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Washington.— La expansión de la variante Delta en Estados Unidos (ya representa más de 80% de los contagios) ha obligado a las autoridades sanitarias estadounidenses a dar marcha atrás en sus recomendaciones. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) anunciaron ayer que vuelven a recomendar el uso de mascarillas en interiores, para vacunados y no vacunados, en las áreas de Estados Unidos con riesgo de transmisión “alto o sustancial”; o, lo que es lo mismo, en más de 60% de los condados del país.
Desde mediados de mayo, en efervescencia por el descenso de los contagios, el éxito por entonces de la campaña de vacunación y las grandes expectativas puestas en ella, los CDC recomendaban a aquellos inmunizados que no hacía falta ponerse cubrebocas en interiores, por la protección de las vacunas.
La situación actual ha hecho despertar de nuevo las alarmas, tras la incapacidad de cumplir con la “independencia de la vacuna” que el gobierno del presidente Joe Biden aspiraba a conseguir para el 4 de julio. EU sigue con casi un tercio de la población sin haber recibido al menos una dosis, y ninguna intención de que este segmento cambie de opinión.
El presidente Joe Biden dijo que se está “considerando” que la vacunación contra el Covid-19 sea obligatoria para los trabajadores federales. “Hemos visto un aumento en la inmunización en los últimos días, pero tenemos que hacerlo mejor. El jueves, presentaré los nuevos pasos en nuestro esfuerzo por inmunizar a más estadounidenses”, dijo Biden en un comunicado. De acuerdo con la cadena CNN, que citó a fuentes informadas, es un hecho que el mandatario anunciará ese día la vacunación obligatoria para empleados y contratistas federales.
En la Casa Blanca, los cubrebocas regresaron, desde empleados hasta reporteros.
Biden, como las autoridades sanitarias, advierten que EU vive ahora una “pandemia de no vacunados”, que unido a la alta transmisión de la variante Delta, ha provocado que los contagios se hayan elevado a más de 50 mil por día, cifras cuatro veces superiores a las de hace un mes. Tom Frieden, exdirector del CDC durante la presidencia de Barack Obama, alertaba este fin de semana a la CNN que, en la tendencia actual, los casos podrían llegar a los 200 mil diarios en el próximo mes y medio.
“La nueva ciencia es preocupante y desafortunadamente requiere una actualización de nuestras recomendaciones”, resolvió la directora de los CDC, la doctora Rochelle Walensky. La alta transmisibilidad de Delta ha obligado a replantearse las medidas para paliar la situación: es especialmente preocupante para las autoridades sanitarias los estudios que dicen que las personas vacunadas e infectadas pueden ser portadoras de niveles de virus similares a aquellos sin vacunar y hay casi la certeza de que pueden transmitir el virus. Ante eso, los CDC decidieron apostar por la cautela y, de momento, recomendar el regreso a las mascarillas.
“Estamos lidiando con una cepa muy diferente de este virus de la que había en primavera”, dijo la portavoz presidencial, Jen Psaki. “Estamos lidiando con un virus que evoluciona y para el que no hay manual ni precedente histórico”, añadió. En una teleconferencia de prensa, Walensky indicó que los últimos estudios sobre el virus han apuntado “comportamientos” que apuntan que “en raras ocasiones la población vacunada infectada con la variante Delta, tras vacunarse, pueden ser contagiosos y expandir el virus a otros”.
Los CDC también reviraron en cuanto al uso de mascarillas en colegios de cara al curso escolar que debe empezar en otoño, recomendando que todos quienes trabajen en escuelas las lleven siempre, sea cual sea su estatus de vacunación. Durante el fin de semana, Anthony Fauci, epidemiólogo de cabecera de EU, ya advertía que la administración Biden estaba estudiando activamente el regreso de las mascarillas, porque el país va en la “dirección equivocada”.
La semana pasada, el condado de Los Ángeles imponía de nuevo las mascarillas en interiores. Las ciudades de Savannah, en Georgia, y Saint Louis, en Missouri, reinstauraron esta semana el mandato de mascarillas en interiores. Ante la alta transmisibilidad y afectación de la variante Delta, algunas autoridades públicas han empezado a imponer nuevas normativas y restricciones.
El lunes, más de medio centenar de organizaciones médicas exigieron que se imponga un mandato nacional de vacunación a todos los trabajadores de servicios de salud, médicos y de cuidados personales. La situación preocupa tanto a la Casa Blanca que a principios de semana la portavoz Jen Psaki ya avisó que no existe actualmente ningún interés por parte de la administración estadounidense de abrir fronteras y reconsiderar las prohibiciones de viaje que existen para ciertas partes del mundo.