San José

.- Vinculada a la educación superior de México y curtida en la vida real de Cuba , la cubana Anamely Ramos González fue detenida este viernes en la madrugada en La Habana por atreverse a cruzar un límite infranqueable de un inflexible mandamiento político de su país: dentro de la revolución comunista todo, fuera de la revolución comunista nada.

“Me niego a que pasen por encima de mí”, denunció Ramos en un video que subió a una cuenta de Facebook y que grabó segundos antes de salir de una casa en un barrio habanero y ser interceptada en la calle por un agente de la Seguridad del Estado del Ministerio del Interior de Cuba (Minint) y por dos mujeres policías que la condujeron detenida a una patrulla.

La detención de Ramos se registró luego de que la (no estatal) Universidad Iberoamericana, centro de educación superior de la Ciudad de México y regido por jesuitas, alertó en un comunicado sobre la situación de la cubana.

Ramos “ingresó al Doctorado en Antropología en nuestra universidad este año. Debido a las dificultades propias de la pandemia, ella no había podido reubicarse a México. Anamely tiene una larga trayectoria como artista y defensora de los derechos culturales en su país natal”, aseguró la institución.

“Como institución promotora de los derechos humanos, pedimos al gobierno de la República de Cuba salvaguardar la vida y los derechos humanos de Anamely Ramos González y las demás personas detenidas en esta acción oficial”, pidió.

El caso de Ramos, artista y curadora, se registró en medio de una oleada de represión política que el régimen comunista de Cuba agudizó desde mediados de este mes en contra del Movimiento San Isidro (MSI), una organización opositora que funciona en la ilegalidad y la semiclandestinidad en la isla.

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El MSI, que toma su nombre de un barrio habanero, sufrió el arresto de al menos 11 de sus integrantes que exigieron reiterada y públicamente la liberación de uno de sus miembros, un artista identificado como Denis Solís, enjuiciado y condenado a ocho meses de cárcel por desacato a una autoridad.

Al menos nueve integrantes del Movimiento se concentraron en una casa de San Isidro en señal de protesta y con una huelga de hambre desde hace unos 10 días.

En un incesante asedio contra el MSI, el régimen comunista desplegó este jueves por la noche a agentes del Minint y penetró a la casa para arrasar con el nido de la frágil oposición política interna y disolver la protesta de disidentes.

Como parte del operativo, las autoridades detuvieron y luego liberaron a Ramos y a otros opositores. Sin embargo, la mujer fue detenida nuevamente y a este mediodía (tiempo del centro de México) se carecía de informes sobre su condición física y legal.

El régimen cubano, que define a los opositores y disidentes como contrarrevolucionarios y mercenarios pagados por el gobierno de Estados Unidos para intentar destrozar a la revolución gobernante desde 1959, seguía sin pronunciarse sobre la situación. Una proclama cubana de hace casi 60 años fijó un límite político a los cubanos: dentro de la revolución comunista todo, fuera de la revolución comunista nada.

Ninguna fuente oficial cubana estuvo disponible a consultas de EL UNIVERSAL sobre este caso. La oposición política en la isla está constitucionalmente prohibida, ya que la única organización legal—y definida como rector de la sociedad—es el Partido Comunista de Cuba.

De manera diaria, el régimen de La Habana culpa a Washington de todas sus dificultades socioeconómicas por el embargo que EU decretó contra Cuba desde 1962.

Relato de represión

En el video, grabado por el opositor Maykel Osorbo en la puerta principal de una casa, Ramos describió el operativo policial en San Isidro como una “cosa horrible”.

“Ellos entraron a la fuerza disfrazados de médicos y nos sacaron a la fuerza de la casa”, narró.

“Nosotros no estábamos haciendo nada ilegal allá adentro. Y ellos son así. Nos sacaron ilegalmente de allí. No tiene ninguna justificación lo que han hecho”, recalcó.

Los agentes “entraron a la fuerza y sacaron a todo el mundo a empujones”, acusó.

“Me niego rotundamente a seguir en un país así. Me niego a aceptar las reglas del juego que ellos ponen. Ya bastante que se robaron a un país”, insistió.

“No pueden seguir violando los derechos de las personas impunemente, sin que suceda absolutamente nada”, reprochó.

En otra parte, cuestionó: “¿Qué tiene que pasar? ¿Hasta cuándo vamos a llegar?”.

De seguido, se acomodó una mascarilla y salió de la vivienda. “Chao”, dijo.

Al frente de la casa se apostó un vehículo policial.

A unos tres metros, sobre la calle, fue interceptada por un oficial—vestido de civil—que aparentemente le hace preguntas. En diálogo con el hombre, Ramos miró hacia la vivienda, volvió a decir “chao” y siguió caminando hasta que fue alcanzada por dos mujeres—vestidas de policías—que la sujetaron por los brazos y la llevaron detenida a la patrulla.

Con su mano derecha en la que aparentó sostener algo dentro de su chamarra, el hombre levantó su mano izquierda y señaló hacia el automóvil.

Osorbo intentó seguir grabando la secuencia desde la casa, pero el hombre se colocó en la puerta y tapó la escena.

A pesar del silencio y de los desmentidos oficiales, activistas cubanos de derechos humanos denunciaron reiteradamente la represión política en Cuba durante más de 60 años de revolución, con centenares de personas encarceladas desde 1959 por su ideología.

La revolución cubana refutó repetidamente a organizaciones internacionales no estatales de defensa de los derechos humanos que protestaron en los últimos 25 años por la existencia en Cuba de decenas de presos políticos o de conciencia que están encarcelados por un único delito: pensar diferente al régimen gobernante en Cuba .

agv

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