Madrid.— La llegada del metaverso vendrá cargada de oportunidades, pero también de peligros. Por una parte, el mundo virtual evitará a muchos usuarios desplazamientos y gastos, además de tener cierto efecto democratizador al proporcionar experiencias realistas y gratificantes a quienes difícilmente pueden vivirlas.
Sin embargo, este simulacro en un universo paralelo también reclamará más tiempo y energía con el consiguiente riesgo de adicción, acumulará mucha más información personal para fines comerciales o políticos y podría multiplicar los acosos y el discurso de odio , advierten los expertos.
“Existe el peligro de que este mundo fascinante y prácticamente sin límites al alcance de nuestra mano se convierta en algo adictivo a lo que nos enganchemos. Las redes sociales ya son muy adictivas, pero serían un pálido reflejo de lo que puede llegar a ser el metaverso. La multiplicidad de experiencias que ofrece puede provocar disociaciones, que descuidemos nuestra auténtica vida y propiciar con ello un escapismo que nos haga desconectar de la realidad”, señala a EL UNIVERSAL Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
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“Otro asunto preocupante es que del mismo modo que las redes sociales se han convertido en una especie de maquinaria para captar datos de nuestra vida en algunos casos muy privada, eso el metaverso puede multiplicarlo cuando menos por 10. En las redes sociales básicamente lo que hacemos es intercambiar información, contenidos, pero hay cierta sensación de control, aunque no sea real. En el metaverso lo que haremos será sobre todo vivir experiencias, por lo que daremos muchísima más información de lo que nos gusta o nos atrae, sin apenas tener conciencia de ello, porque estaremos viviéndolo y no contándolo. La conciencia de que estamos revelando tanto sobre nosotros, será prácticamente inexistente”, agrega el investigador del grupo GAME (Aprendizajes, Medios de Comunicación y Entretenimiento).
El mal uso de estos datos personales puede acabar perjudicando a los usuarios del metaverso de manera muy flagrante, advierte el académico.
“Las experiencias serán mucho más inmersivas, más realistas, con lo que cosas que en las redes sociales ya pueden causar daño, como es el discurso de odio o el acoso, se pueden ver potenciadas. Es imprescindible que se regule este mundo paralelo para que no se convierta en una especie de far west donde no exista más ley que la ley del más fuerte y podamos ser objeto de todo tipo de desmanes y tropelías, con el agravante de que lo estamos viviendo como si fuera una experiencia real. El discurso de odio o el acoso pueden multiplicar su impacto negativo, por lo que el metaverso debe ser regulado para que no todo sea admisible”, subraya el académico.
La frustración, la angustia o la exclusión en el mundo virtual pueden acabar generando traumas reales, de acuerdo con los especialistas.
A pesar de las desventajas, el profesor de la UOC subraya que el metaverso también ofrecerá beneficios importantes para las personas que lo utilicen.
“Abre un mundo muy enriquecedor, porque existirá la posibilidad al alcance de todos los que tengan conectividad de acceder a experiencias que de otro modo para muchos no serían accesibles, como viajes, oportunidades de aprendizaje o socializar con personas de distintas procedencias con una inmediatez y una sensación de cercanía incomparables. También será muy útil para personas que tengan alguna incapacidad sensorial o alguna limitación de movilidad”, indica.
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El metaverso también favorecería la preservación del medio ambiente.
“Probablemente la posibilidad de acceder a experiencias sin movernos del lugar donde estemos nos ahorrará un montón de huella de carbono en términos de viajes, desplazamientos o algunos dispendios”, concluye el docente de la universidad catalana.
El universo paralelo tiene todavía mucho camino por recorrer, por lo que tardará al menos una década en consolidarse plenamente.
“Por un lado, las pantallas deben crecer en resolución y frecuencia de refresco. Por otro, los cascos deberían volverse más cómodos, si queremos pasarnos con ellos varias horas al día. También tenemos que encontrar dispositivos que nos permitan interactuar mejor con los mundos de realidad virtual: los mandos de los que disponemos ahora, así como el reconocimiento de gestos, se quedan cortos si queremos que la tecnología se despliegue entre el gran público”, señala César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC.
Mark Zuckerberg, creador de la red social Facebook y el principal impulsor del metaverso, lo define como un espacio de interacción de máquinas, avatares idealizados y un nuevo mundo virtual donde arte, arquitectura, belleza y ficción se encuentran para socializar, comprar o hacer negocios.
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