidad a la cultura de un país en el otro. Un espacio privilegiado para eso es el Instituto Guimarães Rosa (IGR), ubicado en la Ciudad de México. El IGR, además de impartir clases de portugués, ofrece programación cultural que busca reflejar la riqueza de la cultura de Brasil y estimular el diálogo con todos los mexicanos.
La libre circulación de personas es esencial para continuar la trayectoria de aproximación entre nuestros países. Cada año, más de 300 mil brasileños visitan México. Son turistas, empresarios, artistas, deportistas y académicos. Son personas cautivadas por este fascinante país. La decisión de reanudar la exigencia de visa a brasileños presenta un reto para que la relación entre nuestros países pueda alcanzar su máximo potencial. Buscamos una solución negociada para esa situación, en sintonía con el espíritu de acercamiento entre nuestros pueblos.
Brasil y México compartimos el anhelo de construir un orden internacional justo, democrático y equitativo. Defendemos el multilateralismo como principio fundacional y cobramos el respecto a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional. Fuimos padrinos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y convergimos en la importancia de la promoción y protección de los derechos humanos, así como de la lucha contra la desigualdad, la pobreza y el hambre.
Estoy seguro de que, cuando concluyamos hoy la reunión de la Comisión Binacional, habremos sentado las bases para que las futuras visitas del presidente Lula a México y del presidente López Obrador a Brasil rindan frutos para nuestros pueblos y para la integración regional.
