En febrero de 2022, un descubrimiento conmocionó a las autoridades británicas y también a los residentes de un edificio ubicado en un barrio del sur de Londres: se trataba del cuerpo sin vida de Sheila Seleoane, quien se desempeñaba como secretaria médica.
Los restos de la mujer, de 58 años, fueron encontrados en alto grado de descomposición. Aunque el hallazgo del cadáver se dio a inicios de 2022, la realidad es que Seleoane había fallecido mucho antes, en agosto de 2019, según indicaron en su momento los reportes policiales.
Mucho antes de que se confirmara el fallecimiento de Sheila, sus vecinos ya habían notado que algo no andaba bien. A Chantel* -nombre ficticio-, quien vivía justo en el piso de abajo, las señales le llegaron de la mano de gusanos que caían del techo e invadían no solo su sofá, sino también otras estancias de su vivienda.
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“Los tenía en el dormitorio, la sala de estar y el baño. Y más o menos en todos mis muebles. Te sentabas en el sofá y después de un tiempo encontrabas un gusano aplastado. Era como vivir en una película de terror”, relató la residente para la ‘BBC’ en Reino Unido.
Aunque Chantel fue una de las residentes que experimentó en carne propia los signos de alarma, no fue la única. Otra habitante, de nombre Audrey, contó para el medio citado anteriormente que, mientras tomaba el ascensor para dirigirse al tercer piso, percibió un olor desagradable que la “hizo sentir enferma”.
Donatus Okeke, quien residía en el edificio con su esposa Evelyn y sus tres hijos, tampoco fue indiferente al hedor que provenía de la vivienda de Seleoane. “Ni siquiera podíamos dormir en el apartamento. Ni siquiera podías comer porque olía muy, muy mal”, relató el hombre a ‘BBC’.
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Ante la presencia de malos olores y gusanos, los vecinos de Seleoane decidieron llamar a Peabody Housing. Aunque llamaron insistentemente con la esperanza de que alguien investigara la situación, nunca acudió nadie a la residencia. “Seguí llamando diciendo que olía a muerte”, dijo otra habitante al medio mencionado anteriormente.
"Nadie vino”.Las primeras llamadas de alerta por parte de los habitantes de Lord's Court, un moderno bloque de apartamentos ubicado en Peckham (Londres), empezaron a darse aproximadamente dos meses después de la muerte de Sheila.
Para cuando fue hallado el cadáver de la mujer, pocos -o más bien nadie- conocía su nombre. Ni sus atrasos en el pago del arriendo ni la falta de respuesta a las cartas que le enviaban y, mucho menos aún, el corte al suministro de gas fueron señales que incitaron a Peabody a visitar el apartamento para averiguar qué había sucedido con Sheila.
Un informe emitido por Peabody señaló que "parece no haber visto los detonantes, escuchado a los vecinos, o haber unido los puntos”. Entre otras cosas, reconoció no haber puesto “al cliente en el centro de las acciones”, lo que desembocó en un fatídico descubrimiento.
Según reportó The Daily Mail, nadie había visto a la secretaria médica desde agosto del 2019. La última transacción activa de su cuenta bancaria también se registró en ese mismo momento, cuando pagó el valor de su arriendo a través de una cuenta de ahorros a Peabody Trust. Después, en 2020, Peabody solicitó un crédito universal a su nombre, sin antes haber hablado con ella.
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