El mexicano que las autoridades de Estados Unidos buscan por haber matado a cinco hondureños, incluyendo un niño de nueve años, en Texas, ingresó ilegalmente al país y funcionarios migratorios lo expulsaron al menos cuatro veces, informó una fuente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a la cadena CNN.
Un juez migratorio expulsó a Francisco Oropesa Pérez-Torres por primera vez en marzo de 2009.
“En un momento y lugar desconocidos, Pérez-Torres volvió a entrar ilegalmente en Estados Unidos, y fue detenido y expulsado varias veces más por el ICE Enforcement and Removal Operations en septiembre de 2009, enero de 2012 y julio de 2016”, dijo la fuente al medio estadounidense.
Se desconoce cuánto tiempo llevaba en Estados Unidos desde su última expulsión o su estatus migratorio actual. También tiene en su historial un tiempo en prisión, que pasó tras ser condenado por manejar intoxicado en el condado de Montgomery, en Texas.
El hombre no podía tener legalmente un arma, al no estar autorizado para estar en el país. Aun así, poseía un rifle AR-15, con el que mató a sus vecinos el viernes pasado, después de que éstos le reclamaron que dejara de hacer disparos al aire porque su bebé de un mes no podía dormir.
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Las autoridades no tienen pistas sobre el paradero de Oropesa y la tarde del domingo informaron que el sospechoso “podría estar en cualquier parte”.
La esposa de Oropesa ha sido entrevistada en múltiples ocasiones y está en “contacto constante” con los investigadores, dijo el alguacil de San Jacinto, en Cleveland, Texas.
Antes de esta matanza, las dos familias se llevaban bien, según dijo Wilson García, esposo de una de las víctimas.
Más de 250 agentes de las fuerzas del orden están dedicados a buscar a Oropesa, de 38 años. Las autoridades han ofrecido 80 mil dólares en recompensa por información que conduzca a la captura del mexicano, a quien describen como “armado y peligroso”.
Las autoridades habían estado rastreando el teléfono móvil de Oropesa, pero lo encontraron abandonado el sábado junto con algunas prendas de vestir. Los perros rastreadores detectaron el olor de los objetos, pero el rastro desapareció en un río.
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