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París.— El mandatario centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen lanzaron ayer el ataque final para movilizar a su electorado y convencer a los indecisos, en las últimas horas de campaña presidencial antes del balotaje del domingo.
“Los franceses, con Emmanuel Macron, estarán condenados a cadena perpetua”, aseguró Le Pen en un mercado de su bastión del norte de Francia, en referencia a la propuesta estrella de su rival de atrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años.
La candidata de Agrupación Nacional (RN), que propone adelantarla a 60 años en algunos casos, ha centrado su campaña en suavizar su imagen y en presentarse como la defensora de las clases populares, ante el “presidente de los ricos. Es Macron o Francia”, advirtió.
Marine Le Pen ha logrado “avanzar enmascarada”, pero “los fundamentos de la extrema derecha están ahí”, reiteró su rival de La República en Marcha (LREM), asegurando que sus propuestas sobre el poder adquisitivo “no son viables”.
La eventual pérdida de poder adquisitivo es la principal preocupación de los electores franceses en la elección presidencial, cuya campaña estuvo marcada además por la guerra en Ucrania, el aumento de los precios de la energía y de la inflación.
Pero más allá de la cuestión económica, los casi 49 millones de franceses que irán a las urnas deben elegir entre dos modelos de sociedad y relación de esta potencia económica y nuclear con el resto de países del mundo.
Macron avisó contra el exceso de confianza: “Pocas horas antes del Brexit, millones de personas lo dieron por hecho y no consideraron necesario ir a votar. Lo mismo sucedió con la elección de Donald Trump. Al día siguiente se despertaron con disgusto”, afirmó el mandatario en una entrevista a la televisión BFMTV.