San José.— El campesino, maestro y sindicalista peruano José Pedro Castillo Terrones asumirá hoy la presidencia de Perú y, en el festejo del primero de sus mil 825 días como gobernante, apagará las llamas de las 200 velas del pastel para celebrar el bicentenario de la Independencia de uno de los países con mayor inestabilidad política en América.
Tras el jolgorio del ceremonial para asumir el timón de Perú, Castillo, de 51 años, casado, con dos hijos y máster en Psicología Educativa, deberá sentarse sin demora a la silla de mando del Palacio de Gobierno, en el corazón de Lima, para iniciar su quinquenio y aterrizar en la realidad de una nación hundida en las llamaradas de un incendio político y socioeconómico.
El (estatal) Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú (INEI) exhibió la gravedad: por impacto del coronavirus, la pobreza monetaria creció de 20.2% de la población en 2019, de 32.5 millones de habitantes, a 30.1% en 2020, con unos 33 millones, y pasó de 6.5 millones a 9.9 millones. “Perú retrocede 10 años”, describió el (no estatal) Instituto Peruano de Economía (IPE), tras recordar que las cifras de 2020 son similares a las de 2010, cuando la miseria monetaria azotó a 30.8%.
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La pobreza extrema aumentó de 2.9% en 2019 a 5.1% en 2020, con “cifras similares” a 2013, cuando fue de 4.7%, subrayó el IPE, al plantear que uno de los focos rojos de emergencia social está en el desempleo.
“2020 fue un desastre”, afirmó el economista peruano Diego Macera, gerente general del IPE, al narrar que Castillo, del izquierdista partido Perú Libre, enfrentará cuatro situaciones cruciales al empezar su tarea: seguir con la vacunación contra el Covid-19, reducir el desempleo, recuperar la confianza de los inversionistas y resolver la ingobernabilidad crónica.
Datos oficiales mostraron que, al primer trimestre de 2021, el desempleo fue de 7.5%, con 1 millón 324 mil 400 personas sin trabajo, en un país con una población económicamente activa de unos 17.6 millones. “Urge reactivar el empleo y la confianza del inversionista. La recuperación económica pasará por los mensajes de tranquilidad y estabilidad de Castillo a los inversionistas”, dijo Macera a EL UNIVERSAL.
Con el cobre como principal producto peruano de exportación, en minería hay dudas sobre Castillo porque “habló de mayor carga impositiva y nacionalizaciones. Ojalá eso [la estatización] esté descartado”, alertó. “Será clave que abandone la idea de [convocar a] una Asamblea Constituyente, que agregaría gran incertidumbre a la economía. Las reformas pueden hacerse con la Constitución Política: reemplazar toda la Carta Magna es una pésima idea”, adujo.
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Sobre la ingobernabilidad crónica de Perú, con cuatro presidentes de marzo de 2018 a noviembre de 2020, Macera alegó que “es muy difícil que el país logre consensos en políticas públicas con inestabilidad, volatilidad y malas relaciones entre Congreso y Poder Ejecutivo”.
Obligado a reconstruir los nexos con el Congreso, Castillo caminará sobre el mismo precipicio político de tres de sus predecesores —Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), Martín Vizcarra (2018-2020) y Manuel Merino (10 a 17 de noviembre de 2020)— y con riesgo de fracasar. Francisco Sagasti, inmediato antecesor de Castillo, soportó una complicada gobernanza —incluyendo el distanciamiento con el Legislativo— por ocho meses y 11 días.
De la primera ronda electoral, el 11 de abril pasado, Castillo salió en minoría con 37 de los 130 escaños. El Congreso quedó sin mayorías y los restantes 93 se repartieron entre ocho partidos.
A la segunda vuelta, realizada el 6 de junio entre la derechista Keiko Fujimori y Castillo, le siguió el desconcierto electoral. Castillo fue oficialmente proclamado vencedor el 19 de julio, aunque Perú salió golpeado de la prolongada puja. “La posibilidad de un golpe militar parece remota”, reconoció la estadounidense Jo-Marie Burt, profesora de la Escuela de Política y Gobierno de la (estatal) Universidad George Mason, de EU, y experta en Perú. “Pero un escenario posible es que los diversos partidos de derecha en el Congreso se unan para forzar la salida de Castillo de la presidencia, valiéndose de la cláusula de ‘incapacidad moral’ de la Constitución, que requiere sólo 87 de 130 votos congresales”, advirtió a este diario.
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La también investigadora de Washington Office on Latin America (WOLA) previó que la clase política tradicional intensificará su “postura hostil” hacia Castillo y creará presiones que llevarían al país “a un punto de quiebre”.
Al recordar que “la verdadera prueba” de la habilidad de Castillo “para navegar en aguas turbulentas” comenzará hoy, Burt anticipó: “Se avecinan tiempos más turbulentos para Perú”.