El presidente de Francia, Emmanuel Macron , y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, fueron las personalidades más destacadas en el palco del Estadio Olímpico de Tokio durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos , en la que la presencia de dignatarios extranjeros se redujo al mínimo.
Macron estuvo presente en la celebración después de reunirse con el emperador de Japón, Naruhito, y como único líder del G7 presente en la apertura de los Juegos tokiotas, después de los cuales Francia tomará el relevo para la cita olímpica de 2024.
La primera dama estadounidense encabezó por su parte la delegación de este país, además de participar en otros encuentros con autoridades niponas y con el equipo olímpico nacional.
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Únicamente unos 950 asistentes VIP, entre los que se encontraban miembros de la organización y de los patrocinadores, estuvieron presentes en el estadio, después de que los anfitriones decidieran recortar al máximo las comitivas con motivo de la pandemia.
Entre otros asistentes estaban también el primer ministro mongol, Luvsannamsrai Oyun-Erdene; la vicepresidenta sudanesa, Rebecca Nyandeng De Mabior, el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi; y el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Otras figuras destacadas fueron el exsecretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, recién reelegido para liderar el Comité Ético del COI, o el Gran duque Enrique de Luxemburgo.
En el desfile inaugural de la ceremonia participaron unas 6 mil personas entre atletas y otros "invitados de honor", ante la presencia de unos 3 mil 500 acreditados de medios de comunicación.
El emperador Naruhito, que ejerce como patrón honorífico de los Juegos, fue el encargado de declarar oficialmente el inicio de las trigésimos segundas olimpiadas, después de los discursos del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, y de la responsable del comité anfitrión, Seiko Hashimoto.
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