Desde hace varios años, China juega un papel cada vez más importante en el escenario económico internacional, lo cual tensa su relación con Estados Unidos y otros países debido a su papel cada vez más protagónico en el segmento de los autos eléctricos. En este escenario, México ha quedado atrapado entre la espada y la pared.
El problema empezó a recrudecerse en 2017, cuando bajo la presidencia de Donald Trump, inició un periodo de proteccionismo que derivó en la imposición de aranceles a productos de origen chino, iniciando así una guerra comercial entre ambas naciones. Después, con el surgimiento de la pandemia de Covid-19, se intensificó la presión, no sólo en EU, sino en todo el mundo, para transformar las cadenas de producción y suministro para depender menos de China.
Ahora, con Trump nuevamente en campaña rumbo a un segundo mandato como presidente de EU, se corre el riesgo de que la guerra con China suba de tono.
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El pasado 14 de mayo, el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden aumentó los aranceles a los autos eléctricos procedentes de China, así como a paneles solares, acero, aluminio, equipo médico y otros productos. La Casa Blanca sostuvo que el impuesto de 100% a los autos eléctricos procedentes de China es una respuesta a los subsidios del gobierno chino a los fabricantes de vehículos y que el objetivo es proteger empleos estadounidenses.
Los aranceles afectan importaciones por un valor aproximado de 18 mil millones de dólares, según la Casa Blanca. Para los coches eléctricos, el arancel pasó de 25% a 100%, y para los paneles solares aumentó de 25% a 50%. En tanto, los aranceles sobre ciertos productos de acero y aluminio se triplicaron hasta 25%, desde 7.5% anterior.
La imposición de estos aranceles se da en medio de una enconada campaña entre Biden y Trump por demostrar quién asume una postura más estricta hacia China, aunque las automotrices chinas prácticamente no exportan vehículos eléctricos a EU; son las empresas estadounidenses como Ford y General Motors las que aprovechan una regla que les permite importar cierto volumen de autos procedentes de China sin pagar arancel. Es el caso de los modelos Nautilus de Lincoln, Envision de Buick, Polestar 2 y los sedanes S90 de Volvo. Volvo y Polestar pertenecen a la automotriz china Geely.
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Acelerador a fondo
¿Cómo llegó China a ser tan competitivo en autos eléctricos? Hace cuatro años el país asiático era débil en exportación de automóviles, pues enviaba al exterior un millón de vehículos de bajo costo cada año, principalmente a Medio Oriente.
Sin embargo, el año pasado se convirtió en el principal exportador de vehículos del mundo, superando a Japón y Alemania. China ahora tiene capacidad para exportar 5 millones de vehículos al año entre automóviles, camionetas SUV y furgonetas, según la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA, por sus siglas en inglés).
Los coches eléctricos de batería son más baratos en China, pues el gobierno lleva 15 años subsidiando la investigación, desarrollo y producción de autos eléctricos. Además, las automotrices chinas compiten entre ellas para aumentar la fabricación de coches eléctricos de batería y algunas tienen su propia flota de barcos para exportarlos hasta el otro lado del océano Pacífico y en Europa.
Los principales fabricantes de autos eléctricos en China son BYD, Chery (con las marcas Omoda, Jaecoo, Jetour y Exeed), SAIC (con MG), Geely (dueño de Volvo, Zeekr, Lotus y LEVC), Great Wall (con las marcas Ora, Tank, Poer, Haval y Wey), BAIC, FAW, JAC, GAC, Brilliance y JMC. Se estima que este año se lanzarán 71 modelos de coches eléctricos en China, muchos con funciones avanzadas como el comando de voz y con precios menores a los de sus contrapartes eléctricas en Occidente.
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Alerta en Europa
La Unión Europea (UE) también elevó los aranceles a los automóviles eléctricos importados de China. De acuerdo con la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea, los aranceles que se empezaron a aplicar el pasado 5 de julio van de 17.4% a 38.1%, y se suman al arancel comunitario vigente de 10%.
Y aunque la decisión es provisional hasta noviembre, es consecuencia de una investigación sobre las ayudas estatales de China a fabricantes de vehículos eléctricos.
La Comisión Europea inició la investigación en octubre para determinar si los precios de los vehículos eléctricos chinos son artificialmente bajos debido a las subvenciones del gobierno chino y perjudican a los fabricantes europeos. La investigación concluyó provisionalmente que la industria automotriz china de vehículos eléctricos “se beneficia de subvenciones desleales, lo que supone una amenaza de perjuicio económico”.
Las autoridades europeas temen que las importaciones de autos eléctricos chinos a precios más asequibles acaben con puestos de trabajo e industrias estratégicas. El año pasado, la UE importó coches eléctricos de China por un valor de 11 mil 500 millones de dólares, frente a mil 600 millones en 2020, según Rhodium Group.
Los aranceles se aplican de manera diferenciada. BYD tiene el arancel adicional más bajo de 17.4%. A Geely se le aplica un arancel adicional de 20% y a SAIC uno de 38.1%. Los demás fabricantes chinos que cooperaron con la investigación tendrán un arancel adicional de 21%, y los que no cooperaron están sujetos a un arancel adicional de 38.1%.
Tesla, que vendió 28% de los vehículos fabricados en China en la Unión Europea el año pasado, solicitó una revisión individual de su tasa arancelaria de 21%, y se modificará si el arancel se vuelve permanente en noviembre.
Como consecuencia de esos impuestos arancelarios, China podría desencadenar una guerra comercial con Europa y aumentar los aranceles a las importaciones de vehículos procedentes del bloque europeo del actual 15% a 25%, o centrarse en otras importaciones como el vino y artículos de lujo.
Beijing ya inició una investigación antidumping sobre el brandy importado de la UE y podría imponer aranceles a los fabricantes franceses de coñac. Francia y España están a favor de los aranceles, pero la industria automotriz alemana se opone, ya que exportan muchos vehículos a China.
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Con el T-MEC de fondo
México está en medio de la disputa por imponer aranceles a los autos eléctricos chinos, pues Estados Unidos teme que las automotrices chinas utilicen el T-MEC para exportar vehículos a territorio estadounidense. Sin embargo, hasta hoy no existe una sola fábrica de autos chinos en el territorio nacional que pueda exportar a la Unión Americana aprovechando los beneficios del T-MEC. Juan Francisco Torres Landa, socio Mercantil y Financiero del despacho legal Hogan Lovells, declaró que Biden y el republicano Trump coinciden en la amenaza de la introducción de autos chinos al mercado estadounidense en condiciones de prácticas desleales debido a las subvenciones o beneficios estatales, pues no compiten en igualdad de circunstancias con los fabricantes estadounidenses.
“Los aranceles son inminentes, pero tienen miedo de que encuentren en México el trampolín para pasar a Estados Unidos con beneficios arancelarios. El tema es que tienen que cumplir con la regla de origen del T-MEC y el contenido de fuerza laboral, y estos dos factores no los cumplen si ensamblan en China y sólo envían a México”, explicó.
“BYD ha anunciado una fábrica en México con grado de manufactura y si cumple con las reglas de origen del T-MEC, aunque tenga marca china, calificaría como [hecho en] Norteamérica. Pero al producto manufacturado en México de marca china no sé si le vayan a poner aranceles, es algo que se debe abordar, porque han atacado al mercado con políticas comerciales muy agresivas”.
En el reciente reporte de la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) sobre la operación del T-MEC, se menciona que la producción de autos eléctricos en la región del tratado requiere una cadena de suministro resiliente, con fuentes de minerales confiables, a fin de enfrentar el exceso de capacidad de China.
El gobierno estadounidense añadió que existen organizaciones a las que les preocupa la cantidad de Inversión Extranjera Directa de China en territorio mexicano porque pudiera ser una forma de evadir los aranceles que se impusieron bajo la sección 232 y 301.
Al respecto, Odracir Barquera, director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), dijo que estos temores se dan en un discurso incierto en periodo electoral y son impulsados por los sindicatos en Estados Unidos, pero no hay datos que sustenten ese temor.
“Lo importante es que viendo hacia la revisión del T-MEC en 2026, se comprenda que tenemos que trabajar los tres países como América del Norte. Que somos un bloque que lleva 30 años integrándose de manera comercial y, por lo tanto, tenemos que pensar como bloque regional ante otras regiones, recordando que China no es miembro del T-MEC”, indicó.
“Los integrantes son Canadá, Estados Unidos y México, y nuestra prioridad debe ser incrementar la competitividad de América del Norte y cómo seguimos dándonos mayores elementos y herramientas para competir con el resto de las regiones”.