Miles de británicos participaron el sábado en manifestaciones antirracistas en reacción a los disturbios de extrema derecha que sacudieron a Reino Unido durante una semana.
Los últimos enfrentamientos importantes entre la policía y los alborotadores ocurrieron el lunes por la noche, pero la policía sigue en alerta ante el riesgo de que se reanuden las violencias desencadenadas por el asesinato de tres niñas el 29 de julio.
Al final de una semana marcada por una respuesta judicial firme y una primera ola de manifestaciones antirracistas el miércoles, nuevas protestas tuvieron lugar en numerosas ciudades denunciando la violencia xenófoba e islamófobs.
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La más importante reunió a unas 5.000 personas en Belfast, capital de Irlanda del Norte, donde la policía registró varios actos calificados como racistas esta semana.
Una mezquita en Newtownards, al este de Belfast, fue atacada por un cóctel molotov -que no estaba encendido- y vandalizada. La policía trata el incidente como un delito racista.
Aunque las violencias en Irlanda del Norte fueron desencadenadas originalmente por los enfrentamientos en Inglaterra, la policía cree que también son alimentadas por paramilitares unionistas ultraconservadores, en esta provincia con un pasado sangriento, donde las tensiones intercomunitarias siguen vivas.
Se informo de concentraciones con cientos de personas en todo Reino Unido: Newcastle y Manchester (norte de Inglaterra), Cardiff (Gales), Glasgow y Edimburgo (Escocia).
Británicos se reúnen en la sede del partido antinmigración para protestar contra el racismo
En Londres cerca de un millar de personas se reunieron frente a la sede del partido antinmigración y antisistema Reform UK, con pancartas que decían "No al racismo, no al odio", sin que se produjeran incidentes.
Los disturbios fueron los peores en Reino Unido desde 2011 y tuvieron como objetivo principal mezquitas y centros de alojamiento para migrantes.
Estallaron tras el ataque con cuchillo que costó la vida a tres niñas el 29 de julio en Southport (noroeste de Inglaterra), en medio de rumores en línea, en parte desmentidos, sobre el origen del sospechoso, un adolescente de 17 años.
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Las autoridades atribuyen la calma de los últimos cinco días a la respuesta judicial firme, con más de 700 arrestos, 300 imputaciones y primeras condenas a prisión para los alborotadores y personas que incitaron a la violencia vía internet.
El rey Carlos III, hasta entonces en silencio, agradeció el viernes por la noche a la policía por su acción para poner fin "a la delincuencia de unos pocos", elogiando "el espíritu de solidaridad y a compasión" de aquellos que se opusieron a ello.
sg/mcc