La erupción de un volcán submarino en Tonga, y el tsunami que generó, dejaron atrapadas a los poco más de 100 mil habitantes de estas islas del Pacífico sur. Entre ellas, dos mexicanos: Leslie Elisa Nava Flores y David Olaf Santillán González, cuyas familias quieren asegurarse de que están a salvo y de que pronto puedan salir de allí.
La erupción volcánica, el sábado, provocó una ola de 1.2 metros en la capital de las islas Tonga, Nukualofa, donde viven los dos biólogos mexicanos. Los residentes se refugiaron en zonas elevadas, pero en la costa hubo grandes daños. “El tsunami ha tenido un impacto significativo en la banda costera de la parte norte de Nukualofa”, alertó la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.
Apenas este lunes Australia y Nueva Zelanda lograron enviar aviones militares para evaluar daños, luego de que las cenizas complicaran los sobrevuelos. La electricidad se restableció, pero no la comunicación, y se teme que pasarán días antes de que todo mejore. Por ahora no se reportan muertos, pero sí desaparecidos. El elevado oleaje impactó también en Japón, en ciudades de Estados Unidos, en Chile e incluso Perú, donde dos mujeres perdieron la vida, ahogadas.
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Para empeorar la situación, cuando en Tonga ya era lunes el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico detectó olas grandes que “podrían ser de otra explosión del volcán” Hunga Tonga-Hunga Ha’apai.
La noticia de la erupción ha causado momentos de angustia a las familias de Leslie Elisa y David. “Mi mamá pudo hablar con Elisa anoche [sábado]. La embajada británica en Tonga les prestó un teléfono satelital para que pudieran entrar en contacto con nosotros. La llamada fue muy breve, sólo alcanzó a decirle que están bien y en un lugar seguro, y nos pidió apoyo para que puedan salir de la isla”, contó a EL UNIVERSAL Amelia Nava, hermana de Leslie.
Aunque sólo hablaron brevemente, la madre de Elisa notó preocupación en el tono de voz de su hija. La joven, de 34 años, contó que ella y David, de 31, lograron resguardarse en un hotel cerca del aeropuerto, una zona más o menos segura donde no hay inundaciones y que no está cerca de la zona cero. Pero desde entonces no se han podido comunicar con ella. No recibe mensajes de whatsapp, ni le entran llamadas. “No sabemos nada”, explicó Amelia.
Ella habló con su hermana el viernes. Elisa le contó que había una alerta de riesgo, pero que se encontraba bien.
David también logró hablar con sus familiares el sábado. “El volcán acaba de hacer erupción muy fuerte y están lloviendo piedritas; estamos replegados en un hotel frente al aeropuerto, esperando instrucciones de las autoridades. Todo es muy incierto hasta ahora”; dijo en un mensaje de whatsapp. “Pero estamos bien, seguramente me quedaré sin señal en algún momento… Cada que pueda me mantendré comunicado. Los amo a todos”, añadió.
Después de eso, el silencio ha sido absoluto.
Leslie Elisa y David, egresados de la FES Iztacala de la UNAM, buzos profesionales, viajaron a Tonga hace un par de años para resguardar un arrecife de coral y otras especies marinas, detalló a este diario Amelia.
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“Mi hermana y su amigo están allá, ellos viven en Tonga desde hace un par de años. Ellos son buzos, les ofrecieron un trabajo para mantener un arrecife de coral”.
Los mexicanos abrieron una cuenta en Facebook, Mexicanos en Tonga, donde platican de sus aventuras, de las costumbres del lugar. “Un par de mexicanos viviendo una aventura del otro lado del mundo”, dice la descripción de la página.
Sin embargo, comentó Amelia, “hace un año que ellos querían regresar a México, pero debido al Covid-19 cerraron la frontera. No podían entrar ni salir porque resguardaron la isla. Cerraron el aeropuerto, no hay muchos vuelos, pues allá trataron de reducir la movilidad al máximo”, relató.
Amelia, quien señaló que no conoce más mexicanos que vivan en Tonga, acotó que su familia logró comunicarse con Alejandro Ramos Cardoso, jefe de Cancillería de la Embajada de México en Nueva Zelanda. “En la embajada estuvieron en contacto con ellos el viernes en la tarde; les dijeron que estaban bien, pero desde entonces no ha habido manera de comunicarse con ellos”.
Ante la falta de noticias, la familia clama ayuda. “Estamos preocupados porque a partir de la llamada que hizo mi hermana, no sabemos más de ella, no tenemos detalles de cómo están, qué están pasando. La llamada fue muy corta, lo que nos alarma porque nos hace pensar que la situación es crítica allá y el mensaje que más le preocupaba a mi hermana comunicarnos era que la ayudáramos a salir de la isla”, indicó.
“Nos interesa llegar a la SRE, al canciller Marcelo Ebrard, y a la embajada de México en Nueva Zelanda para que nos ayuden”.
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