Carlos Marx tuvo una educación envidiable y privilegiada, iniciada bajo la influencia de su padre, abogado lector de Rousseau, Voltaire y Kant. Marx se formó en este ambiente hasta su primera obra, su tesis doctoral en Filosofía en la Universidad de Jena, que abordaba la comparación de la filosofía de la naturaleza de Demócrito con la de Epicuro. Más tarde, en la Universidad de Berlín, estudió Derecho, Filosofía y, más tarde, en Francia, Economía.
Además del ambiente familiar y social tan favorable a su desarrollo intelectual, su época fue iluminada por las ideas que siguieron a la Revolución Francesa. Su padre, Herschel Levy, quien tuvo que cambiar de religión y nombre al de Heinrich Marx, para ejercer como abogado en Prusia, aplicó el principio de Kant en la educación de sus hijos sobre la autonomía de la persona y el derecho de todos los hombres a participar en los asuntos de Estado. Esa fue una influencia determinante para la formación de Marx como filósofo, economista, historiador y activista político.
Una idea poderosa en su educación en la Universidad de Berlín vino de los discípulos de Hegel, según la cual el desarrollo de las sociedades es permanente y en constante cambio, incluyendo ideas e instituciones. Pero más tarde, a diferencia de Hegel, Marx concluyó que la sola fuerza que determina el cambio es material y económica.
Su materialismo dialéctico es el modelo que utiliza para interpretar los grandes cambios históricos y las transformaciones antes y después del capitalismo, incluyendo las varias etapas de éste.
Es difícil hacer justicia a su obra en una nota tan breve. Por eso enfatizaré lo económico. Para los economistas interesados en la teoría, su análisis del modo de producción capitalista fue lo fundamental de su aportación. Cuando su teoría nació, sin embargo, ya había una fuerte corriente de grandes economistas ingleses que le había precedido y que continuaba en boga y con el desarrollo de temas económicos en constante evolución, desde Adam Smith, David Ricardo y Thomas Robert Malthus, hasta seguidores de ellos. La principal obra de Smith se publicó en 1776; la de Malthus en 1798 y la de Ricardo en 1817. Marx publicó mucho más tarde su primera obra económica, Contribución a la Crítica de la Economía Política, hasta 1859, y el primer volumen de El Capital en 1867.
Al torrente de pensamiento económico ya desarrollado en Inglaterra, el marxismo no se incorporó, pues no respondió en los términos que esa corriente había ya desarrollado a las cuestiones fundamentales que se planteaban en la cuna del capitalismo, tales como valores y precios, la demanda, los salarios, las utilidades y los sistemas de pagos. El marxismo creó su propio nicho, con sus propias incógnitas y por ello debe ser visto como un sistema distinto de pensamiento.
Su énfasis en el modo de producción introdujo una categoría de análisis que hasta entonces no estaba presente en los economistas clásicos, es decir, la diferenciación del modo de producción capitalista de otros modos que existieron anteriormente, incluyendo el feudalismo. Aunque tanto en los clásicos como en Marx el trabajo es la fuente de toda acumulación de medios de producción, el modo marxista de producción tiene características que lo hacen diferente de otros modos de producción. En el capitalismo el trabajador es libre y no esclavo ni siervo y con esa libertad vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Este intercambio tiene lugar en un sistema bien definido de relaciones sociales.
Lo que surge de este intercambio es una lucha de clases, donde el trabajador busca menor jornada de trabajo y el capitalista busca extender la jornada. El salario es fijado objetivamente por la cantidad de trabajo que se requiere para que el trabajador viva y se reproduzca, de acuerdo con las condiciones sociales imperantes.
El modo capitalista en Marx es pasajero, con un lugar en la historia, cuando en Ricardo es permanente, no sujeto al cambio histórico.
Al ligar su análisis económico a los grandes cambios sociales, en Marx el socialismo es una etapa más avanzada del capitalismo, en el cual distinguió sus etapas mercantil, industrial y financiera.
Quizás por su asociación con Engels, Marx se distrajo mucho de su trabajo económico para involucrarse en publicaciones y acciones políticas, incluyendo la publicación, con Engels, del Manifiesto Comunista en 1948, así como muchas otras y discursos para centrales obreras.
Este activismo se explica también por la efervescencia política en Europa, la cual, sin embargo, no llegó a una revolución como la planteada por Marx.
Y fue mucho más tarde, en la Unión Soviética, que las ideas “marxistas” encontraron su aplicación. Esto fue infortunado para el análisis que posteriormente se hizo del modelo económico de Marx, sobre todo por la aplicación dogmática de ideas en la planeación soviética, bajo la dictadura de Stalin.
Marx había planteado el surgimiento del socialismo sólo a partir de una economía industrial evolucionada y no de una economía agraria, como era Rusia al punto de su revolución. Hoy es un hecho el desplome del modelo económico soviético y la reconversión de propiedad estatal a producción privada, tanto en Rusia como en Europa del Este.
En varios sentidos, Marx subestimó la gran capacidad que tiene el sistema capitalista para superar sus crisis y seguir evolucionando dentro del mismo patrón de propiedad privada y libertad para vender y comprar. Es cierto que el actual capitalismo es muy diferente al que conoció Marx y sobre el cual hizo sus estudios, pero lo esencial se ha mantenido.
Si acaso, en los países avanzados hay otros modelos de propiedad que coexisten con la propiedad privada pura, como las cooperativas o, en el modelo estadounidense, la propiedad accionaria parcial para los empleados. La evolución capitalista también ha sido a la manera propia de cada país y hay grandes diferencias entre ellos, las cuales reflejan la historia y la cultura de cada uno. El modelo capitalista tuvo una flexibilidad que Marx no llegó a tratar con suficiente profundidad.
La teoría económica de Carlos Marx es hoy una especialidad y sólo en algunos países y en algunas universidades. No hay duda de que su conocimiento es enriquecedor para los economistas, así como también lo es el de los grandes economistas clásicos, pues muchos de los temas que debatieron siguen vigentes.
Carlos Marx, como los economistas clásicos de los siglos XVIII y XIX tiene un sólido lugar en la historia y la teoría económicas. Y muchas de las cuestiones que plantea siguen hoy ocupando a teóricos muy respetables en todo el mundo, sobre todo cuando trata fenómenos económicos de muy largo plazo.
El segundo centenario de su nacimiento es una buena razón para reflexionar en la importancia de la época en la que surgieron este y otros grandes personajes de la historia.
Analista económico
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