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Londres.— La primera ministra británica, Theresa May, y el líder opositor, el laborista Jeremy Corbyn, calificaron ayer de “constructivas” las negociaciones para intentar salir del impasse por el Brexit.
“Las negociaciones han sido constructivas. Ambas partes han hecho gala de flexibilidad y se han comprometido a poner fin a la incertidumbre actual en torno al Brexit”, declaró un portavoz de la dirigente conservadora, que precisó que hay un acuerdo para crear un programa de trabajo para “proteger el empleo y la seguridad” de los británicos. Del lado laborista también se tildaron de “constructivas” las conversaciones.
“No ha habido tantos cambios como esperaba”, explicó, sin embargo, Corbyn, quien añadió que las discusiones continuarán hoy.
Al preguntársele si May había atendido su preferencia por una unión aduanera posterior al Brexit con la Unión Europea, dijo: “Tuvimos una discusión sobre eso”.
Hasta ahora, el Parlamento de West-minster no ha aprobado ninguna de las opciones relativas al Brexit: tumbó tres veces el Tratado de Retirada firmado por May con los otros 27 líderes europeos y rechazó todas las alternativas presentadas por los diputados.
Reino Unido debería haber salido del bloque la semana pasada, pero ante la falta de acuerdo la UE le concedió hasta el 12 de abril alcanzar una solución. La primera ministra anunció el martes que pretende pedir otra prórroga en la cumbre europea del día 10, pero si quiere que sea aceptada tiene que decir muy claramente para qué.
Sin argumentos para convencer a los más recalcitrantes euroescépticos dentro de su Partido Conservador, May optó finalmente por tender la mano a su enemigo, una decisión que fue muy mal recibida por una parte de su formación. El diputado conservador Jacob Rees-Mogg, líder del principal grupo euroescéptico en Parlamento, lamentó que se deje el futuro del Brexit en manos de Corbyn, “un marxista notorio”.
Dos secretarios de Estado dimitieron ayer. Chris Heaton-Harris, que estaba al cargo de los preparativos para una eventual salida sin acuerdo en el ministerio del Brexit, afirmó no poder “simplemente apoyar una nueva extensión”. Anteriormente, Nigel Adams, secretario de Estado para Gales dijo en su carta de dimisión que May está cometiendo “un grave error”.
Mientras tanto, un grupo de diputados encabezados por la laborista Yvette Cooper y el conservador Oliver Letwin siguieron adelante con sus planes y el miércoles lograron la aprobación, por 312 votos a favor y uno en contra, de una propuesta de ley por la cual el gobierno está obligado a pedir a la UE una prórroga para evitar una salida sin acuerdo, sea en nueve días o en cualquier otro momento.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirmó: “El 12 de abril es el último plazo para la aprobación del Acuerdo de Salida por la Cámara de los Comunes.
“Si no lo ha hecho para entonces, no será posible ninguna otra extensión corta”, indicó.
La canciller alemana, Angela Merkel, prometió luchar “hasta el último minuto del día para llegar a una salida ordenada”.
El Partido Laborista ha defendido varias veces la necesidad de que, tras el Brexit, Reino Unido permanezca en una unión aduanera con la UE y respete buena parte de las reglas del mercado común europeo para proteger el comercio y los derechos de los trabajadores.
Si el intento de alcanzar un consenso con los laboristas fracasa, May ya anunció que prevé someter a votación del Parlamento “un cierto número de opciones para determinar el camino a seguir”.
El ejercicio ya lo realizaron los diputados en los últimos días por su propia iniciativa y el resultado quedó lejos de solucionar la caótica situación: en dos ocasiones rechazaron todas las alternativas propuestas y la opción que estuvo más cerca de ser aprobada fue la propuesta laborista de una unión aduanera.