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El rey británico Carlos III fue el invitado de honor de una suntuosa cena en el Palacio de Versalles este miércoles, en el primer día de su visita oficial a Francia para confirmar la alianza entre ambos países pese al Brexit.
El monarca y su esposa, la reina Camila, llegaron sobre las 20H00 (18H00) al palacio de Versalles, símbolo de la realeza francesa y de la sangrienta revolución republicana de 1789, donde fueron recibidos por el presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte.
El saludo entre las parejas fue cálido, y la "primera dama" francesa volvió a saludar a Camila con dos besos e incluso la ayudó a recolocar la capa de su vestido, de la casa francesa Dior, dos gestos impensables con la difunta reina Isabel II.
Prevista en marzo, la primera visita de Carlos III al extranjero desde su ascenso al trono en septiembre de 2022 tras la muerte de su madre Isabel II debía ser a Francia, pero un conflicto social le obligó a retrasarla. Finalmente, el primer viaje fue Alemania.
Pero la apretada agenda original en París y la ciudad de Burdeos (suroeste) se mantiene en gran medida sin cambios.
Por la tarde, políticos, empresarios y diplomáticos de ambos países, así como celebridades como el actor Hugh Grant, la actriz Charlotte Gainsbourg o el cantante Mick Jagger, entre otros, desfilaron por la alfombra roja colocada en Versalles.
La cena, con langosta azul, ave de corral de Bresse y 'macaron' a la rosa como postre, tiene lugar en la Galería de los Espejos, donde Isabel II ya fue agasajada durante un almuerzo en 1957.
El menú incluía langosta azul y cangrejo, seguidos de aves de corral de Bresse y un gratinado de setas cep preparado, respectivamente, por los chefs franceses Anne-Sophie Pic y Yannick Alléno. Ambos han sido galardonados con tres estrellas Michelin. Los quesos fueron el francés Comté y el británico Stichelton. De postre, el mundialmente famoso pastelero Pierre Hermé preparó su galleta de macarrones de rosa, hecha con crema de pétalos de rosa, frambuesas y lichis.
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Bienvenida en el Arco del Triunfo
Bajo el agradable cielo azul de París, el anfitrión Emmanuel Macron y su esposa dieron la bienvenida en la tarde a la pareja real en el Arco del Triunfo, iniciando así una visita de tres días en el país galo.
Los jefes de Estado recorrieron a continuación la icónica avenida de los Campos Elíseos a bordo de un descapotable desde el que saludaron a miles de curiosos, rumbo al Palacio del Elíseo, donde se reunieron.
Al término del encuentro, Macron y Carlos III caminaron hasta la cercana embajada británica, deteniéndose a saludar a los parisinos que esperaban tras las vallas de seguridad, algunos gritando: "¡Viva el rey!".
"Tiene el listón muy alto", afirmó Ellie, una enfermera australiana de viaje por Europa. "La reina Isabel era una persona más cercana al pueblo que él".
"Se trata del rey Carlos, que hasta hace poco más de un año era aún el príncipe Carlos, poniéndose a sí mismo en el escenario internacional como un líder público", dijo el historiador real Ed Owens.
Para el experto en realeza, el soberano de 74 años abordará durante el viaje sus preocupaciones sobre el clima y el medio ambiente, "en sus propios términos". Esta cuestión protagonizará sobre todo su segunda jornada el jueves en París y su visita a Burdeos el viernes.
El viaje del rey, que mantiene una muy buena relación personal con Macron, se ve también como una estrategia de 'soft power' del primer ministro británico, Rishi Sunak, para restablecer las relaciones entre ambos países.
"Contexto de estrechamiento de los lazos"
La salida del Reino Unido provocó tensiones políticas a ambos lados del canal de la Mancha sobre la pesca o la migración, entre otras, y el presidente francés tuvo una relación especialmente complicada con el exjefe de gobierno británico Boris Johnson.
"La visita llega en un contexto de estrechamiento de los lazos entre el Reino Unido y Francia", se felicitó la presidencia francesa. Los dos países deben festejar en abril los 120 años de la Entente Cordiale, que puso fin a siglos de conflictos entre ambos.
Para el historiador Fabien Oppermann, "cada vez que se ha querido marcar una relación privilegiada con Inglaterra, ha habido una recepción en Versalles", como en 1957, un año después de la crisis del Canal de Suez.
Pero, en un contexto de inflación, este banquete podría afectar a la imagen de Macron, seis meses después de la crisis abierta por su impopular reforma de las pensiones.
Las autoridades movilizaron a 8 mil policías y gendarmes y serán hasta 12 mil el viernes, cuando la visita del rey coincida con la del papa Francisco a Marsella (sureste).
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