Nueva York.— El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sorprendió ayer a propios y extraños.
Primero cuando después del mediodía anunció su llegada a Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) y posteriormente, durante su discurso en el que denunció que su país es víctima de una “agresión permanente”, al tiempo que mostró su disposición de reunirse con el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, y “estrecharle la mano” para dialogar de todos los temas que sean necesarios.
“Le ratifico desde esta tribuna que, a pesar de las inmensas diferencias históricas, de las inmensas diferencias ideológicas, de las inmensas diferencias sociales (...) a pesar de todas las diferencias que pudieran considerarse abismales (...) yo estaría dispuesto a estrechar la mano del presidente de Estados Unidos y tratar los asuntos de las diferencias bilaterales, los asuntos de la región”, dijo.
La presencia de Maduro en la ONU marcó la jornada, con una participación que se confirmó de última hora a través de un tuit del propio líder venezolano desde el avión presidencial, antes de aterrizar en Nueva York.
Durante toda la mañana circuló la versión en el edificio de Naciones Unidas de una inminente reunión entre Trump y Maduro ayer mismo, e incluso medios colombianos pusieron hora concreta. La Casa Blanca negó que fuera así, pero el magnate, cuestionado por periodistas, aseguró que estaba dispuesto a verse con su homólogo en cualquier momento.
“Claro que estaría abierto a ello, estoy dispuesto a reunirme con cualquiera”, dijo Trump en la sede de Naciones Unidas. “Vamos a cuidar a Venezuela, y si él está aquí y quiere reunirse, no estaba en mis planes, no estaba en mi mente, pero si puedo ayudar a la gente, estoy aquí para ello”, declaró.
Maduro, quien dudaba en asistir a la ONU por cuestiones de seguridad, no titubeó en abrazar la buena voluntad expresada por EU. “Son los diferentes los que deben dialogar”, dijo Maduro para justificar un posible futuro encuentro entre dos líderes en las antípodas ideológicas, y que se han atacado constantemente.
De hecho, en esta edición de la Asamblea General de la ONU, EU y Venezuela intercambiaron insultos, amenazas y descalificaciones, especialmente por las discrepancias por la crisis humanitaria y de migración que se vive en el país sudamericano.
Washington, esta semana, insistió en que no descarta una intervención militar contra Caracas para tumbar el régimen de Maduro, a lo que los venezolanos respondieron que cualquier intento de instigar un golpe de Estado sería peor que la derrota que sufrió EU en Vietnam.
Maduro, desde el púlpito del multilateralismo, se presentó ante un hemiciclo prácticamente vacío —en parte por la hora en que tuvo lugar su discurso, uno de los últimos de la jornada— con la intención de “decir su verdad” sobre la realidad venezolana, y contrastar su visión con las “arremetidas más infames y bochornosas” que según él ha sufrido su país. Principalmente, por culpa de Estados Unidos y países “satélite” que actúan “arrodillados [a EU] y mancillan el honor de los pueblos que dicen representar”, dijo.
A pesar de la invitación al diálogo con Trump, Maduro no cesó en su crítica feroz contra Estados Unidos, país al que acusó de “acosar” y “agredir permanentemente”, en todas las vertientes —“política, económica, diplomática”— y de todas las formas posibles.
Una Unión Americana que, en su opinión, persiste en tácticas “esclavistas y neocoloniales” contra América Latina, y que está imponiendo un relato mediático de que hay una crisis migratoria en Venezuela para ocultar la que según Maduro es la “verdadera crisis migratoria”: la de centroamericanos que tratan de llegar a EU, pero que se encuentran un “muro de contención” en la frontera.
Durante su discurso insistió en varias ocasiones en que Venezuela es víctima de una agresión permanente en lo económico y lo político.
Dijo que su país “cree en otro mundo”, al referirse al grupo de los Países No Alineados, e insistió en que debe existir la alternativa al capitalismo.
Asimismo, Maduro pidió a las Naciones Unidas crear un organismo independiente que investigue el supuesto intento de asesinato del que fue víctima a principios de agosto, y que depure responsabilidades de los países que ampararon a los presuntos autores, entre los que citó a México.
Por la mañana, seis países del hemisferio (Argentina, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y Canadá) hicieron pública la carta que enviarán a la Corte Penal Internacional para que investigue si se están cometiendo crímenes de lesa humanidad en Venezuela.