Bruselas.— En plena época de pandemia por Covid-19, el mundo registra cifras nunca antes vistas en el número de desplazados por conflictos, violencia y calamidades naturales.
El Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés), que forma parte del Consejo Noruego para los Refugiados, estima en un informe publicado ayer que para el cierre de 2019 45.7 millones de personas vivieron fuera de sus hogares a causa de guerras y la persecución, 8.5 millones más que el año previo.
A esta cifra habría que añadir 5.1 millones de personas en movimiento como resultado de tormentas, incendios y sequías en 95 países. El planeta experimentó alrededor de 2 mil fenómenos naturales extremos. México sumó el año pasado a su lista de desplazados, 23.1 mil personas; 16 mil a causa de desastres naturales y el resto por la crisis de inseguridad, conflictos políticos y territoriales.
“La violencia perpetrada por los cárteles del narcotráfico, los grupos paramilitares y las autodefensas, desencadenó 7 mil 100 nuevos desplazamientos en México en 2019, pero la cifra debería considerarse una subestimación”, indica el informe.
Sostiene que la mayoría de las personas afectadas se registraron en Chiapas, Chihuahua, Durango, Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Sinaloa. Destaca como uno de los eventos más relevantes el registrado en enero en la ciudad de Coahuayutla, en Guerrero, cuando el grupo criminal Los Cuernudos comenzó a disparar y saquear a los pobladores; lo cual provocó que más de mil 100 personas dejaran su hogar.
En América, México fue después de Colombia y El Salvador el país con el mayor saldo de nuevos desplazados por violencia. El continente en su conjunto sumó 7% de los nuevos casos totales.
“Hubo relativamente pocos desastres en México en 2019, en comparación con años anteriores, se registraron 16 mil nuevos desplazados”, sostiene el documento.
Indica que una de cada cuatro personas desalojadas fue con relación a la falsa alarma de que un tsunami pegaría las costas de Chiapas en noviembre pasado; el huracán Lorena y la tormenta tropical Narda, habrían ocasionado 2 mil 200 y 2 mil desplazados. Los incendios de marzo en Veracruz y de octubre en Baja California arrojaron 2.1 mil y mil 600 casos, respectivamente.
Para finales de diciembre del año pasado, en México había 345 mil personas viviendo en condición de desplazados por conflictos y violencia, por delante de países como Costa de Marfil, Malí y Palestina.
El estudio sostiene que México no cuenta con un registro oficial de desplazados internos, así como carece de evaluaciones y datos exhaustivos, lo que dificulta comprender completamente los patrones de desplazamiento, evaluar los impactos de casos a pequeña escala y entender mejor los movimientos internos, transfronterizos y los retornos.
El IDMC insiste en establecer una base de datos sólida para arrojar luz sobre la situación a diversas escalas, los patrones y los impactos. “Comprender y abordar el fenómeno representa una deuda histórica para los cientos de miles, sino millones de personas”, asegura. Considera que el cambio en la posición gubernamental supondría un paso positivo tras “una década en la cual la escala del desafío ha crecido mucho, más rápido que las iniciativas políticas que tratan de abordarlo”.
El documento precisa que las estimaciones sobre el número total de desplazados internos en México se basa en el análisis de eventos y el monitoreo de medios de comunicación por parte del IDMC y la Comisión Mexicana para la Defensa de los Derechos Humanos, así como de datos almacenados en informes previos.
“Muchos millones de desplazados internos aún enfrentan obstáculos significativos en sus esfuerzos por poner fin de manera sostenible a su desplazamiento. Esto pone de relieve la urgente necesidad de fortalecer el esfuerzo colectivo para abordar un desafío cada vez mayor”, detalla. A la crisis de los desplazados habría que añadir otra. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sostiene que mientas varios países de América Latina han sellado sus fronteras para tratar de contener el coronavirus, a México siguen llegando personas buscando un lugar seguro ante la persecución que viven.
En el Palacio de las Naciones de Ginebra, un vocero de ACNUR informó que a pesar de que las restricciones fronterizas implementadas en Centroamérica por la pandemia han provocado un descenso de 90% de las solicitudes de asilo semanales registradas en México, centenares de personas siguen buscando refugio.
“Esta situación pone de manifiesto la magnitud de los niveles de violencia y de persecución que muchas personas continúan sufriendo en sus países de origen, incluso en tiempos de pandemia”, sostiene el organismo en un comunicado.
Durante el primer trimestre del año, las solicitudes de asilo en México crecieron 33% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Aunque las autoridades mexicanas han suspendidos los plazos legales para la tramitación de las solicitudes de asilo debido a la pandemia, ACNUR colabora con la COMAR para establecer un sistema que permita realizar el trámite de las solicitudes de asilo en formato remoto.