Washington.— El presidente estadounidense, Donald Trump, tuiteó ayer que “México debe usar sus leyes migratorias para detener a los miles de indocumentados que buscan entrar a Estados Unidos”.
Afirmó que “los centros de detención están al máximo y nosotros no alojaremos a más inmigrantes. El siguiente paso es cerrar la frontera. Esto también nos servirá para detener el flujo de droga desde México”.
También ayer, un funcionario del gobierno estadounidense reveló que las autoridades fronterizas tienen como objetivo cuadruplicar el número de solicitantes de asilo que devuelven cada día a México.
Este sería el intento más reciente de aliviar un sistema de inmigración que se encuentra abrumado. Cientos de agentes que suelen inspeccionar la carga y los vehículos en los puertos de entrada fueron reasignados para ayudar a manejar a los migrantes.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, pidió voluntarios de agencias no migratorias dentro de su departamento, envió una carta al Congreso a finales de la semana pasada solicitando recursos y mayor autoridad para deportar a las familias más rápidamente, y se reunió con funcionarios centroamericanos y mexicanos.
Por ahora, unas 60 personas en busca de asilo son devueltas cada día a México a través de los puertos internacionales de San Ysidro, Calexico y El Paso para esperar respuesta sobre sus casos, dijo el funcionario. Se les permite regresar a Estados Unidos para recibir la fecha en que deberán comparecer ante una corte.
El plan se anunció el 29 de enero, en parte para frenar el número de centroamericanos que llegaba a Estados Unidos a través de la frontera. Con un atraso de más de 700 mil casos de inmigración, los solicitantes de asilo pueden esperar años para que sus casos avancen y las autoridades dicen que algunas personas manipulan el sistema para vivir en Estados Unidos. El funcionario indicó que el objetivo es que hasta 300 personas sean regresadas al día para finales de la próxima semana.