El presidente francés, Emmanuel Macron, iniciará el viernes una ronda de consultas con todos los grupos políticos de la nueva Asamblea Nacional y del Senado, un proceso que le servirá para designar finalmente a un nuevo primer ministro, si bien el Elíseo no se impone para ello un calendario o fecha límite.
"El presidente aborda las consultas con la voluntad de que pueda haber un diálogo leal, sincero y que esas consultas sean útiles al país", manifestaron este jueves fuentes del Elíseo en vísperas de la primera de las reuniones, que tendrá lugar por la mañana entre el presidente y la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP).
El orden de recepción se hará en función de la representación de los bloques en el legislativo, motivo por el cual NFP será el primero en acudir al Elíseo al haber obtenido el mayor número de diputados -193 junto a otros aliados de izquierda- en las elecciones legislativas de julio pasado, si bien se mantiene muy lejos de la mayoría absoluta de 289 escaños que permite gobernar con comodidad.
Los representantes del NFP -que está integrado por el Partido Socialista (PS), la más radical La Francia Insumisa (LFI), los ecologistas y los comunistas- acudirán a la reunión con Lucie Castets, la candidata que han propuesto de manera conjunta para suceder al macronista Gabriel Attal en la jefatura del Gobierno.
La izquierda exige desde las elecciones a Macron -ya que en Francia el presidente es quien nombra al primer ministro, si bien la Asamblea Nacional tiene luego la capacidad de tumbarlo mediante moción de censura- designe a un líder del Ejecutivo de entre sus filas y le acusa de ignorar el veredicto de las urnas.
"La inacción del presidente de la República es grave y perniciosa", manifestaron tanto Castets como los jefes de los cuatro partidos que integran la coalición, en una carta conjunta difundida hoy.
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En ella insistieron en que la negativa de Macron a nombrar un primer ministro hasta ahora, con tregua olímpica incluida de por medio, evidencia su deseo de prolongar sus políticas, que tacharon de "injustas" y de autoritarias. Además, según ellos, "da la impresión de que el voto no sirve de nada".
Pero Macron advirtió ya en una carta en julio pasado que no consideraba que hubiera un ganador real de las pasadas elecciones, ya que ningún bloque quedó en posición de gobernar en solitario, e invitó a los partidos a dialogar para crear una mayoría estable antes de designar un nombre.
Fuentes del Elíseo volvieron a incidir hoy en esa filosofía, al explicar que el presidente busca con esta ronda de conversaciones "que Francia pueda dotarse una mayoría para construir, no para destruir".
"El veredicto de urnas del 7 julio lleva a cambiar la lógica y a entrar en una lógica más bien de coaliciones", se señaló también desde la Presidencia.
Es algo complicado, añadieron, ya que Francia, a diferencia de otros países, tiene "un paisaje y cultura políticas acostumbrados a las mayorías".
Por ello "no se puede dar una fecha" respecto a cuándo habrá un nuevo primer ministro, matizaron.
Mientras tanto, el Gobierno actual, que presentó su dimisión a mediados de julio, continuará en funciones liderado por Gabriel Attal.
Pese al ritmo reflexivo impuesto por Macron, ese Ejecutivo solo tiene capacidad de manejar los asuntos corrientes, lo que impone una parálisis política incompatible con asuntos cruciales como la elaboración de los nuevos presupuestos del año próximo.
Tras la reunión con el NFP de mañana, el presidente francés recibirá a los diputados de su propio grupo político.
El lunes será el turno de la extrema derecha de Marine Le Pen, que es la tercera fuerza de la Asamblea Nacional gracias a la eficacia de un cordón sanitario que Macron, a pesar de la recepción en el Elíseo, también busca reeditar para las posibles coaliciones de gobierno.
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