Salisbury.— La policía británica identificó a más de 200 testigos y está examinando más de 240 piezas de evidencia como parte de su investigación tras un ataque con una sustancia neurotóxica a un ex espía ruso y a su hija, dijo ayer la ministra del Interior Amber Rudd.

El ex doble agente Serguei Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33 años, “están graves, pero estables” en un hospital desde el domingo pasado, cuando fueron encontrados inconscientes en un banco de la catedral de la ciudad de Salisbury, en el sur de Inglaterra.

Skripal delató a decenas de agentes rusos ante el servicio de inteligencia británico antes de su arresto en Moscú en 2004. Fue sentenciado a 13 años en prisión en 2006 y en 2010 obtuvo refugio en Reino Unido tras ser intercambiado por espías rusos.

Muchos en la política y los medios británicos han especulado con que Rusia pudo haber tomado parte en el ataque contra Skripal, pero Rudd reiteró que es pronto para determinar al responsable. El Kremlin ha negado estar involucrado en el incidente.

Según el Daily Telegraph, Theresa May podría anunciar “sanciones contra Rusia a partir del lunes” mientras que el Times señalaba que Londres discutía con sus aliados estadounidenses y europeos posibles “represalias” que podrían incluir “medidas diplomáticas, económicas y militares”.

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