Bruselas.— Después del acto de investidura como canciller de Alemania, Angela Merkel contestó a la pregunta de cómo mediría el éxito de su gestión. En lugar de ponerle cifras a la economía y al empleo, como lo hizo su predecesor, Gerhard Schröder , respondió: “Mi éxito lo medirá la gente. Tendré éxito si la gente es feliz”.
Luego de casi 16 años de gestión, está lista para entregar las llaves del gobierno con razones de sobra para mostrarse satisfecha.
Merkel se va con los índices de aprobación más altos que cualquier otro líder mundial actual. De acuerdo con un sondeo realizado por YouGov en seis países, incluyendo Reino Unido , España y Estados Unidos , nadie goza de una opinión más favorable.
La jefa democristiana ha visto pasar cuatro presidentes franceses y estadounidenses, así como cinco primeros ministros británicos y ocho italianos. Su decisión de no buscar un quinto mandato dejará un vacío de poder que tendrá repercusiones más allá de Alemania, dicen expertos consultados por EL UNIVERSAL .
Con su salida, Berlín y Bruselas pierden su carta de presentación diplomática más fuerte, una figura política con habilidades inigualables para gestionar crisis y alcanzar consensos cuando los plazos agonizan. Sus biógrafos, como Philip Plickert, autor de Merkel: Eine kritische Bilanz, comentan que su táctica consistió en decir lo menos posible, en guardar las mejores cartas en mano para lanzarlas al momento indicado sin más riesgo.
También Europa se queda sin la dirigente que más puertas abre en el planeta, como lo demostró durante su última gira global que inició en 2019.
Hija de un pastor protestante, nació en Hamburgo y pasó los primeros 35 años de su vida en la desaparecida República Democrática Alemana ( RDA ), del otro lado de la cortina de hierro.
Estudió física y se metió en política en 1989. A partir de ese momento escaló posiciones en un mundo de hombres, siempre mostrando una estricta disciplina interior con la que da la impresión de tener todo bajo control. Se limitó a sonreír a las cámaras ante el polémico desplante del entonces presidente estadounidense Donald Trump, quien rehusó darle la mano en el Salón Oval.
“Merkel ha sido una líder trabajadora y confiable y pasará a la historia como la primera mujer en ocupar la jefatura del gobierno, la primer persona del Este en ser canciller de la Alemania unida. Son cosas ya escritas en los libros de historia sobre su legado”, sostiene Sudha David-Wilp , subdirectora de la Oficina en Berlín del German Marshall Fund for the United States. “También conforme ella fue creciendo en su posición hizo crecer el estatus mundial de Alemania. Hereda un país muy popular, algo nuevo para los alemanes quienes no estaban acostumbrados por su pasado”.
Quentin Peel, investigador asociado al Programa Europeo del Instituto Real de Relaciones Internacionales Chatham House , señala que Merkel personificó la reunificación del país y garantizó que la aventura funcionaría.
En tanto, Johannes Greubel , politólogo del European Policy Centre, dice que “si tuviera que elegir entre sus legados, el que probablemente sintetiza su mandato es el de estabilidad para Alemania y Europa en tiempos difíciles”. “Durante su Cancillería se enfrentaron múltiples crisis, desde la financiera y de la Eurozona, hasta la migratoria, el Brexit y Covid-19 . En cada una de ellas Merkel mostró calma, firmeza y liderazgo pragmático que se tradujo en estabilidad. Ese fue su mayor legado, mantener la estabilidad frente a distintas crisis”.
A lo largo de su trayectoria no todas las notas fueron excelentes. Los analistas critican la falta de una visión clara y concisa para Europa. Pese a ser una europeísta y atlantista de vocación, Merkel se limitó a apagar los fuegos que amenazaban con paralizar a Europa; los afrontó conforme éstos fueron emergiendo. “Ciertamente fue factor clave de estabilidad durante múltiples crisis, ¿pero usó su posición para actuar y preparar a Alemania y Europa ante los desafíos futuros y el nuevo orden? Ya veremos”, dice David-Wilp .
Peel además le reprocha su inflexibilidad durante la crisis de 2009. Dolor y desesperación en los ciudadanos más vulnerables, fue el precio a pagar por la política de austeridad infligida en Grecia, Italia, España y Portugal. Al final condujo a la estabilidad, pero sembró la semilla del rencor en países de la periferia sur.
Igualmente hace referencia a un pendiente por resolver: la creciente tensión que se vive al interior de la UE entre las naciones que buscan una mayor integración y los gobiernos de derecha, Polonia y Hungría, empeñados en sabotear la unificación. Entre las naciones apegadas al Estado de derecho y aquellas que atacan a la prensa y la independencia del poder judicial. “Aunque siempre estará del lado de los ángeles por la decisión que tomó durante la crisis migratoria de 2015, con abrir las puertas de su país previno un destre humanitario mucho mayor para Europa”, puntualiza.
Europa puede dormir tranquila: el cambio de liderazgo en Alemania no afectará la relación estratégica de Berlín con sus más cercanos aliados europeos como Francia, ni con la Unión Europea. Quedó escrito en piedra a partir del momento en el que Europa no figuró entre los demás del debate electoral.
Las figuras políticas alemanas que se ubican en lo alto de las encuestas de las legislativas federales son garantía del compromiso alemán con la integración europea y la relevancia de la Alianza Atlántica. Tanto el democristiano Armin Laschet como el socialdemócrata Olaf Scholz son europeístas de vocación. Laschet tiene raíces belgas y nació en Burtscheid, una localidad cerca de las fronteras con Holanda y Bélgica, y que se ha beneficiado de los grandes logros de la integración, como la desaparición de los controles fronterizos y la existencia de una divisa única.
“Si bien cada uno tiene ideas muy específicas a escala comunitaria, ambos son europeístas convencidos, por lo que la UE puede esperar continuidad”, indica Greubel.
Nuevos desafíos
Lo que sí habrá de cambiar son los actores y la forma como Europa afronta sus desafíos. David-Wilp sostiene que cuando Washington tiene una pregunta y quiere saber qué piensa Europa, la Casa Blanca se comunicaba primero con Berlín. Esto cambia con la retirada de Merkel, quien ha dirigido desde 2015 la cuarta economía más grande del mundo.
Los vacíos se ocupan y habrá un intento por llenar la vacante de Merkel. Quentin Peel ve en el presidente Emmanuel Macron el primero en la fila por tratar de ocupar el vacío de liderazgo, aunque primero deberá renovar su cargo en el Eliseo en los comicios de abril de 2022.
Otro eventual candidato es el premier holandés, Mark Rutte , quien emerge como el más veterano mandatario entre los 27 tras el abandono de Merkel, pero su trayectoria se ha distinguido por defender primero los intereses nacionales ante Bruselas y después los colectivos.
“Sus zapatos serán difíciles de llenar, no sólo a nivel doméstico, sino europeo. Su capacidad de negociación, sus contactos, pero ante todo su estilo pragmático es algo de lo que muchos carecen. El reto es grande para su sucesor y Europa”, afirma Greubel.
Aunque con la renovación en el despacho de la cancillería alemana, el analista del think tank con sede en Bruselas identifica también oportunidades.
Ve un interés renovado por mayor integración europea y el fortalecimiento de los poderes del Parlamento Europeo. Hay también la sensación de que las pláticas sobre el futuro de Europa podrían conducir a resultados concretos y las ambiciones climáticas europeas conlleven a una transición económica.
Igualmente ve posibilidades para la reactivación del eje francoalemán. Laschet y Scholz se reunieron en la recta final de sus campañas con Macron, lo que se interpreta como una clara señal de la importancia que ambos otorgan a la cooperación París-Berlín.
A diferencia de Merkel, Macron sí ha proyectado una visión estratégica para Europa. Para el mandatario galo, el despertar del continente debe basarse en autonomía energética y de defensa.
Se espera que el plan de Macron tome un nuevo impulso luego de la crisis diplomática entre Austria y Francia por la cancelación unilateral de un contrato para la construcción de submarinos convencionales franceses, para dar paso a una cooperación entre Canberra con Estados Unidos y el Reino Unido, en perjuicio de la asociación con París .
“No importa quién esté en la Cancillería, es claro que la relación franco-alemana será prioridad del próximo gobierno”, asegura Greubel.
Luego de 16 años de Merkelismo, es momento de que Alemania mire hacia adelante y proyecte su visión estratégica de Europa, en un momento en el que su principal aliado, Estados Unidos, está mirando hacia el Indo-Pacífico; Rusia se vuelve más impredecible, y la influencia china es clasificada como “amenaza” por la Organización del Tratado del Atlántico Norte ( OTAN ). “Se abre una ventana de oportunidad, pero la partida de Merkel se va a sentir, especialmente en tiempos de crisis”, destaca Greubel.
Cronología
Angela Merkel lleva 16 años como canciller, pero más tiempo en la política
17 de julio de 1954
Nace en Hamburgo. Su familia se instaló en lo que luego sería Alemania del Este, y ese hecho la marcó para siempre.
1991-1998
Doctora en Física cuántica, ocupa diversos puestos en el gobierno del canciller Helmut Kohl, quien se vuelve su mentor.
Abril de 2000
Es elegida líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) pese a ser protestante. Encamina al partido a una serie de victorias.
22 DE NOVIEMBRE DE 2005
Luego de que la CDU/CSU ganara las elecciones, es designada canciller. Primera mujer de la extinta RDA en acceder al cargo.
29 DE OCTUBRE DE 2018
Tras cuatro mandatos, anuncia que no buscaría la reelección en 2021 como líder de la CDU y dejaría su escaño en el Parlamento.
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