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Malala Yousafzai
, la activista paquistaní defensora del derecho de las mujeres a la educación, que casi paga con su vida por esa lucha, contrajo matrimonio.
En sus redes sociales, Malala , de 24 años, anunció que “hoy marca un día precioso en mi vida. Asser y yo nos unimos para ser compañeros de vida. Celebramos una pequeña ceremonia en casa en Birmingham, con nuestras familias. Por favor, envíennos sus oraciones”, escribió Malala.
“Estamos emocionados de caminar juntos el camino por delante”, añadió.
Malala
se convirtió, a los 17 años, en la ganadora más joven del premio Nobel de la Paz, por su licha de años “por el derecho de las niñas a la educación” y por mostrar “con su ejemplo, que niños y jóvenes también pueden contribuir a mejorar su propia situación”.
Entre 2008 y 2009, ella escribió un blog en la web de la cadena británica BBC sobre ese tema, lo que catapultó su fama en Paquistán, donde vivía en el valle de Swat, bajo dominio talibán. Burlando la prohibición de los talibanes, ella y otras niñas asistían a la escuela.
Sin embargo, en octubre de 2012, cuando volvía de la escuela a su casa en un autobús con otras 15 niñas, dos hombres se subieron al vehículo, preguntando por ella y, al identificarla, le dispararon. Las balas impactaron en la cabeza.
La niña fue llevada a un hospital de Rawalpindi, pero luego fue trasladada a Reino Unido, en parte por miedo a que los talibanes intentaran matarla en la clínica.
A partir de ahí vino una lenta recuperación, con una serie de cirugías, aunque en su rostro aún son visibles las secuelas del atentado. Malala y su familia se quedaron a vivir en Reino Unido.
Autora del libro “Yo soy Malala”, su autobiografía, la boda de la joven, graduada de la Universidad de Oxford, resulta sorpresiva, dado que apenas en julio pasado dijo a la edición británica de la revista Vogue.
“Aún no entiendo por qué la gente se tiene que casar. Si quieres tener a una persona en tu vida, ¿por qué tienes que firmar papeles de matrimonio? ¿Por qué no pueden ser simplemente una pareja? Mi madre me dice… ‘¡No te atrevas a decir nada parecido! Tienes que casarte, el matrimonio es hermoso’”.
agv